No soy fanática del facebook, lo cual no sé si es bueno o es malo, pero no soy de las que pasa horas conectada a la red social. Tampoco entro a hurgarle la vida a nadie, ni veo fotos. Pero, hoy casualmente me dio por demorarme algo más del minuto y medio, que permanezco a diario en la conocida red social. Vi una foto de mi sobrinita y lo recalco "so-bri-ni-ta" , que decía algo así como "no sabes cuánto te quiero" .
La niña, ¡sí, le dije niña. No importa que tenga la edad que tenga, es mi niña! se ve parada –muy cerquita para mi gusto- de un muchachito quien supongo será quién motivó el comentario.
Me dio risa, me dio ternura y me dio terror. ¡Pánico! ¿Por qué?, pues la niña ya está grande: tiene novio, lo cual significa que ya vienen los primeros despechos, desamores y rupturas amorosas y, para mí, mis sobrinitas eran niñas eternas, jugando con muñecas que no tendrían que pasar por eso. Ah, otro detalle: si ella está grande y tiene novio, pues ¡yo estoy más vieja!
Uno cree que los niños no crecen, que siempre estarán chiquitos. Cuando pienso en mis sobrinas, las rememoro como las tres niñas que dejé hace siete años en Venezuela y resulta que crecieron, que son jóvenes bellas y con una vida por delante, que toman sus propias decisiones y acarrean las consecuencias de las mismas.
Ver la foto de la niña, junto al que me imagino será su galancito, me enterneció tanto que me puso hasta reflexiva. Ahora entiendo aquello de que el tiempo pasa volando y, precisamente como vuela es que debemos aprovechar cada minuto, sobre todo con nuestros seres queridos, con nuestros hijos, quienes pasan de gatear a correr y caminar en menos de lo que nos damos cuenta.
Cuando hablo con mi hermano por teléfono, siempre le pregunto por "las niñitas" y él, me responde que están bien, que si esto que si lo otro; es decir, en su corazón y ante sus ojos, siguen siendo unas niñas. No me quiero ni imaginar su cara si ve la misma foto inocente que vi yo. Al menos, me tranquiliza saber que él no tiene facebook.
Imagen vía facebook