Sabemos que la convivencia en familia representa grandes retos y para poder tener límites sanos en casa existen normas que son imprescindibles. Estas deben estar presentes tanto en la mente de tus hijos como en su corazón porque en realidad se trata de que cumplan cada indicación con convicción. Así desarrollan un sentimiento genuino de amor y empatía con la intención de querer estar bien con todos. Es decir, las reglas no deben sonar a algo que se “debe” hacer, sino que se invita a hacer para que después “quieran” cumplirlas y es aquí donde está el reto. Esto incluye la cooperación que implica el trabajo en equipo y no importa qué tan pequeños sean ya que si les inculcas todo esto que te voy a compartir desde la edad de la esponja verás como los favorecerá toda su vida.
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Cada norma les da un norte importante a tus hijos ya que de esta forma tendrán un sentido marcado en su brújula externa que después se convertirá en su brújula interna. Es necesario que conozcan cuáles son las fronteras que delimitan su conducta y para ello nadie mejor que mamá y papá para mostrárselas de forma amorosa y con determinación.
Las reglas son parte de la vida y la armonía en toda sociedad. Tus hijos pasarán por un largo proceso de tu mano para comprender que muchas veces es necesario apegarse a una indicación debido a que esto es favorable para todos. De esta manera evitarás que se conviertan en personas egoístas o incluso poco tolerantes. Así que pon atención a esto que te comparto.
Regla 1: Es la más importante ya que deben saber que todo privilegio es equivalente al nivel de colaboración en casa.
Esto no es un condicionamiento, solo es parte de la vida misma y aunque se parece a la frase que dice "todo lo que quieres te lo tienes que ganar", va mucho más allá de una concepción de mero intercambio. En realidad, tiene que ver con que la contribución en casa y el trabajo en equipo generan una sana convivencia que al mismo tiempo permite tener momentos para disfrutar. Esta es la consecuencia natural de seguir la estructura acordada como familia. Entonces, si cada miembro en casa cumple con las responsabilidades que le toca, eso tiene un efecto dominó que permite ejercer todos los privilegios. En el caso de los niños hablamos del juego, los ratos de dispersión, etc. En el caso de los adultos de los momentos de descanso y diversión.
Consejo: Haz la siguiente reflexión: "Dame las razones por las que hoy puedes hacer uso de tu privilegio".
Más allá de comenzar con un sermón que te aseguro no van a escuchar sino a oír, lo mejor es que los invites a la reflexión. De hecho, te sugiero que si tus hijos son muy pequeños coloques en una pizarra todas las normas pertinentes de la semana y que ellos mismos pongan una carita feliz, una estrellita o lo que ellos elijan cuando la cumplieron y que dejen el espacio en blanco cuando no la cumplieron. Ellos pueden tener así un referente visual que les ayude a comprender que quizá ese día no podrán jugar hasta que no recojan su habitación. Sin embargo, puedes decirles: Puedes jugar cuando en esa pizarra hayas dibujado la carita feliz, no si tu habitación está en desorden, así ellos sabrán que primero deben colaborar para jugar.
Regla 2: Las normas son democráticas y todos deben estar de acuerdo en ellas.
Aunque tú y papá son los que deciden cuáles son los límites necesarios para demarcar en casa, todos deben participar en ello sin que esto se convierta en un juego de poder. Es decir, para que no te confundas, ustedes como padres serán las figuras de autoridad siempre, aunque eso no significa que tengan que caer en la frase tradicionalista de: “Lo haces porque lo digo yo”. Al contrario, es importante que tus hijos estén implicados en el porqué y el para qué de cada indicación. Es necesario que tengas la paciencia suficiente para explicarles según su nivel de comprensión, a través de cuentos, por ejemplo, porqué cada norma en casa es importante. En este caso, ellos deben proponer y sobretodo elegir entre muchas normas que tú les puedas plantear por ejemplo desde esta perspectiva: Entre esta actividad y ésta otra, ¿cuál elijes?
Consejo: Haz una pequeña reunión familiar y utiliza una pizarra o rota folio para que todos puedan colaborar.
Es como una pequeña junta de equipo en familia, donde papá y tú son los líderes principales que al mismo tiempo están tomando en cuenta las sugerencias del equipo que en este caso son tus hijos. A través de ideas pueden opinar o dar sugerencias de actividades y horarios para la cooperación que se requiere de todos en casa. Recuerda que la estructura les dará las bases seguras de estar guiados por una brújula que los llevará por el camino adecuado y que además les ayudará a sentirse parte del proyecto de normas en casa. Tu das las bases sobre varias opciones y se trata de que ellos elijan entre esas opciones. Lo importante es que ellos vayan anotando la actividad elegida para que sea parte de su decisión y se sientan comprometidos a llevarla a cabo.
Regla 3: Los problemas se resuelven platicando y evitando los gritos.
Esta es una norma de convivencia básica en todo tipo de entorno. Todos sabemos que dejarnos llevar por las emociones es una reacción y no una respuesta. Así que la tarea más importante para poder ayudar a que nuestros hijos pequeños cumplan con esta norma es apoyarlos para que aprendan la autorregulación y la primera muestra de ello debe provenir de ti. Si papá, tú o el cuidador que los acompañe durante la mayor parte del día tiene formas inadecuadas de manejar la frustración, es evidente que los niños aprenderán lo mismo y lo llevará a cabo por imitación. Es por ello por lo que la norma primero debe ir hacia ti misma. De lo contrario es algo que no podrán cumplir fuera de la congruencia.
Consejo: Acompaña a tus hijos en sus momentos de autorregulación y enséñales a ser tolerantes a la frustración.
Es importante que no evites ver este consejo como una sugerencia para reprimir las emociones de tus hijos. Mi intención no es que les digas que no lloren o que no se sientan enojados, al contrario, es un proceso natural que necesitan aprender a gestionar. Te ayudará mucho más el que les digas que comprendes su molestia, que tú en su lugar te sentirías igual. Sin embargo, no puedes escucharlos si gritan. Así que tendrán que desahogarse primero, quizá saliendo a caminar o respirando un poco. Lo mejor es hablar cuando estén tranquilos para que puedan llegar a buenos acuerdos.
Regla 4: Tratemos a los demás como nos gustaría ser tratados.
De esta forma les enseñas el respeto y por lo tanto también la empatía. Son dos enseñanzas indispensables para la vida y la conexión con otros seres. Para ello, es muy importante que dejes claro que las emociones son naturales y que todos podemos enojarnos, estar tristes, sentirnos alegres e incluso rechazar cosas o situaciones que no nos gustan. Sin embargo, podemos gestionar nuestras emociones, siempre respetando y evitando dañar a otros por falta de control emocional. Los niños pequeños tienden a ser poco tolerantes a la frustración, es parte de su desarrollo, por ello tu acompañamiento en la autorregulación es imprescindible. Cuando tus hijos no cumplen esta norma, es importante que la consecuencia lógica sea en función de lo que te estaban pidiendo. Si querían jugar o hacer algo y no supieron pedirlo adecuadamente, no podrán tener ese privilegio debido a la forma de comunicación que utilizaron.
Consejo: Ayúdalos a comprender esta norma a través de un cuento o una película que trate la empatía
Para que tus hijos vayan internalizando esta regla que les servirá durante toda su vida, es importante que vayan integrando e incorporando el concepto de empatía. Existen muchos cuentos infantiles y si ya son más grandes puedes utilizar un filme de manera pedagógica, con la intención de analizar la historia haciendo preguntas y permitiendo que ellos te pregunten también a ti. Puedes encontrar fábulas muy interesantes que tratan estos temas y que de esta forma podrán comprender mucho mejor.
Regla 5: En casa es importante utilizar las tres palabras mágicas: Saludar, decir por favor y gracias.
Aunque pareciera una imposición sin sentido, la amabilidad siempre abre puertas ya que tiene que ver con las formas en cómo aprendemos a reconocer la existencia del otro. Si les decimos a nuestros hijos que deben saludar porque sí, sin explicarles la importancia que esto tiene para sentirnos tomados en cuenta, o si les decimos que decir por favor y gracias es por “buena educación”, no estarán comprendiendo el trasfondo tan importante de estas acciones que tienen que ver con la consideración y la gratitud genuina.
Consejo: Los hábitos se construyen con la repetición, por ello es importante poner carteles en casa a manera de recordatorio.
Algo que a mí me funcionó mucho cuando mis hijos eran pequeños fue poner pegatinas en ciertos espacios de la casa y cada uno de ellos dibujaba al personaje de los buenos días, buenas tardes y noches, También había dos personajes que ellos se inventaron del por favor y gracias. Esta idea la saqué de un libro de cuentos que aún conservo llamado: “El libro de las virtudes para niños”, donde hay una historia llamada “Por favor” y se trata de un pequeño duendecillo que tenía que salir de la boca de los niños para poder respirar. Lo que yo hice junto con mis hijos y papá fue colocar las pegatinas con el dibujo y con una pequeña leyenda que decía no olvides dejarme salir para respirar.
Regla 6: Es importante hablar con la verdad y ser sinceros.
Empezando por mamá y papá es muy importante evitar las famosas mentiras piadosas. Te sugiero que si hay algo que te gustaría que tus hijos no supieran por su etapa o porque los estás protegiendo, lo mejor es que no hables de ello cuando estén cerca, evites hacerlo con claves o símbolos porque ellos lo notarán de inmediato. Entre los tres y los nueve años, tu pequeño puede aprender el hábito de la sinceridad y darse cuenta del valor que ello tiene. Aunque la fantasía está presente, ellos notan la diferencia entre lo que imaginan y la realidad. Evita fomentar este hábito desde el sentimiento de culpa y transmíteles la conciencia clara de lo que una mentira puede provocar como la desconfianza, por ejemplo. En este caso hablar de la fábula de Pedro y el lobo te será de gran utilidad.
Consejo: Hazle saber que es preferible que te cuente la verdad porque eres la única persona que lo puede ayudar pase lo que pase.
Para que tu hijo confíe en ti es muy importante que te vuelvas una madre confiable y siempre le respondas con sinceridad según su nivel de comprensión como te lo comenté en el punto anterior. Además, es importante que no uses en su contra lo que te cuenta y que a pesar de que cuando miente, sabe que eso tendrá una consecuencia lógica, será de común acuerdo y no por ello te enojarás con su ser entero. Puedes estar molesta con la conducta, pero dile que a él lo quieres y lo sigues admirando igual. Hazle saber que contigo cuenta y que pase lo que pase siempre le ayudarás a resolver cualquier cosa que le inquiete y por la que sienta que debe mentir. Cuando te confiese la verdad, hazle saber lo mucho que aprecias su honestidad y así notará la diferencia y que eso no te hace dejar de quererlo.
Regla 7: Es importante pedir permiso para utilizar las cosas que no son nuestras.
Esta es una norma de convivencia básica que ayuda a tus hijos a diferenciar las fronteras entre lo que les pertenece y lo que necesitan respetar porque es de otros. No significa que no puedan compartir las cosas en casa, sin embargo, es necesaria la consideración y no trasgredir espacios. Es el principio fundamental para respetar los territorios de otras personas. Cuestiones como tocar la puerta antes de entrar o pedir un lápiz al compañero de colegio, comienzan con esta norma en casa. Así que por ello es importante implementarla, para vivir en armonía y no en guerra territorial en cualquier espacio de la sociedad.
Consejo: Es importante que le des alternativas para que aprenda a pedir lo que quiere utilizar.
Esto solo lo va a aprender a través del modelaje y si tú le pides sus cosas y tocas a su puerta antes de entrar, comenzará a hacerlo por imitación. Es sumamente importante que cuando tome algo de casa ya sea tuyo, de papá o de sus hermanos, más allá de decirles “no debiste hacerlo” es importante que le expliques la conducta esperada. “Cuando quieras mi cobertor, me gustaría que me lo pidieras porque quizá yo lo necesite en ese momento", le puedes decir a modo de ejemplo. Me gustaría que me lo pidieras así: "Mamá, ¿puedes prestarme tu cobertor? y que me digas para qu'e te gustaría tenerlo y por cuanto tiempo". De esta forma se sentirá cómodo pidiendo lo que necesita y dando razones para ello. Además de saber recibir un sí pero también un no cuando eso no es posible.
Consejo final: Todas las normas incumplidas, llevarán una consecuencia lógica de por medio evitando el castigo.
En resumen, de todo lo que te expuse en los puntos anteriores es importante que lo lleves a cabo a través del método de las consecuencias lógicas. Es decir, evita en el incumplimiento usar frases como: Ahora para que se te quite, o por no haber cumplido con lo acordado no te mereces… ya que esto suena a venganza y no aprenderá nada de ello.
Es importante que lo instruyas desde el efecto natural. Si su habitación no está en orden no podrá jugar en ella por lo mismo, si sus juguetes están dispersos tendrás que recogerlos tú y retirarlos hasta que haga un nuevo acuerdo contigo. Si rompió algo lo debe reparar con sus manos o sus ahorros. Es decir, toda consecuencia debe ir en función de la conducta.