Dejemos de decirle a los niños pequeños que no deben tener miedo porque aunque lo hagas con la mejor intención, estarías bloqueando algo que es natural en ellos debido a su etapa de vida e incluso a su imaginación. El miedo, como todo en nuestra vida, tiene una función importante y necesaria para momentos específicos. Así que, ante el temor de tus hijos, lo mejor es saber escucharlos y comprenderlos ya que hay miedos que son prácticamente iguales en todos los pequeños del mundo y no pueden dejar de sentirlos solo porque tú se los pides. En este caso necesitas aprender a acompañarlos emocionalmente para así darles la seguridad que necesitan y logren enfrentarlos. Entonces, si ellos te sienten a su lado desde la comprensión y empatía, lograrán vivir el proceso natural de los miedos más comunes que acá te comparto.
Mas en MamásLatinas: Miedos terribles que les transmitimos a nuestros hijos sin querer.
Eso sí, es muy importante saber diferenciar entre un miedo y la angustia ante una situación cuando el temor no le ayuda a adaptarse al entorno o incluso le impide hacer su vida de manera normal. Es posible que esté desarrollando una fobia, así que en este caso lo mejor es que busques ayuda profesional.
Sería muy extraño que un niño no desarrollara esta emoción. De hecho, es imposible ya que es un mecanismo de supervivencia que representa la alerta que todos los seres humanos necesitamos para ponernos a salvo ante cualquier situación de peligro. Es parte de la naturaleza humana.
Miedo a los desconocidos y cierta ansiedad cuando sienten que se separan de ti.
Este es el primer miedo que puede sentir tu bebé, sobre todo entre los seis y los nueve meses. Ocurre así porque tus pequeños pueden experimentar cierta inquietud cuando los estímulos son diferentes a los que están acostumbrados, ya que cuando su cerebro comienza a madurar adquieren la capacidad de reconocer lo cotidiano y desconocer aquello a lo que no están acostumbrados. Es por ello que podrían llorar ante caras desconocidas y cuando te perciben lejos.
Miedo a la oscuridad.
Este miedo es evolutivo. Además, surge a partir de los dos años y puede permanecer hasta los ocho. Es adaptativo ya que ayuda a estar alerta ante cualquier cosa que no pueda ser percibida debido a la ausencia de luz. Es un miedo que prácticamente viene programado en nuestro cerebro a manera de mecanismo de protección. También ayuda a tus pequeños a ser precavidos y a no dejarse llevar por los impulsos. Al no tener claro los estímulos del entorno debido a la oscuridad pueden estar expectantes y de esa forma no ponerse en riesgo.
Miedo al monstruo que podría estar dentro del armario o incluso debajo de su cama.
Esto es por la gran imaginación que pueden tener en ese momento, sobre todo entre los 4 y 6 añitos. Sumado al miedo a la oscuridad y a lo desconocido, pueden darle forma a la fantasía a través de algo que los asecha y que está ahí, observándolos mientras duermen. Es por ello que seguramente muchas veces te pedirán que los acompañes hasta que se queden dormidos o incluso que les dejes una pequeña luz encendida buscando seguridad en el entorno.
Miedo al primer día de colegio.
No les pasa a todos los niños, sin embargo, sí es un miedo común que los puede meter en un conflicto de separación. Esto tiene que ver con los momentos de independencia que enfrentan por primera vez y que los confrontan a la incertidumbre. El conflicto de separación y el nivel en el que lo viva tu pequeño, depende del tipo de apego que haya desarrollado contigo. Es natural, aunque te reitero que cuando esto deja de ser adaptativo, tienes que buscar ayuda de un experto que te pueda orientar.
Miedo ante los relámpagos durante una tormenta.
Las tormentas, pero sobre todo los relámpagos, son ruidosos y es por ello que el mecanismo interno de los pequeños se pone alerta y pueden estar expectantes sintiendo que hay un peligro cerca. Además, el poder de la naturaleza se impone y sumado a lo que podrían asociar con las historias de terror pueden tener el coctel perfecto para sentirse abrumados y correr a tus brazos.
Pueden tener miedo a algunos animales e insectos.
El miedo a las arañas o a cualquier tipo de insecto es natural. Sin embargo, hay expertos que dicen que se observa más en las niñas que en los niños y se da antes de los siete años. También puede estar asociado a lo que escuchen de mamá porque puede ser un miedo desarrollado por las reacciones que ven en ellos cuando se acercan a un insecto. El miedo a los animales grandes puede ser algo natural debido a que lo asocian con un peligro ya sea por el tamaño o ruido que emiten.
Miedo a los médicos por temor a las inyecciones o vacunas.
Este es un miedo que se puede desarrollar por alguna experiencia previa asociada con momentos incómodos con las inyecciones y las vacunas debido a que es algo doloroso para su cuerpo. Por ello, pueden comenzar a considerar a los médicos, hospitales y enfermeras como personas que los van a lastimar físicamente. Todo está en que les expliques la función y el rol de un médico a través de alguna historia que los lleve a entender que salvan vidas.
Miedo a no sentirse aceptados o al rechazo.
Todo niño y adolescente tiene este miedo ya que somos seres sociales. Además, el sentido de pertenencia es muy importante en estas etapas tempranas debido a que dependen de la familia. En el caso de los adolescentes, ellos quieren pertenecer a su grupo de amigos. Depende mucho de la compañía y aceptación que vean en ti. No atentes contra su esencia y déjalos ser ellos mismos.
Miedo a los payasos.
Es normal mientras no se convierta en una fobia. Muchos expertos dicen que el temor que los niños pueden tener a los payasos tiene una explicación biológica y puede causar ansiedad y llanto debido a que produce lo que se denomina disonancia cognitiva, un proceso también evolutivo y para el cual el cerebro no está preparado ya que es algo diferente que no tiene registrado.