La Academia Americana de Odontología Pediátrica asegura que más del 40% de los niños tienen caries al llegar a kínder, es decir, alrededor de los 5 años. Pero ese no tiene que ser el caso de tu hijo. Para evitarlo, la prevención es la estrategia a seguir. Por lo tanto, es importante llevar a nuestros pequeños a su primera visita al odontólogo.
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Pero, ¿cuándo hacerlo? El momento indicado es seis meses después de que tu bebé tenga su primer diente y antes de que cumpla su primer año de edad. Así lo recomienda el portal de la Asociación Dental Americana (ADA, por sus siglas en inglés) y en el sitio en internet de la Academia de Odontología General de Estados Unidos, (AGD, por sus siglas en inglés).
Las dos entidades sostienen que las visitas al dentista garantizan que nuestros niños tengan una buena salud oral. Además, se pueden prevenir problemas como la aparición de caries y los padres aprenderemos la manera correcta de limpiar los dientes de nuestros chicos.
Hay que escoger un buen dentista.
La primera visita al odontólogo puede resultar intimidante. Por eso, en dicha cita el dentista intenta que el niño se sienta a gusto. Esa es la razón por la que le muestra su equipo y le explica cómo se usa. Además, aprovecha la oportunidad para hablar con los padres sobre el cuidado de los dientes, explicó Ana Beatriz Álvarez, quien es odontóloga y especialista en ortodoncia.
El horario es súper importante.
¿Qué más podemos hacer para lograr una primera visita al dentista que sea positiva? La ADA recomienda programar la cita en la mañana, cuando los niños suelen estar más tranquilos. Es importante hablarles acerca de la misma y nunca usar al doctor para inculcar miedo o como castigo. Por último, debemos mantener una actitud tranquila durante el proceso.
Es importante vigilar los hábitos de los niños.
Una de las costumbres que tienen muchos niños, que afecta su salud oral, es la de chuparse el pulgar. Aunque esto les da mucha tranquilidad a los bebés, puede alterar la forma de los dientes. Además, los expone a bacterias que pueden causarle caries y amenazar su salud en general.
Las encías también necesitan atención.
Hay maneras de mantener la salud oral de tu hijo. Por eso es importante enseñarles hábitos de limpieza en los dientes. Una buena idea es comenzar a asearle las encías con un paño húmedo, gasa, o cepillo de goma, al menos dos veces al día desde que está bebecito. Además, es ideal repetir esta práctica después de darle pecho o el biberón.
Hay que cuidar los dientes desde que sale el primero.
Tan pronto salga el primer diente de tu bebé limpia su boca con un cepillo pediátrico de cerdas suaves y pequeñas o uno de goma. Hazlo por lo menos dos veces al día. Si empezaste a hacerlo con las encías desde que era pequeñito no tendrás problemas. Si no, igual es un buen momento para comenzar a entrenarlo en la limpieza bucal.
Ayuda a tu hijo a cepillarse los dientes .
Hasta que cumpla 7 años es importante que verifiques que lo haga bien y que aprenda a cepillarse para cuidarle los dientitos. Después de esa edad, si ha tenido tu ayuda, estará preparado para hacerlo solo. Lo mejor de seguir estos consejos es que estarás protegiéndolo del común temor a los dentistas.
El hilo dental también es esencial para los niños.
Aunque pienses que todavía es muy pequeño y que sus dientitos están separados, sí es esencial enseñarles a usar hilo dental a temprana edad. Es muy importante que adopte buenos hábitos de higiene oral, ya que estarás sentando las bases para que tenga una boca saludable.
Presta atención al cepillo de dientes.
No esperes a que se vea en mal estado y con las cerdas despeinadas para cambiarlo. Lo ideal es sustituirlo por uno nuevo cada tres meses. Además, hay que escoger el cepillo adecuado para la edad de los niños y según sea su sensibilidad. En el mercado hay varios tamaños de cepillos con distinto grosor y rigidez en las cerdas.
Cuidar la dieta es esencial.
Es importante que evites que tu niño consuma alimentos dulces, chucherías o leche al acostarse a dormir. Es decir, cuando no existe la posibilidad de que se lave los dientes. Además, en ese momento tampoco debe ingerir carbohidratos, pues la mayoría se transforman en azúcar.
El sabor de la pasta de dientes hace la diferencia.
Las papilas gustativas de los niños son mucho más sensibles que las de los adultos. Por eso, no te sorprendas si tu bebé rechaza lavarse los dientes porque la pasta con menta le lastima la boca. Deja que use los dentífricos hechos par niños hasta que se sienta cómodo con otro más fuerte. Eso sí, está pendiente de que tenga fluoruro.