Si la desesperación, irritabilidad y ganas de gritar han formado parte de tu vida estos días de cuarentena, no te preocupes, te entendemos perfectamente. Entre ayudar a tus hijos con sus clases online, convivir con tu pareja todo el día, estar pendiente de los quehaceres de casa, y tener una actitud de "aquí no ha pasado nada" y "debo tener todo bajo control", seguramente te sientes con ganas de desaparecer. Organizar tu vida es parte de este nuevo desafío que nos ha traído el distanciamiento, ya que más allá de tener la casa en perfecto orden, lo que más importa es que tu mente y estado emocional tengan el balance necesario para que puedas lograr que todos trabajen en equipo desde una sana convivencia.
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No quiero sonar muy idealista, de hecho, la sana convivencia es el resultado del manejo adecuado de todo el cóctel de emociones a las que nos enfrentamos. No tienes que estar con una sonrisa todo el día y mucho menos tienes que convertirte en la mamá más amable y zen de mundo. Tienes todo el derecho de sentir descontrol, colapsar y ser una mamá de carne y hueso, no la mujer maravilla. No te sientas sola en el camino, aprende a pedir ayuda a tu pareja y a tus hijos. Establece los acuerdos pertinentes para que todo fluya de una forma en la que tu familia sepa trabajar en equipo.
El deseo de tener la casa en orden esta relacionado con la necesidad de poner en orden tu mente y ese caos que sientes en tu interior. Esto significa que buscas ordenarlo desde el exterior y claro que esto ayuda mucho. De hecho, no es la primera vez que te cuento sobre la estrategia budista en la cual el significado de barrer tu hogar puede convertirse en un ejercicio con la intención de barrer también los obstáculos mentales.
Lo importante es que le encuentres sentido a lo que estás reacomodando y tienes que estar clara de que no puedes mantener todo en un estado de perfección y limpieza absoluta, menos si tus niños pequeños están contigo todo el día. Sin embargo, sí tienes opciones que te ayudarán a sentir tu entorno más organizado. Así que toma nota.
Siéntate a platicar con toda la familia y reorganicen los espacios, que cada quien elija uno.
Designar espacios es sumamente importante para que todos se sientan cómodos y sepan que hay un lugar específico que les corresponde ocupar. Por ejemplo, tus hijos sabrán que ahí y sólo ahí pueden hacer el desorden que necesiten para jugar y que luego deben recoger cuando terminen. De esta forma te sentirás mucho más tranquila porque sabrás que hay un lugar asignado para el desorden.
Todos deben hacer un pacto de respeto a los espacios asignados para cada actividad.
Tu casa se ha convertido en tu oficina y la de tu pareja, en el colegio de tus hijos, la cafetería de tu familia y en salón de juegos, todo al mismo tiempo. Por ello, es sumamente importante que las áreas establecidas para cada actividad sean respetadas y las fronteras bien delimitadas. De esta manera sabrán que cada cosa debe ir en un lugar específico.
Evalúa el cumplimiento a manera de juego a través de un pizarrón con los días de la semana.
Para que no te conviertas en un sargento y tu hogar no sea un campo de batalla, puedes aprovechar para hacer una dinámica divertida. En un pizarrón anota los días de la semana y pon una carita feliz a quienes sí cumplieron con el mantenimiento del orden y el respeto de los espacios. Quien tenga más caritas felices al final de la semana es el ganador y se le permitirá algún privilegio.
Permite la libre elección de las tareas con las que quieren colaborar.
No importa si tus hijos son pequeños o son adolescentes, lo relevante es que ya tienen la capacidad de colaborar con las labores de acuerdo a su edad. Elabora una lista de actividades o escríbelas en un pizarrón, de esta forma cada quien irá eligiendo qué prefiere hacer y los días que se comprometerá a realizar las tareas. Deja la evidencia del compromiso anotada en dicha pizarra.
Coloca pequeños papeles con algunos recordatorios escritos.
Los mensajes deben estar escritos de una forma particular para que no lo sientan como un mandato. Por ejemplo, puedes colocar un recordatorio en la cocina justo en el espacio donde se lavan los trastes y poner en un plato pequeño el mensaje: “No olvides que debes lavarme” o en el espejo del baño: “No olvides que debes secarme” o en las plantas: “No olvides que debes regarme”.
Aunque debes ser flexible, es importante que todos desayunen, coman y cenen a la misma hora.
Esto ayudará a que se mantenga el orden en la cocina ya que los horarios unificados favorecerán que el área permanezca limpia. También es óptimo por el tema de la convivencia. Es importante aprovechar el tiempo de reunión para poder platicar, compartir ideas o quizá estar en silencio, pero sintiéndose acompañados.