
El bullying es un término que oímos todos los días y que es más grave de lo que pudiéramos llegar a pensar. De acuerdo a estudios, tan solo en Estados Unidos alrededor del 60% de los jóvenes han sido víctimas, en algún momento de sus vidas, del bullying y esto puede afectar severamente su autoestima. La mayoría de esas víctimas, según Bullying Sin Fronteras, son jóvenes de raíces hispanas.
Las edades de mayor riesgo para ser víctima de bullying van de los 13 a los 15 años, es decir, durante la adolescencia, la época en la que nuestros hijos más acompañamiento necesitan y donde más dudas tienen sobre la vida. Por esto, a continuación compartimos algunos tips que estamos seguras te serán de mucha utilidad para prevenir el bullying en esa etapa de la vida de nuestros hijos.
Sé una madre presente.

Sabemos que en la actualidad es complicado pasar mucho tiempo con nuestros hijos. Sin embargo, siempre es importante que te hagas un espacio para ellos con el fin de tener una plática de madre-hijo y saber cómo le fue en su día a día, si hizo algo en especial o si hubo algo que le causara malestar.
Estamos conscientes de que a esa edad a nuestros hijos les puede costar mucho trabajo abrirse, sobre todo con nosotras, pero haz un esfuerzo por acercarte y ser una madre presente.
Fíjate en sus cambios de conducta.

No hay nadie que conozca a tus hijos mejor que tú, por lo que te debe ser muy sencillo detectar si algo malo o extraño le está pasando. A pesar de que te asegure que todo está bien y que lo o la dejes en paz, eres su madre y nuestro instinto maternal nunca falla. Te recomendamos que no minimices ningún cambio de conducta en tus hijos y tomes acción en cuanto detectes que algo no va bien.
Refuerza su autoestima.

Cuando nuestros hijos son víctimas de bullying es común que pierdan cierta confianza en ellos, por lo que tú como madre tienes la misión de hacerle saber lo importantes que son y que son igual de valiosos que sus demás compañeros de clase. A pesar de que estos busquen hacerlos menos o se burlen de ellos, tú trabaja en su confianza todos los días.
No seas indiferente.

Cuando tu hija o hijo quieran platicar contigo, es vital que estés ahí para escucharlos y dedicarles tiempo. No sabes si lo que te quieren decir sea de suma importancia sobre algo que les pasó en su día a día y de lo que tienen muchas dudas.
Deja lo que estés haciendo y date un tiempo para escucharlos y aconsejarlos. Evita que se arrepientan de contarte lo que te querían decir por el simple hecho de que no les estás prestando la suficiente atención o porque tienes cosas más importantes que hacer.
Prepáralo ante todo tipo de escenarios.

Otro consejo que te podemos dar es que prepares a tus hijos ante cualquier posible escenario que pudieran llegar a experimentar para que estén preparados y sepan cómo enfrentarlos.
Sabemos muy bien que te dirán que eres una exagerada, que a ellos no les pasará nada de lo que dices, pero no hay nada mejor que prevenir y tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde.
Acércalo con alguien de toda su confianza.

Durante la adolescencia es frecuente que nuestros hijos no nos quieran contar absolutamente nada de lo que les sucede. Por esto te sugerimos que detectes a esa persona especial en sus vidas, a la que le tienen toda la confianza del mundo y le pidas que se acerque a él o a ella para saber qué le está sucediendo.
Estamos seguras de que le pedirá que no te cuente nada de lo que le dijo, por lo que debes ser muy inteligente con la forma que actúas tras recibir la información, pues lo que menos querrás es que tu hijo pierda la confianza en esa persona a la que considera especial.
Enséñale que callar nunca es una solución.

Cuando nuestros hijos son víctimas de bullying, es común que sus agresores los intimiden y los amenacen diciéndoles que les irá peor si los acusan con los maestros o con sus papás. La realidad es muy distinta, pues la única manera de hacer frente al acoso es alzando la voz, por lo que es importante que les hagas saber la importancia de no callar.
Háblale de lo que tú viviste.

Si sientes que a tus hijos les está costando trabajando abrirse contigo y contarte todo lo que les pasa porque sienten vergüenza, entonces sería bueno que comenzaras por contarles lo que a ti te pasó en alguna etapa de tu vida y lo mucho que sufriste por vivirlo en silencio.
Quizá tu testimonio ayude a que se sientan identificados y se muestran más receptivos a compartir contigo lo que están viviendo, pues sabrán que a mamá también le pasó y que no son los únicos que pasan por una situación similar.
Comunícate con cierta regularidad al colegio.

Si notas alguna conducta extraña en tu hijo, pero él te asegura que todo está bien, te recomendamos tomar el teléfono o dirigirte directamente a su centro de estudios o a su equipo deportivo con el fin de que haya un precedente de que sabes que algo está mal con tu hijo y que deseas que presten especial atención en algunas conductas que pudieran afectar su bienestar.
Llévalo con un especialista y nunca les eches la culpa de lo que les pasa.

Si sientes que no tienes los elementos suficientes para lograr que tus hijos se abran contigo, entonces una buena alternativa sería acudir con un especialista que los ayude a hacer frente a cualquier tipo de situación por la que pudieran estar atravesando en el plano personal.
La terapia la pueden tomar estando tú presente, aunque lo más probable es que la experta o ellos mismos te pidan que te retires, pues es probable que el menor no se abra si estás tú ahí presente. Recuerda que ellos no son culpables, ni tampoco tienen lo que se merecen por no saberse defender.