Existen temas que son delicados para platicarlos en presencia de nuestros hijos y no por que sean malos o los estemos metiendo en una burbuja de cristal. La realidad es que debemos ser conscientes de su nivel de comprensión, ya que cuando son pequeños podrían generarse ideas equivocadas y magnificar desde su imaginación la interpretación de una conversación llevándola a lo catastrófico. Muchas veces pensamos en voz alta o conversamos con nuestra familia sin darnos cuenta del sentido de nuestras palabras. Muchas veces son bromas, otras veces son producto de una descarga emocional y otras tantas vienen de la presión o del estrés y podrían resultar exageradas. Eso no lo saben tus hijos y podrían preocuparse sin necesidad. Así que evita estos temas que acá te comparto.
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Tu pequeño puede sentirse impotente ante lo que escucha porque sabrá que, debido a su corta edad, no puede ayudar mucho, sobre todo si imagina que ante lo que estás conversando, pasará lo peor.
La honestidad con tus hijos no está relacionada con la omisión de temas que es mejor reservar para una conversación entre adultos que sabrán comprender y tendrá un enfoque objetivo con una visión madura. Un niño no podría enfocar las cosas de esta forma puesto que su etapa es muy temprana y lo verán con subjetividad. Así que calla estas cosas.