Comencemos por quitar de la cabeza la palabra “problema” para que puedas estar tranquila. Cuando tu hijo es diagnosticado con un trastorno de aprendizaje o simplemente en el colegio te dicen que necesitas llevarlo con un especialista porque no está llevando el ritmo de aprendizaje de sus otros compañeros, no entres en pánico. Todo tiene solución. En este caso trata de apoyarlo a fortalecer esa habilidad que le falta para aprender al ritmo necesario. Recuerda que hay un dicho que dice que “la práctica hace al maestro”. Así que es solo cuestión de paciencia, perseverancia y ejercitar lo que requiere sin estresarlo. Además, te sugiero que cambies el enfoque. Deja de ver un problema donde no lo hay ya que en el momento en el que tu pequeño reciba el entrenamiento adecuado lograra alcanzar el nivel que requiere. Así que pon atención a estos tips que te comparto y pasa de la preocupación a la solución.
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Existen muchas causas por las que tu hijo podría estar manifestando dificultades con su aprendizaje. Es necesario encontrar el origen para saber cómo ayudarlo. Puede ser que le esté costando mucho trabajo la lecto-escritura, el seguimiento de instrucciones o que tenga problemas de comprensión, atención, concentración o de cálculo. En fin, lo importante es que existen especialistas que pueden ayudarte con un diagnóstico acertado que conlleve al óptimo tratamiento.
Como mamá, hay muchas cosas que puedes hacer y entre ellas es mantener la calma. Eso te dará la claridad para apoyarlo adecuadamente. Así que, si sucede que tu hijo tiene el reto de desarrollar nuevas habilidades, te sugiero que lo mires como una oportunidad y no como un problema. Aquí te doy algunas sugerencias.
Evita caer en negación o en angustia extrema.
Cuando en el colegio te informan sobre los déficits de aprendizaje que han observado en tu hijo y sobre su bajo rendimiento académico, puedes tomar dos posturas. Una de ellas es pensar que las maestras exageran y que no le tienen paciencia. La otra es angustiarte hasta el extremo de sentirte culpable y pensar lo peor. Dale el beneficio de la duda a los pedagogos del colegio que por algo te lo dicen. Eso sí, pregunta cuáles son los argumentos que tienen para que tu puedas expresarlos con claridad al consultar con tu pediatra. Incluso, puedes pedir un informe escrito que te sirva para mostrarlo al especialista. Antes de hacerte cualquier idea tormentosa, mejor habla con las personas que pueden darte las soluciones.
No lo compares y resalta sus fortalezas.
Aunque en la escuela descubran que le es más difícil aprender debido a que trabaja a un ritmo más lento que el resto de sus compañeros, no quiere decir que debas transmitirle esta información a él. Tu hijo es único y así es como debe sentirse. Si desde el principio lo liberas de todo señalamiento que lo lleve a sentir que hay algo malo en él, evitarás que esta situación tenga efectos en su auto concepto. Así que, si ves a tu hijo como alguien único con sus propias cualidades, habilidades y capacidades, podrás transmitirle la seguridad que necesita para avanzar en su proceso de entrenamiento para fortalecer sus debilidades de aprendizaje.
Pide opinión a su pediatra de cabecera.
Es muy importante que te acerques al pediatra como un primer contacto ya que el ha visto todo su proceso de desarrollo y es quien ha sido testigo de su crecimiento. Además de que es el especialista que lo ha acompañado durante sus diferentes etapas y es en quien confías. Es el médico que puede canalizar a tu hijo con el especialista indicado después de tomar en cuenta las observaciones que le compartes con respecto a su rendimiento y aprovechamiento escolar. Muchas veces los niños pueden necesitar lentes y tu podrías estar pensando que su deficiencia requiere otro tipo de tratamiento cuando la solución está en una visita al oftalmólogo. Esta conclusión sería parte de la revisión que lleva a cabo el pediatra.
Tu hijo es más que su diagnóstico, no lo etiquetes.
Muchas veces las madres, padres e incluso los mismos niños van presentándose por la vida como un “hola, soy Juanito y tengo déficit de atención”, como si su diagnóstico formara parte de su apellido e incluso de su propia identidad. Si tu hijo es diagnosticado con algún déficit en cualquier área de aprendizaje, evita que esto se convierta en una etiqueta que vaya cargando por todos lados. Lo mejor es que siempre te enfoques en los progresos que va teniendo en el tratamiento que esté llevando y que evites ponerle la carga de un padecimiento. Al contrario, lo importante es que descubra sus potenciales ocultos así que de preferencia habla con el en positivo. En lugar de decirle: 'Tienes un problema de concentración'. Mejor dile: 'Eres muy bueno para leer y para que puedas ser todavía mejor, hagamos estos ejercicios para que te concentres más'.
Infórmate a fondo sobre el diagnóstico.
Es importantísimo que tanto tú, como papá no se queden con huecos de comprensión sobre el déficit que presenta su hijo. Aunque no conozcas la terminología clínica, es importante que preguntes al médico todo lo necesario para entender claramente lo que está ocurriendo en el desarrollo de tu hijo. De esta forma estarás tranquila, informada y sabrás con certeza el posible origen del problema y la solución que te ayudará a comprometerte con los avances de tu hijo. Saber te dará la confianza de que cada ejercicio o dinámica tiene un porqué y un para qué en su proceso de fortalecimiento de habilidades.
Ayúdalo a expresar sus emociones.
Cuando tu pequeño siente presión por alcanzar el nivel y el ritmo de aprendizaje que le requiere su etapa de desarrollo y no lo logra a la velocidad esperada, puede comenzar a auto descalificarse. Seguramente pasará por muchas emociones como la frustración, el enojo, la tristeza e incluso la apatía. El problema es que el exceso de estrés puede llevarlo a un círculo vicioso en donde la desesperación le impida desarrollar con motivación esa habilidad que le falta fortalecer. Si tu hijo se siente libre de expresar lo que siente y con confianza para desahogarse, se liberará del estrés y podrá tener mejores resultados en su entrenamiento. Por ejemplo, puedes decirle: “Te noto enojado, o creo que te sientes muy frustrado, dime cómo te puedo ayudar” y así se sentirá comprendido.
Que practique su deporte o actividad favorita.
En su deporte o actividad favorita esta la oportunidad de desarrollar sus talentos al máximo porque es algo que le gusta y disfruta. Si es una actividad en grupo, mucho mejor ya que ahí tendrá la oportunidad de crear lazos, sentirse fuera de todo tipo de juicio y presión para hacerlo mejor. Además, podrá reír y relajarse. Incluso puedes matar dos pájaros de un tiro ya que si lo metes a actividades que fomenten el desarrollo de la atención concentración como yoga para niños, podrá relajarse y trabajar con sus habilidades cognitivas al mismo tiempo.
Evita medir sus habilidades con el éxito en la vida.
Muchas veces mamá y papá en el afán de ayudar a sus hijos y motivarlos pueden cometer el grave error de presionarlos con comentarios donde comparan el nivel de inteligencia medido por un IQ con el éxito que pueda tener en el futuro. Expresiones como: "esfuérzate en la lectura y verás como serás exitoso cuando seas adulto, o aprende de números y verás como tendrás mucho dinero", carecen de sustento. Aunque tienen la mejor intención, pueden provocar que los niños se sientan poco exitosos e invaliden otras cualidades y habilidades que sí tienen.
Haz equipo con los docentes del colegio.
Es importante que en la escuela te den pautas para reforzar las habilidades en casa al igual que tareas que lo ayuden a avanzar. Eso sí, necesitas tener mucho cuidado de cómo manejan la información con respecto a dichas asignaciones ya que podría pensar que es algo injusto. Puede tomarlo como una carga extra que lo lleve a sentirse diferente para mal y afectar su auto concepto. Lo mejor es que le den un enfoque de que está teniendo logros tan importantes en lo que hace que requiere practicarlo más para lograr escalar y ser campeón. Tanto en el colegio como en casa el enfoque de oportunidad de mejorar en lo que ya es bueno es lo que marcará la diferencia en su evolución.
Cerciórate de que el colegio evite la exclusión.
Claro que no se trata de que el grupo retrase o baje el ritmo de trabajo correspondiente a la materia que estén aprendiendo. Sin embargo, es muy importante que los docentes estén atentos ante cualquier conducta o comentario de exclusión directa o indirecta de los compañeritos de clase. Esto es lo que puede iniciar conductas de bullying que conlleven a afectar la autoestima de los niños con dificultades de aprendizaje. Si los maestros fomentan la ayuda y el trabajo en equipo tu hijo se sentirá apoyado, comprendido e incluido. Al mismo tiempo esta actitud refuerza su sentido de aceptación y lo impulsa a concentrarse mejor y a ponerse retos que lo ayuden a avanzar.