Uno de los retos más grandes que tenemos los padres es ser buen ejemplo para nuestros hijos. Aunque eso no quita que somos seres humanos con virtudes y defectos, la decisión de tener hijos nos lleva invariablemente a asumirla con responsabilidad. Recuerdo a una paciente que decía que le era muy difícil cambiar porque a su edad tenía arraigados muchos malos hábitos y que le era imposible ser diferente. Pues de una vez te digo que esa filosofía no es real y además habla de una zona de confort. En realidad, si tú te propones ser una madre comprometida con la crianza de tus hijos, el amor por ellos despertará en ti toda la fuerza de voluntad que necesitas para lograr ser la mejor versión para ellos. En este sentido, observar nuestros hábitos y sobre todo reconocer cuando no vamos por buen camino, es uno de los primeros pasos para comenzar el cambio.
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Modificar un mal hábito toma tiempo, pero sobre todo requiere de decisión y convicción de tu parte. Te lo digo por experiencia, no hay nada más fuerte que puede darle soporte a esa convicción que tu amor de madre. Si sabes que el cambio será para el bien de tu hijo y de su desarrollo psicológico y emocional te aseguro que lo lograrás con facilidad.
El mejor regalo que puedes darle a tus hijos es la congruencia que perciban en ti. Todo aquello que pienses, digas y hagas debe ser coherente y consistente. Es decir, no puedes pedir algo que no das y no puedes predicar algo que no practiques. Así que pon atención a esto que te comparto para que hagas algo al respecto.