
La vida en pareja está llena de retos y pruebas, en especial cuando se tienen hijos, pues las responsabilidades y las obligaciones se multiplican porque los hijos requieren tiempo, atención, mucha empatía y necesitan crecer en un ambiente sano.
Sabemos que a veces puede resultar complicado mostrar nuestra mejor cara ante nuestros hijos cuando algo no está bien en nuestro matrimonio o en nuestra relación de pareja, pero es muy importante que evites a toda costa hablarle mal a ellos de su papá o decir frente a ellos algo malo sobre él y que pudiera afectar el concepto que tienen sobre su padre.
A continuación, te compartimos algunas de las cosas que tú o tu pareja deberían evitar decir frente a sus hijos sobre el otro con el fin de no generar resentimiento o rechazo por parte de ellos.
No se insulten o se falten al respeto.

La figura materna y la paterna son igual de importantes y es vital que tus hijos vean en ambos un ejemplo a seguir, por lo que es trascendental que eviten, en medida de lo posible, insultarse o faltarse el respeto frente a ellos. Lo único que conseguirán es crear un ambiente hostil y que los pequeños crean que es normal tratar de esa manera a papá o mamá.
No se resten autoridad o se contradigan.

Si tú o tu pareja tomaron una decisión en torno a sus hijos es importante que se apoyen en todo momento y no resten importancia a lo que la pareja piensa o acordaron, ya que de hacerlo podrían provocar que sus hijos dejen de respetar la autoridad que tú o su papá tienen sobre ellos.
No hablen mal de la familia del otro.

Por más mal que les caiga su familia política, es importante que ninguno de los dos hable mal de la familia del otro en presencia de sus hijos, pues eso provocaría que estos se puedan llegar a alejar y a sentir mal por ser tan cercanos a ellos.
Nunca critiquen el físico de su pareja.

Si bien es cierto en ocasiones nos molesta ver que nuestra pareja se comenzó a descuidar, es mejor que toda observación que se tengan sobre el físico del otro se la diga en privado en la habitación o cuando no estén sus hijos en casa, pues ellos no tienen ninguna necesidad de escuchar esas palabras acerca de su mamá o papá y lo único que conseguirán es que él o ella las repitan en un momento de ira, pues sabrán que eso les afecta.
Eviten enviarse indirectas.

Toda agresión ya sea activa, como pasiva, no tiene lugar en una relación y mucho menos cuando se trata de hablar mal del otro lanzando indirectas en presencia de sus hijos. Lo único que hacen así es provocar un ambiente de tensión y hostilidad innecesario.
No traigan a la mesa discusiones de adultos.

Por más enojada que estés, evita llevar a la mesa en presencia de tus hijos cualquier tema que te haya molestado de tu pareja. Esperen a que se vayan a dormir para hablar sobre eso que no les pareció bien y piensen en una manera pacífica de solucionarlo. Los niños son muy inteligentes y se pueden dar cuenta de que algo no está bien en casa y si te llegan a preguntar si te pasa algo, evita desahogarte con ellos.
No hablen del pasado del otro.

Otro tema que debemos evitar es el de hablar frente a nuestros hijos sobre la vida pasada de nuestra pareja, pues no es de su interés aquello que sucedió cuando ellos ni siquiera habían nacido. Si te preguntan busca las palabras indicadas para responderles, pues lo que menos desean es que les hables mal de su papá o mamá.
Nunca se alcen la voz.

Otro punto muy importante que debemos controlar y modular es el tono de voz que empleamos cuando tenemos una discusión con nuestra pareja en compañía de nuestros hijos ya que ellos se confundirán y creerán que a base de gritos y manotazos pueden conseguir lo que desean. No fomenten un ambiente hostil y eviten gritar frente a ellos.
Nunca se hagan de menos.

Otra cosa que jamás debemos decir o hacer es minimizar a nuestra pareja enfrente de nuestros hijos. Es probable que uno sea más talentoso o exitoso que el otro, pero también es vital que recuerden que lo suyo es un trabajo en equipo y que quizá solos no podrían conseguir todo lo que han cosechado. Valórense y nunca hagan menos al otro cuando estén solos, ni mucho menos en presencia de sus hijos.
Tu pareja no es el culpable de todo.

Si bien es cierto que en un momento de ira podemos decir cosas de las que luego nos podemos llegar a arrepentir, es mejor que en ningún momento le echen la culpa al otro sobre lo mal que se encuentra la relación, pues lo único que conseguirán es que sus hijos tomen partido, ya sea por él o por ti. Incluso pueden llegar a creer que él es el malo, pero también puede suceder todo lo contrario. Recuerda, no hay culpables, solo aprendizajes.