No importa la edad que tengan nuestros hijos, es importante no excluirlos cuando se trata de conversar sobre temas delicados y el cáncer es uno de estos temas que evitamos. Si algún familiar cercano o lamentablemente el mismo niño padece esta enfermedad, ocultárselos sería un grave error ya que pueden sentirse confundidos y con incertidumbre. Así que es importante que seas sincera con ellos y no subestimes su capacidad de comprenderlo y asimilarlo. Es mejor que estén informados y es por eso que en esta nota te compartimos algunos consejos de cómo puedes hablarlo.
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Recibir un diagnóstico de cáncer dentro de la familia puede ser una noticia impactante que requiere un proceso de asimilación y cada uno lo hará a su ritmo, aunque esto no impide que abordes el tema de manera que todos puedan enterarse y crear un plan de acción.
Eso sí, es muy importante que escuches a tus hijos y les abras la posibilidad de expresar sus emociones. Aquí compartimos algunas sugerencias que puedes tomar en cuenta si estás en medio de un diagnóstico de cáncer, toma nota.
Que sepan que el cáncer puede ser una enfermedad curable.
Esto es algo que tus hijos deben tener muy claro ya que su mente puede asociarlo a un final de vida asegurado y no siempre es así. Tus niños deben conocer ejemplos de personas que han vivido con cáncer muchos años y que los avances en la medicina han ayudado a que eso se logre.
Si puedes mostrarles testimonios de personas con cáncer que encuentres en páginas especializadas en la red, ellos podrán entender que el cuidado, el seguimiento y la ciencia ayudan en el proceso de curación.
Si tus hijos son preescolares, hazles saber que no es culpa de nadie.
Existe una etapa de egocentrismo natural en los niños por lo que pueden adjudicarse de inmediato la responsabilidad de los sucesos negativos que ocurren en casa y podrían pensar cosas como: “Por mi culpa mami, papi, abuelo o abuela están enfermos”.
Es por ello que aunque no lo digan en voz alta, debes ser siempre muy enfática en señalar que el organismo reacciona de formas extrañas y que nada ni nadie tiene la culpa de lo que está pasando.
Pregunta qué es lo que tus pequeños saben o imaginan del cáncer.
Necesitas escuchar la información con la que cuentan e incluso cuáles son sus pensamientos al respecto. De esta forma monitoreas qué terreno estás pisando con ellos en el diálogo que pretendes tener y comienzas clarificando las dudas o corrigiendo los pensamientos negativos que pudieran ser producto de la desinformación que tienen por ser pequeños o por ser adolescentes.
Ellos pueden imaginar muchas cosas y lo mejor es que se sientan en certeza con información real, clara y precisa acorde a su edad o etapa de vida.
Apóyate de videos educativos para niños o adolescentes .
Muchas asociaciones contra el cáncer elaboran material informativo para que toda la familia y especialmente los niños, puedan comprender esta enfermedad.
Existen muchos videos en YouTube distribuidos por dichas asociaciones con la intención de ayudar a un mejor entendimiento. Por otro lado, explícales sin darle muchas vueltas al tema, haz dibujos que les ayuden a entenderlo de forma visual.
Usa términos sencillos que hablen de células buenas y malas.
Ellos pueden entender que el organismo entra en una especie de competencia en donde las células malas van ganando y por eso hay que hacer un tratamiento para que las células buenas ganen y el organismo se sane. De esta forma entenderán que todo aquello que implique medicamento, quimioterapia y radioterapia son aliados y no enemigos a pesar de los efectos secundarios.
Por otro lado, si tus hijos ya están en etapa adolescente, pueden comprender más a profundidad así que con ellos puedes dialogar de forma más específica.
Invítalos a expresar sus emociones.
Tus hijos podrían reprimir sus emociones con la intención de no generar preocupación en casa. Evita frases como “tenemos que ser fuertes” porque esto lo podrían malinterpretar sintiendo que expresar su vulnerabilidad está prohibido. Necesitas conversar con ellos constantemente y preguntarles qué sienten.
A veces les costará trabajo poner nombre a la emoción, pero pueden sentir algo en su cuerpo, quizá un nudo en el estómago o mucha ansiedad. Lo importante es que lo expresen o lo dibujen para que lo puedan descargar. Tú debes darles el permiso de sentir.
Intenta que la rutina en casa se preserve.
Las rutinas siempre dan seguridad y confianza, así que es importante que en la medida de lo posible se conserven intactos los horarios de siesta, de tareas, de cena o de juego. Quizá sea difícil para todos como familia, pero entre menos se mueva la rutina menos impacto emocional tendrán tus hijos.
Ellos pueden entender que habrá momentos en que tendrás que ausentarte, pero déjales un video de instrucciones paso a paso para que sepan qué deben hacer y sin riesgos, sobretodo si les toca prepararse la cena, por ejemplo.
Dales el permiso de seguirse divirtiendo.
La adolescencia es una etapa de mucha socialización en donde predominan las reuniones con amigos, los equipos de deporte, las dinámicas interactivas y todo esto está lleno de ánimo, motivación y diversión. Si en casa están pasando por la asimilación del diagnóstico, ellos podrían sentirse culpables por divertirse y no solidarizarse con la tristeza de todos.
Es posible que su mecanismo de evasión sea refugiarse en su vida social. Hazles saber que lo pueden hacer, que la verdadera solidaridad será en el trabajo en equipo que hagan todos.
No les ocultes tus sentimientos.
La forma en que tus hijos aprenderán a expresarse será a través de cómo lo observen de ti. Así que, es necesario que cuando te sientas indispuesta o papá se sienta indispuesto emocionalmente, se lo comuniquen a sus hijos de una forma asertiva.
Recuerda que es muy importante ponerle nombre a lo que sientes para que seas su referente y ellos puedan hacer lo mismo. Puedes expresar que te sientes triste, con frustración, con impotencia o incluso enojada, depende de cómo lo estés viviendo.
Busca apoyo de un terapeuta especializado.
Dentro de todo el caos mental y emocional que pueden vivir como familia ante el diagnóstico del cáncer, es necesario buscar opciones de especialistas que te puedan ayudar o guiar en cuanto a cómo puedes hablar de este tema con tus hijos.
También pueden entrar en un proceso de terapia que les ayude a aminorar los efectos de confusión y así sentirse en un espacio seguro a pesar del momento difícil que atraviesan.
Explica claramente y acorde a su edad las reacciones secundarias de los tratamientos.
Dependiendo el tratamiento sabemos que hay un deterioro del organismo y conforme la enfermedad avanza la apariencia física sufre transformaciones importantes.
Es necesario que tus hijos estén prevenidos ante ello y tengan la información necesaria para comprender porqué se cae el cabello, las cejas o porque escuchan a su familiar vomitando.
Compréndelos cuando no quieren tener interacción.
Esto es un mecanismo de evasión y de defensa emocional así que no los obligues a estar presentes ni física ni emocionalmente ya que ellos poco a poco irán acercándose de manera progresiva y a su ritmo de asimilación.
Es posible que al principio no sepan cómo reaccionar y es por ello que es un tema que debe ser abierto y con posibilidades a expresar todo tipo de emoción para que no se contraigan emocionalmente y eviten confrontar lo que está sucediendo.
Evita incomodarte cuando hagan preguntas respecto a morir.
A pesar de que tú ya platicaste con ellos con respecto a que existe esperanza de vida con la ciencia y los tratamientos, en algún punto tendrán dudas con referencia a la muerte y es más probable que si tus hijos son pequeños hagan muchas preguntas sobre esto. Prepárate para responderlas, busca términos claros para responder y no le des muchas vueltas al tema.
Eso sí, es muy importante que cuando te pregunten algo específico indagues exactamente lo que quieren saber y que te expliquen porque les ha surgido esa curiosidad. No se trata de que des exceso de información.
Hazle saber que puede llamarte cuando te extrañe.
Si alguien cercano en la familia tiene cáncer o tú estas pasando por esta lamentable situación, habrá ausencia, dependiendo el caso es posible que algunas veces te toque participar en el proceso de traslados a la atención médica o estar en ellas. Esto provocará que te ausentes por algún periodo y podrían sentirse solos o descontrolados.
Apóyate de alguien de confianza que pueda ayudarte en su cuidado. Sin embargo, diles que cuando te extrañen te llamen o te lo hagan saber porque así se desahogan.
Tengan tiempos de calidad en familia.
Si la rutina ha cambiado debido al cáncer proponles algunas tardes de juegos o de convivencia familiar, lo importante es que compenses las ausencias. Si pueden hagan algo diferente como planear un picnic o unas pequeñas vacaciones, para que estén todos juntos. Los más pequeños tendrán la certeza de que en algún momento estarán acompañados y tendrán un espacio especial para ellos.