Hay muchos niños que han demostrado una gran capacidad de liderazgo y que, a pesar de su corta edad, han movido a sociedades enteras con la única intención de crear un mundo mejor. Niños como Felix Finkbeiner, quien con solo nueve años lanzó una iniciativa para plantar árboles en cada país y contrarrestar los efectos del cambio climático. Este es un claro ejemplo del verdadero liderazgo donde la sana persuasión, la proactividad y la vocación de servicio son parte esencial de este don. Aunque muchos niños ya nacen siendo líderes, la buena noticia es que también pueden desarrollarlo con tu ayuda y aquí te explico cómo.
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Un niño líder debe tener confianza en sí mismo y en sus habilidades. Esta sensación la va a adquirir cuando vaya aprendiendo de sus decisiones, así que debes dejar que se equivoque y aprenda de ello, siempre invitándolo a intentarlo de nuevo para que vaya descubriendo por sí mismo cual es el camino correcto.
Las cualidades de un líder siempre están encaminadas a un bien común por lo que la empatía es algo que debe ir de la mano con esta habilidad. Enfréntalo a diferentes roles, es decir, a veces le tocará ser guía y a veces le tocará ser seguidor, de esta manera evitará que el ego desvíe el objetivo del liderazgo.