En una reciente entrevista, Celia Lora declaró que la maternidad no es algo que esté en sus planes de vida. Sus argumentos fueron las experiencias cercanas que ha tenido con amigos y amigas, y en quienes ha observado que la llegada de sus hijos, ha provocado mucha infelicidad en sus vidas, principalmente en ellas. "Me muero, yo no, yo eso sí lo tengo muy claro, zafo, no. Yo lo veo con gente cercana, con amigos, no son felices, sobre todo las mujeres, es otra onda. O sea, cambia tu vida completamente, desde el trabajo, todo, entonces yo si tengo claro que eso para mí no es", dijo la hija del músico Alex Lora en entrevista para el programa Sale el Sol.
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¿Tú qué opinas? Yo, como madre y como profesional de la salud mental, puedo decirte que la infelicidad, muchas veces es consecuencia de la forma en cómo vives una experiencia. Ya lo dicen los budistas: "el dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional". A veces sufrimos porque nos resistimos a los cambios. Así que, si bien es cierto que no debemos idealizar la maternidad, que debe ser una elección voluntaria y que no debe ser nuestra única meta como mujeres, también es cierto que hay muchas madres felices que describimos esta experiencia como una de las mejores etapas de la vida, a pesar de las renuncias que ello pueda representar.
Estoy de acuerdo con que una mujer que elige no tener hijos no debe ser juzgada, y también estoy a favor de que una mujer que elige sí tenerlos, tampoco debe ser juzgada por los retos a los que se enfrenta. Hablar sobre infelicidad y maternidad es algo muy relativo. Si bien es cierto que cualquier cambio en tu vida te lleva a nuevos desafíos, que a su vez representan crisis de adaptación, no significa que dicha crisis sea un sinónimo de infelicidad, son cosas muy distintas. Por ello, aquí te comparto las razones que demuestran que ser madre sí puede hacerte feliz y sumar a tu vida.
Cuando eres madre te vuelves muy intuitiva, capaz de conectarte con las necesidades de otros.
Las madres nos conectamos intuitivamente con nuestros hijos. A pesar de que se comunican por medio del llanto, las mamás adquirimos la cualidad de identificar de inmediato sus necesidades. Sabemos si llora por hambre, por sueño o por malestar físico.
Cuando eres madre, te conviertes en una mujer mucho más empática y comprensiva.
A través de tus hijos aprendes a ponerte en el lugar de otros. Cuando escuchas el llanto de un niño pequeño en un espacio cerrado, comprendes que es algo natural y apoyas a otras madres sin juzgarlas. Además, tu empatía se convierte en la capacidad empática de tu pequeño también.
Cuando eres madre y disfrutas la experiencia, te conviertes en una mujer muy creativa .
A pesar de todas las cosas a las que debes poner atención, buscas la manera de crear estrategias para mantener cada situación a flote y además disfrutas de las etapas de tus pequeños, sabiendo que cada momento es único e irrepetible.
Cuando eres madre aprendes a enfrentar el miedo al cambio.
Cada etapa en la vida de tus hijos te confronta con situaciones nuevas en las que puedes aprender cosas distintas y adquirir habilidades muy importantes. Incluso aprendes a lidiar con la incertidumbre y esto te lleva a desarrollar autoconfianza.
Cuando eres madre te llena un sentimiento de hogar y de familia.
A pesar de lo agotador del día y de todas las actividades que realizas, no hay mejor recompensa que cuando están juntos, quizá cenando, quizá jugando, o charlando. El sentimiento de calidez se crea con el vínculo que forman cuando estás con ellos. Son momentos de mucha plenitud.
Tus hijos son tus más grandes admiradores y es por ello que te conviertes en una mejor persona.
Eres el ejemplo a seguir de tus hijos y como te admiran, seguirán tus pasos. Esto te convierte en alguien responsable con su vida y con la de otros.
Te vuelves una mujer multitareas y desarrollas muchas capacidades de atención y concentración.
A pesar de que a veces te sientas en medio de un caos, aprendes a lidiar con ello e incluso te conviertes en una mujer muy organizada. Sabes poner atención a muchas cosas al mismo tiempo e incluso tomar decisiones acertadas dentro de ese mar de ideas que llevas en la cabeza.
Cuando eres madre, vuelves a ser niña otra vez.
Tienes la oportunidad de divertirte a través de ellos integrándote a sus juegos, a sus risas, a su diversión y al mismo tiempo tienes el reto de educarlos en el amor.
No tienes más remedio que desarrollar la paciencia y la tolerancia.
Aunque a veces querrás salir corriendo, la paciencia será uno de los regalos ocultos ante los momentos difíciles (más no infelices) de ser mamá. Además, ser tolerante es parte del amor que le tienes a tus hijos.