Amamantar es una de las cosas más maravillosas que me ha sucedido como mujer y como mamá, pero lograrlo no fue una tarea fácil. Para las primerizas o aquellas que no cuentan con una red de apoyo que las aconseje, el tema de la lactancia se puede convertir en una pesadilla. Para que esto no suceda quiero compartir contigo estos consejos que facilitarán darle el pecho a tu bebé desde que nazca.
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Si estás convencida de que quieres lactar a tu bebito y sabes los increíbles beneficios de la leche materna, ya hablamos el mismo idioma. Sin embargo, una no nace sabiendo cómo amamantar y al principio es doloros. Eso nadie te lo cuenta, por lo que creo que es súper importante que te prepares antes del parto. Es preferible que llegues con parte de la tarea hecha cuando te toque dar el pecho a tu chiquitín.
Hay muchos mitos en torno a la lactancia, pero tú puedes lograr establecer este vínculo con tu bebito y darle este precioso regalo a tu recién nacido mientras te recuperas más rápidamente en el postparto gracias a dar pecho. Toma nota de estos consejos y sé muy paciente. ¡Sí se puede!
Prepárate para la lactancia mucho antes de que tengas a tu bebé.
Antes de parir prepárate para la lactancia. Es muy importante que lo hagas antes porque cuando des a luz tendrás demasiadas cosas en la cabeza y es mejor que llegues con la tarea hecha. Cuando vivía en España di con este libro del pediatra Carlos González llamado "Un regalo para toda la vida" que hoy por hoy sigue siendo un referente en el tema de la lactancia. El autor desenmascara todos los mitos que giran en torno a dar el pecho y me convencí de que yo lograría mi objetivo de amamantar a mis hijos. También existe una versión de audiolibro y literatura adicional tanto en español como en inglés.
Asegúrate de tener contacto con tu bebé piel con piel justo después de parir.
Nada más nació mi bebé y antes de que le cortaran el cordón umbilical, ya lo tenía en mi pecho. Milagrosamente agarró enseguida el pezón y comenzó a mamar. La naturaleza es maravillosa y hay que confiar en ella porque los bebitos, por más pequeñitos que sean, saben instintivamente qué hacer y mi doula estaba ahí asegurándose de que mi voluntad se cumpliera para que la lactancia comenzara correctamente.
Se requiere mucha paciencia al principio y vamos a ser honestas, es doloroso.
Quien te diga que lactar a un bebé no duele al principio, miente. Es doloroso porque tus pezones se tienen que preparar para esta etapa, especialmente si eres primeriza. Además, el bebito tiene que aprender a agarrar correctamente el pezón y la areola. Si tienes dudas no te vayas del hospital hasta que estés segura de que tu bebito está tomando el pecho de manera correcta.
Intenta dormir cuando tu bebé lo hace.
Amamantar es sumamente agotador. Al principio los bebés se llenan con gran facilidad y luego les vuelve a dar hambre, por lo que el proceso se repite una y otra vez. Es importante que descanses todo lo que puedas, pues lactar consume mucha energía. Así que recarga las pilas cuando tu bebito lo hace.
Verifica que tu bebé agarra el pecho correctamente.
Con mi bebito recién nacido tuve la desgracia de que el nene no agarraba correctamente mi pecho. Eso no me pasó con los dos mayores. Aunque ya era experta en amamantar, hay muchos factores que pueden interferir en la lactancia. Este chiquitín solo agarraba la punta del pezón. No te puedo describir el dolor que sentía. Hasta me llegaron a sangrar los pezones, era terrible. La doula que me acompañó en el parto me asesoró para enseñar a mi niñito a coger correctamente el pezón y la areola. Este video del doctor Carlos González explica perfectamente las mejores posiciones y la manera en la que el bebé debe agarrar el pecho.
Pasa el mayor tiempo posible cerquita de tu bebé.
Te puede parecer increíble pero mientras más tiempo pases con tu bebé, más fácil será amamantarlo. Tu chiquito y tú siguen conectados y verás que antes de que tenga hambre te dará calambre en los pechos. Ese es un aviso infalible de que tu pequeño está a punto de llorar. Parece difícil de creer pero es así. Recuerda que la lactancia requiere mucha práctica.
Da el pecho a tu bebé cada vez que te lo pida.
Los bebés recién salidos del cascarón –como me gusta decirle a los recién nacidos– no saben de horarios y tienen hambre a diferentes horas. Simplemente están obedeciendo a su cuerpo. Es un mito eso de que le tienes que dar de comer cada tres horas. Debes darle de comer cuando lo piden, así te aseguras de que seguirás produciendo más leche. No te preocupes, no significa que serás un restaurante abierto 24 horas. Tu niñito se irá ajustando y poco a poco los intérvalos para lactarlo serán más largos.
Sácate un poco de leche para aliviar los pechos.
Sacarte la leche para reducir el dolor en los pechos es básico, especialmente al principio que tu cuerpo produce más leche de la que tu bebé necesita. No te preocupes que tu organismo es tan sabio que luego se ajustará a la demanda de tu bebé. A mí me gusta este sacaleches manual porque controlo la velocidad y lo uso en un pecho mientras con el otro amamanto a mi bebé.
Ten a la mano bolsitas para almacenar la leche.
La leche materna es oro líquido y es una buena idea almacenarla pues nunca sabes cuándo puedes necesitarla. Así que es buena idea conseguir las bolsitas que son específicas para guardar la leche materna de manera segura.
Comienza tu 'stock' de leche congelada.
Tener leche congelada es un gran recurso para liberarse un poco de la lactancia si un día deseas salir a cenar, tienes que ir de viaje o debes volver al trabajo. Con mi primer hijo tuve que regresar a laborar a los cuatro meses, por lo que desde que era recién nacido me sacaba la leche de un pecho y le daba el otro. Cuando fue a la guardería yo ya tenía suministro para varias semanas.
Duerme con tu bebé cerquita para que sea más fácil amamantarlo por la noche.
Evalúa lo que más te funciona y las recomendaciones de tu pediatra. A mí me ayuda colocar una cunita en mi cama. Es ahí donde duerme mi bebé protegido para que no vayamos a aplastarlo mientras dormimos. Está muy cerquita para poder darle de comer varias veces en la noche. De hecho, su cunita viene con una pequeña lámpara muy útil para no tener que encender todas las luces al amamantarlo.
Busca la postura correcta para estar cómoda al amamantar a tu bebé.
Posturas para amamantar a tu bebé hay muchas y seguro que con el paso del tiempo te volverás una experta –yo he amamantado a mis hijos hasta caminando o haciendo la compra–. Pero, para comenzar busca estar lo más cómoda posible, con la espalda bien recargada y con almohadas que soporten el peso de tu bebé y lo lleven a la altura de tu pecho. Existen almohadas diseñadas especialmente para la lactancia que puedes utilizar.
Busca ayuda de grupos que apoyen la lactancia materna.
Recuerda que no estás sola. En tu localidad hay grupos de mujeres que incentivan amamantar y que están dispuestas a ayudarte. Con mi primer bebé yo tuve gran apoyo de la Liga de la Leche. Ellas me enseñaron la manera correcta de dar el pecho y contestaron todas mis dudas.
Date duchas de agua caliente y fría para aliviar los pechos cuando te suba la leche.
Un remedio que a mí me alivió bastante una vez sube la leche es ducharme con agua caliente y luego con agua fría. Hacerlo ayuda a mejorar la circulación, a desinflamar y a mejorar el flujo de la leche. Usualmente la leche sube entre las 30 y las 72 horas, dependiendo de si eres madre primeriza o no.
Utiliza una crema para proteger tus pezones.
En el mercado encontrarás infinidad de cremas o pomadas para aliviar los pezones agrietados. Elige la que más te guste. Para mí lo más importante es que la puedas usar mientras amamantas a tu bebé.
Examina constantemente tus senos para evitar la mastitis.
La mastitis es una infección de los tejidos mamarios que normalmente se presenta en las mujeres que dan el pecho. Consulta a tu médico si sientes un bulto en uno de los pechos, enrojecimiento, mucho dolor, sensacion de ardor al amamantar o simplemente un malestar muy fuerte. Es importante que evites esta condición, pues puede tener graves consecuencias para tu salud e impactar la lactancia.
Los remedios de la abuelita también te pueden ayudar a desinflamar los pechos.
Además de las cremas, también puedes recurrir a remedios naturales para desinflamar y aliviar los pechos al principio de la lactancia. Uno de ellos es la col. Se usa metiendo las hojas al refrigerador y cuando estén frías se aplican en los senos. Sus propiedades desinflamatorias te ayudarán notablemente. Existen otros remedios como la sábila, que puedes untarla en el pecho. También puedes usar caléndula y vinagre de manzana. Independientemente del remedio que utolices, asegúrate de lavarte bien antes de amamantar a tu bebé.
Toma muchos líquidos.
Para producir leche requieres de una gran cantidad de líquidos en tu cuerpo. Es muy importante que bebas agua constantemente y te mantengas hidratada. ¡Escucha a tu cuerpo!
Mantén una dieta balanceada y nútrete.
Lo que comas irá directamente a la leche, así que asegúrate de ingerir alimentos que sean nutritivos para ti y para el pequeño. Evita las grasas y los alimentos con mucha azúcar, así como la cafeína y el alcohol.
Recuerda seguir tomando tus vitaminas.
Mi médico me recetó las mismas vitaminas que tomaba durante el embarazo. Pregúntale a tu médico si debes seguir ingiriéndolas y de ser así, hazlo religiosamente.
Cómprate pads para protegerte de accidentes.
Los pads o almohadillas de lactancia te protegen de los accidentes que puedan ocurrir. Es normal que se te salga un poco de leche si los pechos están muy llenos. A mí me gustaron mucho esto que son lavables y súper suaves. Los encuentras delgaditos o extra absorventes. Además vienen en forma de círculo o de corazón, según el tipo de bra que uses. También existen los pads desechables y en el mercado hay muchísimos modelos y marcas.
Asegúrate de que tienes el sujetador adecuado para la lactancia.
Tener un buen brasier que te sujete el pecho y te de soporte es esencial para cuidar tus senos y facilitar la lactancia. Puedes probar desde los típicos con abertura en las puntas hasta este que te permite amamantar e incluso sacarte la leche. Yo lo he probado para amamantar y me gusta porque viene con una especie de camiseta por encima del sujetador muy práctica.
Una manta de lactancia te facilitará amamantar en público.
Al principio, dar el pecho en público no es fácil porque no tienes experiencia y sientes que todo el mundo te está mirando. Pero, eso no es así, casi nadie se da cuenta y es algo natural. Para que te sientas más tranquila puedes taparte con una manta de lactancia.
Piensa en todos los beneficios que tiene la leche materna cuando ya no puedas más.
Dar el pecho es bastante pesado y doloroso al principio. Perdona que te lo repita pero algunas mujeres abandonan la lactancia después del primer mes porque nadie se los dijo. No te des por vencida, piensa en los beneficios para la salud de tu hijo. Hasta ahora no hay leche de fórmula que iguale a la materna y crea un vínculo muy especial entre tu bebito y tú.
Recuerda que tú puedes amamantar a tu bebé.
Aquí tengo justamente un mes de dar a luz. Como puedes ver mi cara de cansancio es total pero te puedo asegurar que vale la pena. Además de los beneficios de la lactancia para tu bebé, amamantar te ayuda a perder esas libritas de más después del embarazo. Si tienes algún problema al amamantar, busca ayuda. No te des por vencida, sí se puede.