11 Motivos por los que las nalgadas no son recomendables para la crianza de los niños

¿Sabías que la Academia Estadounidense de Pediatría les pide a los pediatras que aconsejen a los padres no recurrir a las nalgadas? Pues te cuento que también las neurociencias han confirmado que las nalgadas son un camino inapropiado para el desarrollo saludable de los niños.

Tomar conciencia es difícil, sobre todo porque con ello muchas madres podrían sentirse juzgadas en cuanto a la forma que educan a sus hijos. Sin embargo, los tiempos cambian y los viejos métodos tendrán que sustituirse por nuevas estrategias funcionales para los niños de hoy. Es por el bien de nuestros hijos. Así que, si eres una mamá valiente y estás dispuesta a transformar las viejas costumbres, date oportunidad de leer esto que te comparto. 

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Comentarios como: "a mí me educaron con nalgadas y por ello soy mejor persona" o, "yo creo que una nalgada a tiempo evita muchos problemas futuros", forman parte de pensamientos del pasado. En lo personal, creo que las madres de hoy podemos darnos la oportunidad de explorar otros caminos.

No estoy en contra de la disciplina y mucho menos de los límites, estos son necesarios para una crianza respetuosa, responsable y saludable. Evitar la nalgada no es sinónimo de sobreprotección, en realidad es un camino que nos lleva a dejar de naturalizar la violencia.

Una nalgada aumenta el riesgo de agresión y tu niño puede volverse desafiante con el paso del tiempo.

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El castigo físico genera más agresión. Si tú das un doble mensaje donde dices que la violencia no es buena, pero en momentos de desesperación acudes a los castigos físicos, solo estás confundiendo a tu hijo y a la larga terminará imitando tu comportamiento.

Alternativa: Antes de dar la nalgada, pregúntale por qué se comportó mal y escúchalo.

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Quizás sus argumentos no te convenzan. Escucharlo no es sinónimo de permisión para actuar de cierta forma. Sin embargo, es un paso importante para que lleguen a un acuerdo y puedas poner un límite después de conversar con él.

Lo que consideras una “palmada educativa” incrementa el riesgo de depresión en la adultez.

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Muchas investigaciones sustentan las repercusiones debido a los castigos corporales y una de ellas es la depresión. La combinación de gritos, enojo, rabia y agresión pueden resultar un riesgo potencial para un sano desarrollo emocional.

Alternativa: Descubre cuál es el verdadero objetivo de la conducta inadecuada.

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Antes de reaccionar con la nalgada, pregúntate lo siguiente: ¿Mi hijo busca llamar mi atención? ¿Mi hijo está en lucha de poderes conmigo? ¿Está siendo revanchista por algo que cree que le estoy haciendo?

Es una solución que intentas permanentemente pero que no tiene los resultados que esperas.

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A veces puedes hacerlo por inercia, por costumbre o por hábito. Sin embargo, la realidad apunta a que solo suprimirán la conducta por temor y por lo tanto no estás incrementando su conciencia ante las conductas inapropiadas.

Alternativa: Aprende a responder en lugar de reaccionar por impulso practicando la inteligencia emocional.

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La respuesta requiere que busques las condiciones emocionales apropiadas para abordar el reto que tienes con tu hijo: “su formación”. Si necesitas tomar unos minutos antes de hablar con él, ¡hazlo! Date la oportunidad de gestionar tus emociones antes de actuar.

Porque siempre será mejor educarlos en el respeto y el pensamiento crítico que en la obediencia por miedo.

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En la obediencia por miedo corren muchos riesgos como la incapacidad de decir “no” ante los peligros potenciales que corren frente a otras figuras de autoridad. Si guías a tus hijos a ser críticos y a evaluar las circunstancias para que tengan conciencia, debes usar otros métodos.

Alternativa: Guía a tus hijos al pensamiento crítico para que elijan las conductas apropiadas.

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Guíalo a que llegue a su propia respuesta. Por ejemplo: Azotó la puerta porque se enojó y si tu reacción es la nalgada, estás acrecentando la agresión. Si le preguntas oportunamente: ¿Qué es lo que puede pasar cuando azotas la puerta? Lo invita a pensar.

Porque las nalgadas siempre irán de menos a más sino te sabes detener a tiempo.

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Muchas mamis en consulta me dicen que recurren a este método cuando ya han intentado de todo para que se porten bien. Sin embargo, te aseguro que entre más agresividad utilices, esto incrementará tu enojo y de la nalgada corres el riesgo de pasar a agresiones peores.

Alternativa: Toma un tiempo fuera y relájate antes de actuar impulsivamente.

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No eleves el tono de voz, intenta resolver el conflicto en un estado de neutralidad emocional. Quizá para ello requieras tomarte un tiempo fuera y después platicar con él sobre lo ocurrido.

Porque corres el riesgo de que tomen el papel de víctima ante una situación que requieren enfrentar.

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El mensaje de la nalgada, implica poder. Es un acto en el que indiscutiblemente hay una víctima y un victimario. Por ello, existe la posibilidad de que tu hijo no desarrolle la capacidad de confrontar los problemas y se adapte a ellos por miedo al poder de otros.

Alternativa: Pídele alternativas de solución ante el problema por el cual discuten y escucha sus argumentos.

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Tu hijo debe proponer soluciones. Si cometió una falta, es importante que participe en la reparación del daño. Puedes ser firme, pero no lo agredas. Mejor enfócate en propiciar un pensamiento resolutivo en tu hijo.

Porque a más nalgadas, menos autoestima en tus hijos.

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Te repito, generalmente las nalgadas van acompañadas de frases de desaprobación y un tono de voz agresivo. Y para tu hijo, es fundamental lo que su familia piensa de él. Con cada correctivo físico, reafirmarás el rechazo y por lo tanto su autoestima puede verse lesionada.

Alternativa: Separa la conducta de su ser, es decir, no lo etiquetes.

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Si además de la nalgada, le das mensajes como: “eres un irresponsable, o eres un flojo ” estarás integrando toda la conducta inadecuada en toda su persona. Mejor dile: “Tu actitud de flojera te perjudica mucho por que te trae problemas”

No es así que aprenderá a diferenciar las conductas inadecuadas de las adecuadas.

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Para que sepa la diferencia, es necesaria la experiencia supervisada y después la reflexión. Quizá te tome un poco de tiempo, sin embargo, es importante que antes de reaccionar por impulso, respires profundo y lo guíes a la reflexión cuando estés más tranquila.

Alternativa: Exprésale tu molestia y pídele que escriba tres razones por las que su conducta no fue adecuada.

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Así le darás un tiempo pertinente para que realmente piense y reflexione sobre su conducta. Después háblalo con él y lleguen a un acuerdo. Claro, eso no lo exime de la consecuencia lógica.

Debes aceptar que a veces lo haces por no saber manejar tu frustración.

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Comprende su personalidad. Usa un método de crianza específico para su temperamento. A veces sus fortalezas están ocultas en la rebeldía y apagarlas sería un grave error. Pide ayuda de un experto o busca libros que te puedan apoyar

Alternativa: Busca apoyo de un experto para saber cómo guiar a tu hijo respetando su personalidad.

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Si no puedes sola, acepta que necesitas una orientación y búscala. Eso no te hace ni mejor ni peor madre, simplemente es el reflejo de una maternidad responsable que busca soluciones objetivas para un sano desarrollo emocional de su hijo.

Porque no eres congruente cuando le pides un respeto que no le estás dando.

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La falsa idea de que los derechos sobre nuestros hijos incluyen sobrepasar su integridad física con la intención de educarlos, es algo que no tiene cabida en estos tiempos. Es bien sabido que los hijos aprenden por imitación. Por lo tanto, agresión generará agresión.

Recuerda algún momento de tu vida donde te sentiste muy mal cuando recibías nalgadas.

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Conéctate con tu niña interior y sé honesta contigo misma. Por mucho que justifiques estas formas de crianza, estoy casi segura que tu niña interior no está de acuerdo con ello.

Porque un niño callado y obediente no siempre es un niño feliz.

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El silencio puede ser sinónimo de la sobre adaptación y el sometimiento ante una situación que le provoca miedo. Tu pequeño puede perder su brillo y su forma inquieta de vivir el mundo, debido a la necesidad de encajar en tus expectativas por miedo a sentir tu rechazo.

Alternativa: Reflexiona sobre la felicidad de tu hijo y aprende a poner límites amorosos.

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Aceptar a tu hijo tal cual es, no significa que no debas poner límites. Sin embargo, si tu hijo es inquieto, es posible que sea el inicio de su creatividad porque disfruta explorar el mundo. Toda personalidad tiene sus puntos fuertes, solo hay que saber orientarlos.