Riesgos terribles de criar hijos demasiado obedientes

Ni creas que tu objetivo como madre es criar hijos muy obedientes pensando erróneamente que en eso se mide la "buena educación". Es tanto como hacer que caminen a ciegas hacia un precipicio. Y es que no es para asustarte y mucho menos para desacreditar tu autoridad; es para que comprendas que existe una línea muy fina entre la obediencia y la sumisión y debes enseñar a tus hijos a diferenciarla, porque seguir instrucciones al pie de la letra sin cuestionar, representa un riesgo enorme que incluso puede ponerlos en peligro. Edúcalos en el desarrollo de un pensamiento crítico para que así tengan el filtro que necesitan para saber decir "NO" a los peligros a los que están expuestos y para que logren desarrollar un criterio bien sustentado.

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Durante mucho tiempo se relacionó la rebeldía de los niños con un aspecto negativo y se infundía miedo en ellos para anular cualquier actitud oposicionista. Sin embargo, los extremos no son recomendables ya que un toque de rebeldía habla de un niño que tiene la capacidad de cuestionar y de saber poner límites para respaldar su propia seguridad.

El abuso de poder, la mala percepción de que una figura de autoridad debe ser respetada "en todo" y además la búsqueda de un sentido de pertenencia familiar, ponen en un estado vulnerable a un niño que no sabe distinguir entre lo que es la obediencia y la sumisión. Es por ello que puedes seguir estos consejos.

La obediencia ciega los puede hacer vulnerables ante el mal trato y dominio y por lo tanto pueden ser sumisos.

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La actitud dominante de algún amigo, de algún maestro o incluso de algún desconocido, popicia el abuso de poder o incluso sexual. Su programación mental puede llevarlos a detonar el interruptor que les dice: "Debes obedecer" sin importar el peligro que tengan frente. Hola

Es importante que practiques con ellos formas y opciones de responder ante cualquier tipo de abuso.

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Puedes decirles: ¿Qué harías si alguien te quisiera obligar a hacer algo que no quieres? O ¿qué harías si alguien te maltrata? Para ello es importante que tú no seas una madre dominante porque si no de nada serviría este ejercicio.

Si aprende a obedecer por temor, puede volverse retraído o temeroso.

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Los temores podrían verse reflejados en timidez e introversión que afectarían su capacidad de integrarse a un grupo y en el cual preferirían pasar desapercibidos y así evitar el conflicto o la posible desaprobación a la que están sujetos cuando no obedecen.

Permite que se equivoque y no lo juzgues por ello, recuerda que aún está aprendiendo.

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Cuando tu pequeño cometa errores, deja de criticarlo y mejor ayúdale a descubrir lo que puede aprender de dicho error. A veces por las prisas o el estrés del día quisiéramos que pensaran y decidieran como adultos y olvidamos por completo que están creciendo y aprendiendo.

La obediencia extrema impide que se atreva a dar su punto de vista o su opinión ante cualquier evento.

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Una forma de anularse a sí mismo puede ser que "para evitarse problemas o regaños", mejor prefiera guardar silencio y por lo tanto, no desarrolla un criterio que le permita opinar o expresar lo que piensa ante cualquier situación que esté viviendo.

Por muy absurda que te parezca su opinión, jamás lo descalifiques ni con palabras ni con gestos.

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Recuerda que tu pequeño aún no ha vivido tantas experiencias como tú y que su opinión será en función de sus vivencias y debes validarla agradeciendo su aportación, aunque no la pongas cien por ciento en práctica.

Evita participar en clase ya que piensa que quizá se puedan burlar de él.

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La obediencia ciega genera que tus hijos duden de su capacidad y potencial. Es posible que no quieran enfrentarse a situaciones que los ponen a prueba. El colegio es un campo fértil, pero si no se sienten seguros de sí mismos, evitarán todo riesgo a ser desaprobados.

Permite a tu hijo tomar pequeñas decisiones todos los días.

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Desde preguntarle cosas como: ¿Qué prefieres, ayudarme a recoger los platos o limpiar la mesa? O ¿vamos al parque o vamos al cine? Aunque no lo creas, el mensaje que hay detrás es que lo estás tomando en cuenta.

La obediencia ciega provoca que solo obedezca frente a ti y que desobedezca donde no estés presente.

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Si haces uso de amenazas para que el niño "se comporte", no estás fomentando en ellos la convicción real de que la conducta inadecuada le puede traer problemas. Él no razonará en ello ya que su única preocupación será no ser castigado.

Platica con él, comprende su emoción pero nunca dejes de poner límites claros.

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Por ejemplo: "Creo que lo sentiste muy injusto y por ello te enojaste tanto, aunque no debiste de haber roto el lápiz de tu compañero; ahora tendrás que reparar el daño y tú me darás tres propuestas de cómo lo harás y cuándo lo harás".

La obediencia ciega puede llevarlo a sentirse infeliz y con dificultades de encontrar su identidad.

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Si su prioridad en casa es "debo portarme bien, debo cumplir las expectativas de los demás, debo, debo, debo"… comenzará a actuar como un robot programado para seguir instrucciones.

Cada que le des una instrucción hazle la pregunta: ¿Estás de acuerdo? O ¿te parece bien?

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Supongamos que te responda que no. Entonces esto te da oportunidad de preguntarle, ¿cómo te gustaría hacerlo? Dame opciones y elegimos una opción entre los dos. Así, desarrollarás en él un sentido de responsabilidad y además una sensación de que sus propuestas son importantes.

La obediencia ciega impide poner en marcha la capacidad de reflexión.

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Para que tu pequeño pueda generar ideas ante una situación determinada, es necesario que razone de una forma eficiente de acuerdo a su nivel de comprensión y a su edad. Pero si casi siempre impones tu criterio, si siempre le dices qué hacer y cómo hacerlo, jamás desarrollará esta habilidad.

Para que decida con autonomía, haz la pregunta ¿qué pasaría si…?

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Si lo incitas a la previsión de las posibles consecuencias o efectos de su propuesta, para que sea él mismo el que llegue a la respuesta, lo estarás guiando a una toma de decisiones responsable en la que su convicción genuina le determinara si es o no una acción favorable.

La obediencia ciega no lo ayuda a desarrollar la motivación para debatir un tema.

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Al contrario, se sentirá inseguro y preferirá la zona de confort en la que no tenga que proponer sino en la que más bien preferirá ser dirigido. De esa manera su capacidad de tomar iniciativas se verá limitada puesto que se acostumbra a recibir órdenes sin cuestionar.

Invítalo a reflexionar con películas: Me pareció muy interesante tal escena, ¿Qué te pareció?

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Aunque no estés del todo de acuerdo, primero escúchalo, no lo contradigas. Quizá notes que tu pequeño te habla más desde la emoción y no desde la reflexión. Sin embargo, es básico que se sienta escuchado para que pueda bajar la guardia y escucharte a ti también.

Obedecer ciegamente impide que eche a andar su creatividad porque no se permitirá explorar.

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Con tal de no ser regañado, o debido a una falsa sensación de estar en peligro, evitará explorar su mundo por miedo a que le pase algo. Tiene tan metido en la cabeza que se puede meter en problemas, que coarta su curiosidad por descubrir y se refugia en la inseguridad.

Permite que de repente se “salte las normas” que no lo pongan en riesgo y con tu supervisión.

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Hay cosas que son negociables y otras no, todo depende del riesgo que represente. Si por ejemplo se duerme más tarde de lo acordado, puedes tener flexibilidad. Si hace cosas como agredir físicamente o hasta salirse sin permiso, eso no es negociable.

No cuestiona a las personas que obedece y no cuestiona lo que le piden, con tal de no perder su cariño.

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Cuando un niño es educado en la sumisión, actúa buscando la aceptación y el amor de sus padres. Si en niño percibe que cuando no cumple las expectativas puede ser rechazado, decide cumplir todas las normas con tal de ser aceptado.

Hazle saber que estás enojada con su conducta, no con él.

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Tienes que externar la acción de su ser. Aunque esto te suene muy poético, es importantísimo que le hagas hincapié en que estás muy molesta con su "actitud de…" o con "su conducta de…" y enfatiza en que a él lo amas mucho, pero que lo que es inaceptable es su conducta.