10 Hechos que debes aceptar para que dejes de pelear todo con tus hijos adolescentes

¿Cómo puedes dejar de pelear con tu hijo adolescente? Siéntete tranquila, no eres la única a la que le pasa esa pregunta por la mente. Muchas madres también quieren salir corriendo ante los cambios de conducta tan abruptos y la falta de comunicación con sus adolescentes. Seguro alguna vez te has preguntado en qué momento ese pequeñito tan encantador, se convirtió en una personita tan molesta. Y es que a veces, es necesario hacer esta pequeña confesión para aliviar el alma, ya que esto no te convierte en una mala madre sino en una madre humana. Por ello, si pones en práctica estos consejos, te harás la vida mucho más fácil y fluirás con los cambios naturales de la vida.

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Hay muchísimos prejuicios y estereotipos en relación a la adolescencia. Escucharás millones de opiniones y cada quien te hablará de acuerdo a su propia experiencia. Así que, si tus hijos están a punto de entrar en esta etapa, no creas todo lo que las malas lenguas te dicen y mejor espera a ver tu realidad.

Esta percepción tan catastrófica de que se avecina lo peor, es muy riesgosa, ya que puede ponerte a la defensiva sin necesidad de estarlo. O también te puede poner muy nerviosita y verás cosas que no son. En fin, pueden pasar muchas cosas así que lo mejor es ir un paso a la vez.

Es desafiante y quiere cambiar las normas que antes sí respetaba.

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Una de las quejas principales de toda mamá es la conducta rebelde que comienza a mostrar con todo lo que le rodea. Cuestiona las normas, no sigue tus instrucciones o se niega rotundamente a obedecer cuando no está de acuerdo.

No entres en lucha de poderes, esto ya no te funcionará más; mejor plantea opciones.

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Para que no sea desafiante, debes dar opciones ante una norma para que no seas determinante y autoritaria. Dile: "Debes ordenar tu cuarto, tú elije si lo harás por la mañana o por la tarde al regresar del colegio". De esta forma apoyarás su necesidad de independencia y de toma de decisiones.

Es muy poco afectuoso y tú sientes que te duele el corazón porque se ha alejado mucho de ti.

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Ya no te abraza como antes y se aleja de ti cuando le quieres mostrar afecto. Es posible que sientas su conducta como un rechazo terrible y te sientas muy triste o muy enojada por ello, pero es un cambio necesario para su sensación de independencia.

Quizá ya no te permita mucho contacto físico afectivo, pero puedes cambiar tu forma de acercarte.

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A veces puedes alejarte con la intención de darle su espacio. Sin embargo, es importantísimo que no confundas su alejamiento físico con la distancia emocional. Haz de las sobremesas un momento de convivencia importante, caminen juntos, o conversen. Esa es una forma de seguir en contacto.

No mide el peligro y muchas veces le cuestionas: ¡¿En que estabas pensando cuando hiciste tal o cual cosa?!

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Pensar en las consecuencias le es difícil. Es una etapa donde su cerebro todavía no madura suficientemente en el área responsable de la capacidad de juicio, planeación, y control de la impulsividad. Es por ello que les gusta la adrenalina y no piensan en las consecuencias de los riesgos que toman.

Recuerda tu adolescencia, quizá te ocurría lo mismo, y con ello puedes ser más empática.

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No minimices su capacidad de pensar. Darle mensajes que prácticamente lo descalifican en su sentido de la lógica, es tanto como pedir algo que aún no están capacitados para tener al cien por ciento. De hecho, el cerebro madura en su totalidad después de los 26 años.

No entiendes por qué prefiere a sus amigos incluso sobre la familia.

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Pasar tiempo con la familia le parece aburrido. Su actitud es de apatía, no se integra en las reuniones familiares, e incluso adopta una actitud que te parece odiosa porque nada le gusta, nada le parece, y es capaz de quedarse dormido en pleno comedor con la familia.

No compitas con su vida social, es parte de la etapa en que vive y lo necesita para su desarrollo.

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Si rivalizas por su atención, y peor aún, si lo chantajeas con comentarios como: "Pero no fueran tus amigos porque estarías muy contento con ellos ¿verdad?", lo único que sucede es que deje de confiar en ti y no te hable de su mundo. Si no tiene la misma actitud cuando está contigo es porque entre amigos se identifica y hay intereses en común.

Estás harta de que siempre quiere hacer las cosas a su modo y en su tiempo.

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Le pides que recoja su habitación, que doble su ropa, o que haga la tarea, y te dice que sí ¡pero no lo hace! Y esto te desespera demasiado. A veces, al grado que terminas recogiendo las cosas por él, con tal de que esté limpio.

Necesitas ser flexible, pero no dejes de poner límites y dale alternativas a elegir.

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Con acciones así, lo que tu hijo está tratando de decirte es: "No te metas en mis cosas, yo sé cómo y cuándo lo haré". Entonces si lo que quiere es independencia, déjalo decidir, pero se tú quien marque los lineamientos: "Puedes recoger tu habitación ahora o por la noche, decide".

Sientes que nada le importa, te asombra su indiferencia aún cuando le dices que lo castigarás.

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Es una forma de retarte y de decirte que tú no mandas sobre él. Tu hijo o hija adolescente anhela la independencia y por lo tanto quiere tomar el control de su vida. Cuando se porta indiferente ante tus advertencias, lo hace para hacerte saber que el control lo tiene él.

No entres en una lucha de poder queriendo demostrarle autoridad de la forma equivocada.

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Si elevas la voz cada vez más, si tus advertencias se convierten en amenazas e incluso si pasas a la agresión, estás desconectándote del objetivo de educarlo emocionalmente. Si te saca de balance, estás siendo un pésimo ejemplo porque mostrarás muy poca inteligencia emocional.

Te desconcierta que del mayor entusiasmo pasa a la más profunda apatía y en ocasiones se pone triste.

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Al ser una etapa vulnerable en donde su autoestima y su autoconcepto dependen mucho de su sentido de pertenencia social, es posible que sean muy sensibles a la crítica y a las descalificaciones de sus pares o amigos. Quizá se les baje la pila porque algo está pasando hay que estar alerta.

Jamás minimices sus cambios de ánimo pensando que es normal o que es parte de la adolescencia.

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Aunque los cambios abruptos de estado de animo podrían considerarse "normales", eso no significa que no debas acercarte, preguntar, investigar en el colegio, buscar indicios de algo que pudiera estarlo llevando a esos cambios. Cuando sientas que no puedes descubrirlo, busca ayuda profesional.

Te tacha de anticuada y exagerada, y se pone muy irritable cuando le quieres dar una opinión.

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Pone caras largas, te contesta de forma muy cortante, hace muecas, o descalifica tus opiniones. Siente que le das muchas recomendaciones y que lo cuidas demasiado al grado de decirte que lo asfixias y no lo dejas ser.

No importa que te considere exagerada, debes estar muy pendiente de sus actividades debido a los peligros que corre.

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No se trata de que te conviertas en una madre asfixiante o perseguidora. Tus consejos serán útiles y dejarán eco en la medida que sepas acercarte hablándole sobre casos que no lo señalen directamente, algo así como: "Mi amiga me contó que su hijo…o "que su hija…", y así abres un tema sin que suene a sermón.

No lo entiendes: Por un lado, anhela su independencia, pero por otro, a veces actúa como un niño.

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Estas conductas tan ambivalentes te confunden. Cuando quieres darle independencia parece buscar tu cobijo y busca tu atención con conductas que parecieran berrinches de un preescolar. Quiere ser autónomo, pero no quiere cumplir las responsabilidades que conllevan a ello.

No olvides que su lógica se basa en que la independencia es romper las normas por lo que desconoce el concepto real.

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De nada te servirá intentar explicárselo con palabras, de nada te servirá regañarlo o darle consejos al respecto. Para que él entienda el significado, tiene que vivir la experiencia de asumir las consecuencias de sus decisiones.

Se molesta mucho cuando hablas a otros de su vida cuando él no te lo ha autorizado.

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Es una etapa en la que tu hijo será muy celoso de su privacidad. Y si acaso te confía algunas cosas personales, será muy selectivo en la información que te dé. No cometas el error de seguir pensando que es un niño y que puedes compartir con quien quieras, detalles de su vida.

Si quieres que confíe en ti, debes actuar como una verdadera confidente y jamás descalificar lo que siente.

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Necesitas poner toda la atención del mundo, hacer pausa a lo que estás haciendo y mirarlo a los ojos cuando te confíe algo. Por más trivial o insignificante que te parezca, para él es importante y debes darle la misma importancia para que confíe en ti.