10 Señales de que tu hijo tiene estrés escolar y cómo ayudarlo

Con todo y la chispa de tus pequeños, sus eternas carcajadas y su eterna diversión, ellos también viven momentos de tensión. A veces creemos que el estrés es solo cosa de adultos, pero este no es el caso. Y aunque no se trata de meter a nuestros hijos en una burbuja para que se vuelvan intocables, sí debemos tomar en cuenta que el mal manejo del estrés puede traer efectos en su salud física y emocional. El colegio puede ser uno de los principales factores de angustia. Cuestiones como la tarea, las responsabilidades, los amigos, las notas y, en ocasiones, hasta los profesores pueden ser agentes estresores para tu pequeño. Es por ello que necesitas conocer las señales y también la forma de ayudarles, así que mira ésto que te puede interesar.

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Hay estresores tanto internos, como las autoexigencias que pueden hacerse para cumplir expectativas del exterior, o externos que están más relacionados con los momentos de evaluaciones y con situaciones del entorno. Sin embargo, el que lo tomen con calma y con responsabilidad al mismo tiempo requiere de tu ayuda y contención.

Lo mejor siempre será prevenir, y aunque sientas que tu pequeño no tiene ningún síntoma, es importante que los conozcas, ya que esto te ayudará a poner freno a su angustia si se presenta. Además, muchas veces la presión que sienten tus pequeños es ejercida por ti y tú no lo notas. Así que observate y toma nota de estas señales y cómo puedes ayudarlo.

Con frecuencia te llaman del colegio porque tu hijo se queja de dolor de estómago constantemente.

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Aunque por lo regular no es un dolor que implique gravedad, hay que ponerle atención. Si bien no tiene ninguna causa médica específica, sí podría implicar que los espasmos del tubo digestivo son parte de un mal manejo del estrés ante situaciones escolares.

Consejo: Juega con tu pequeño a: "Si tu pancita hablara, ¿qué me diría?"

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Tus pequeños pueden estar desconcertados y no reconocen al estresor principal y, por lo tanto, les es difícil saber qué les preocupa. Si juegas con ellos pidiéndoles que le pongan voz a su pancita adolorida, es muy probable que hablen de los sentimientos que están ocultos en el dolor físico.

Le cuesta mucho levantarse de la cama para ir al colegio y en ocasiones se niega a ir.

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Acércate a sus maestras para preguntarles sobre su desenvolvimiento durante el día en el colegio. Es importante que logren detectar en equipo cuál podría ser la posible causa de la negativa de tu pequeño a asistir. De esta forma podrán encontrar soluciones en conjunto.

Consejo: Háblales sobre tus experiencias en la escuela y cómo afrontabas los retos.

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Es más fácil que te ganes su confianza ante cualquier situación que deba platicarte si le hablas de tus experiencias cuando ibas al colegio. Si lo llenas de preguntas como: ¿Qué tienes? ¿Te está pasando algo? ¿Te están molestando?, probablemente no obtengas respuestas.

Sale muy molesto del colegio e incluso, en ocasiones, actúa agresivo.

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El problema es que el estado de alerta ante alguna situación no resuelta o que le esté generando tensión, podría estar elevando sus niveles de cortisol y por lo tanto estar en un estado inquieto y a la defensiva como una reacción natural ante el peligro.

Consejo: Asegúrate de que tenga una actividad física extra escolar, de preferencia, la natación.

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Los expertos en medicina del deporte recomiendan la natación debido a que ayuda a reducir el cortisol que es considerada la hormona del estrés, además de que ayudará a tu pequeño a sentirse mucho más relajado y a dormir mejor.

Está teniendo cambios radicales en su desempeño académico.

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Sus notas son muy bajas a comparación de otros ciclos escolares, lo notas indiferente o quizá en exceso preocupado a la hora de estudiar o de hacer la tarea, te dice que no sabe por qué sus calificaciones son tan bajas a pesar de haberse preparado para la prueba.

Consejo: Ten comunicación directa con todos sus profesores para que te den sus observaciones.

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Podría estar desconcentrado, tener falta de atención o en ocasiones ha habido casos en que son problemas de visión. Los maestros pueden ser tus aliados para cambiar las estrategias que le permitan a tu pequeño estar más concentrado.

Está teniendo problemas de insomnio y a veces puede tener pesadillas.

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Si tu hijo no está haciendo la tarea o tiene problemas con sus compañeros, o se siente muy presionado por los profesores, lo podría estar recordando mucho más durante la noche y por lo tanto la ansiedad crece y puede provocar insomnio.

Consejo: Además de crearle una rutina de horarios, debes platicar con él acerca de sus emociones.

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Antes de enfocarte en la situación que lo está estresando, te sugiero que te enfoques en sus emociones. Dile lo que ves: “te noto preocupado, o te percibo enojado, o me parece que estás angustiado”, de esta forma podrán comunicarse mucho mejor.

Está presentando conductas regresivas como chuparse el dedo, mojar la cama o hablar como bebé.

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Este es un indicativo de que le está siendo difícil enfrentarse a nuevos retos escolares, e inclusive podría estar sintiéndose incapaz de resolverlos. Por ello, inconscientemente, quieren regresar a una etapa de mayor dependencia.

Consejo: Quizá estés siendo sobreprotectora sin darte cuenta, ayúdale a confiar en sí mismo.

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El colegio le brindará nuevas experiencias en donde tú no estás presente físicamente para darle contención. Sin embargo, esto ayudará a que se vuelva independiente y aprenda a atravesar obstáculos por sí mismo. Ponle pequeñas pruebas en casa que lo vuelvan más independiente.

Se distrae con facilidad a la hora de hacer la tarea y se pone a hacer garabatos en el cuaderno.

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Es una forma de negarse a cumplir con la tarea, o quizá de sentir que es demasiado difícil y creerse incapaz de realizarla. En definitiva, es posible que tenga miedo al fracaso y postergue o no la realice completamente.

Consejo: Identifica tu nivel de exigencia como madre, quizá estés siendo demasiado estricta y no lo notas.

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Claro que todas las madres queremos hijos exitosos; sin embargo, recuerda que lo primero es que sean felices. Si ante cada circunstancia escolar lo regañas, no lo reconoces y sólo te enfocas en los errores, es posible que se vuelva apático con las tareas.

Te reportan en la escuela que ha perdido el interés por jugar y que prefiere estar en el salón con la maestra.

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Quizá esté necesitando una figura de protección debido a una sensación de impotencia. Debes pedir en el colegio que observen su desenvolvimiento social y detectar si está siendo víctima de bullying escolar por parte de algún grupo de compañeros.

Consejo: Habla con los directores del colegio y con la asociación de padres y lleva a tu hijo a apoyo psicológico.

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Primero confirma que es acosado y después escucha las propuestas del colegio para manejar la situación. Sin embargo, es básico que enteres a los padres de sus compañeros para que el caso de tu pequeño sea atendido realmente. Quizá necesite recibir apoyo profesional.

Está teniendo rabietas incontrolables y se enoja ante la más mínima situación en casa.

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En definitiva, no está utilizando mecanismos adecuados ante el estrés y toda la tensión acumulada en el colegio la descarga en casa. No es su culpa, es solo la forma en la que encuentra un desahogo en un espacio confiable. No vale la pena entrar en una lucha con él.

Consejo: Conéctate emocionalmente con él y antes de juzgar la conducta pregúntale si puedes hacer algo por él.

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Los berrinches son una forma de expresar frustración y muchas veces son formas de llamar la atención. Si algo ocurre en la escuela y no sabe como ponerlo en palabras, te lo dirá con actitudes. Antes de regañarlo por el berrinche, hazle saber que cuenta contigo y que estás ahí para escucharlo.

Tiene mucha tensión en las mandíbulas y las rechina cuando duerme.

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Este síntoma es denominado bruxismo y es una forma de descargar la tensión. Esto impide que tu pequeño tenga un sueño reparador que también tendrá consecuencias en su rendimiento. Es parte de un círculo vicioso.

Consejo: Dale un pequeño masaje externo y al mismo tiempo enséñale otras formas de descarga saludables.

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Puede cantar, dibujar, golpear un costal de box, bailar, sacudir su cuerpo como si tuviera hormigas, gritar en el bosque… En fin, lo importante es que no se lastime ni lastime a otros. Si libera la carga alostática que produce el estrés, quizá desaparezca el bruxismo pronto.