10 Señales de que tu hijo es muy impulsivo y cómo puedes ayudarlo

Recuerdo cuando una compañerita de colegio de mi hijo se negó a invitar a su fiesta a un amiguito del salón de clases porque decía que se ponía insoportable cuando no ganaba dulces en la piñata. Este pequeño era poco tolerante a la frustración y su impulsividad le impedía convivir con otros niños, al grado de que muchos comenzaron a rechazarlo. Cuando las cosas no salían como él quería, se tiraba al piso, o gritaba muy enojado. Por su puesto que esto alteraba la armonía en el grupo, pero lo más importante es que alteraba la propia paz del niño y ponía en riesgo su futuro. Es una cuestión de personalidad, pero también es un asunto de formación. Checa estas señales que te comparto y si identificas a tu hijo en alguna, sigue los consejos para ayudarlo.

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La formación que les damos a nuestros pequeños es una especie de entrenamiento para la vida. En el caso de entrenarlos en la tolerancia, lo importante es que sean capaces de afrontar las limitaciones, que sepan esperar con paciencia y que comprendan no se les puede complacer en todo lo que sus impulsos les dicten. De esta forma, aprenderán a enfrentarse al fracaso cuando algo no funcione a la primera, sin darse por vencidos o caer en la desesperación.

Sería maravilloso que siempre alcanzáramos nuestros objetivos de manera inmediata y sin obstáculos. Sin embargo, todas nosotras sabemos que la vida no es así. La realidad es que las metas se alcanzan con esfuerzos y muchas veces tenemos que tomar distintos caminos. Pues para que nuestros hijos fluyan en estos cambios y aprendan a buscar opciones, es importante que desarrollen la tolerancia. Por eso es básico que los entrenes si detectas las señales.

Señal: Es sumamente impaciente y no sabe esperar, busca obtener lo que quiere de manera inmediata.

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Recuerdo un video de un experimento social donde una pequeñita tenía la consigna de no comer los caramelos del plato, y si cumplía, le darían más después. Pues, a pesar del premio que iba a obtener por su paciencia, no pudo resistir y se llenó la boca de los caramelos.

Estrategia: No le des todo de manera inmediata, ayúdale a desarrollar su paciencia.

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Confróntalo con la impaciencia para que vaya regulando sus emociones y sensaciones de forma progresiva. Si te pide algo, que sea bajo horarios específicos, por ejemplo, si te dice: "¡Quiero ver una película!" Le responderías: "Hoy no, recuerda que eso lo hacemos los viernes".

Señal: Se desespera y hace berrinche cuando ante un juego o un reto, no encuentra la solución de forma inmediata.

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Debido a su conducta impulsiva y poca paciencia, quiere encontrar soluciones de forma inmediata y se siente angustiado cuando no lo hace. Pide apoyo externo y busca los caminos más sencillos evitando así el pensamiento creativo.

Estrategia: Aunque notes su frustración y desesperación, ¡no le des las respuestas! Y contágialo de calma.

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Ayúdalo a desarrollar sus capacidades resolutorias, si le das las soluciones, estás impidiendo el desarrollo de su creatividad. Mejor haz preguntas como: ¿Qué otro camino puedes probar? Invítalo a respirar profundo.

Señal: No tiene la capacidad de respetar las reglas de un juego con tal de ganar.

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Se brinca las normas y muchas veces hace trampa a pesar de que sabe que lo van a descubrir. No piensa en las consecuencias y solo actúa para obtener lo que quiere y por lo tanto no es empático con los demás.

Estrategia: Ayúdale a desarrollar la empatía a través de preguntas como: ¿Qué sentirías tu si…?

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Que aprenda a filtrar antes de actuar. Al ser impulsivo, le cuesta trabajo pensar en cómo puede afectar a otros amiguitos con su conducta. Es por ello que hacer un juego de intercambio de roles: "Ahora tú eres…" o "¿Qué estas sintiendo cuando tacho tu tarea?"

Señal: Es demasiado exigente y demandante y hace pataletas sino cumples sus deseos.

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Es egocéntrico, pide atención en todo momento y además exige que se hagan las cosas como él quiere y en el momento que él dice. Imagina la dificultad que tendrá en un futuro si sigue sintiendo que el mundo gira alrededor de él.

Estrategia: Fomenta en él la preocupación y el interés por los demás para que también aprenda a dar y no sólo a recibir.

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Pueden llevar a cabo acciones altruistas, quizá donar juguetes, ropa e incluso contar cuentos a niños de una casa hogar. Pueden cooperar con fundaciones. Lo importante es que él experimente el contacto y aprenda a dar.

Señal: No le gusta jugar con otros niños ni compartir sus juguetes.

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Es aproximadamente entre los 3 y 5 añitos que está aprendiendo a ser mas desprendido con sus cosas. Sin embargo, si la conducta sigue, le será difícil el trabajo en equipo y esto es indispensable para su futuro.

Estrategia: Evita regañarlo o castigarlo por no compartir, indúcelo a manera de juego.

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Si se resiste a compartir, y peor aún, también lo obligas, tu pequeño confundirá el “quiero” compartir con el “debo” compartir y la resistencia crecerá. Fomenta su generosidad con juegos,  como la elaboración de cartas de amor familiar o jugar al amigo secreto en casa, por ejemplo.

Señal: A veces se porta agresivo con otros niños e incluso los agrede físicamente.

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Si tu pequeño patea, muerde o suelta un golpe cuando las cosas no salen como él quiere o cuando pierde en un juego o cuando no está de acuerdo con algo, significa que no tiene inteligencia emocional.

Estrategia: Enséñale estrategias de gestión emocional como el juego de la tortuga y su caparazón.

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Se trata de una técnica de autocontrol donde le platicas el cuento de la tortuga que se retira a su caparazón cuando está muy enojada. Al mismo tiempo le enseñas a cruzar sus brazos, lo cual significa que se retira a su caparazón antes de agredir a alguien.

Señal: Le cuesta mucho adaptarse a los cambios y es irritable en las nuevas rutinas.

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Es posible que se sienta enojado cuando tiene que enfrentarse a un cambio, por ejemplo, un cambio de maestra, un cambio de ciclo escolar, un cambio de horarios, un cambio de casa. Le cuesta trabajo adaptarse y explota con facilidad.

Estrategia: Enséñale a expresar su angustia ante los cambios de forma saludable.

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Hazle saber que entiendes su angustia, pero que en lugar de que te grite o les grite a sus amigos, sería preferible que apretara un cojín o que lo mordiera. O que siempre cargue su pelotita antiestrés. Su emoción es aceptable, lo que no puede ser aceptable es que explote su angustia con otros.

Señal: No le gustan los retos, se enoja cuando las cosas se complican y no termina lo que inicia.

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Si se da por vencido tan fácil, es posible que la consecuencia futura lo lleve a la falta de perseverancia y se resignará fácilmente. Al ver que tiene que esforzarse para encontrar el camino, se verá forzado a renunciar antes de tiempo y a dejar todo a la mitad.

Estrategia: Dale ejemplos personales y desarrolla su pensamiento creativo con preguntas de reflexión.

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Es importante que sin que suene a sermón le platiques una anécdota tuya que ejemplifique cómo te enfrentaste a un reto y decidiste perseverar. Cuando veas que se rinde pronto, pregúntale: ¿Qué más te falta por hacer? ¿Qué otras opciones tienes? Y si persiste, apláudeselo.

Señal: Hace demasiadas rabietas en casa y en el colegio al grado de que desespera.

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Se sale totalmente de control, ha descubierto que cuando tiene esta conducta, llama la atención y entonces logra que los demás lo volteen a ver. Ojo que no es capricho, es solo la forma inadecuada en la que ha aprendido a afrontar los retos.

Estrategia: No cedas ante sus rabietas y enséñale a relajarse con la respiración o con yoga para niños.

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En lugar de regañarlo o engancharte con su rabieta, practica con él la respiración profunda e incluso puedes salir a caminar un momento con él. Practicar yoga para niños le ayudaría muchísimo a lograr el autocontrol.

Señal: Por más que le des explicaciones frente a un conflicto, no logra entenderte y llega a agredirte.

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Ante su desesperación, rabieta o conducta impulsiva, tú intentas darle explicaciones que lo calmen, que lo hagan entrar en razón o que lo relajen. Sin embargo, siempre fracasas en este intento de solución e incluso su reacción empeora.

Estrategia: No quieras razonar con tu pequeño cuando no está en condiciones de escucharte, mejor espera.

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Claro que es importante que comprenda que no siempre se gana, o que entienda que de los errores se aprende. Sin embargo, no es pertinente razonarlo en medio del berrinche, espera a que esté en capacidad de escucharte y explícale con cuentos, ejemplos o películas infantiles.