Sería lindo que las horas de las comidas en casa fueran como las pintan en los comerciales, con todos los miembros de la familia deshaciendose en sonrisas y los niños nada quisquillosos que comen todo lo que se les pone en el plato. Aunque eso no es imposible, sí hay trucos para que reine la paz en tu mesa.
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Lo primero es observar. Como en todo, los comportamientos de tus hijos, en especial los malos, son especies de mensajes que te están mandando sobre sus estados de ánimo, sus gustos y disgustos.
Si te metes a detective y escoges los mejores momentos, lograrás eliminar para siempre los dramas de las comidas. No es difícil, pero requiere de muchísima paciencia. Es un esfuerzo, pero las ganancias beneficiarán a toda la familia.
No reacciones emocionalmente.
Los niños son esponjas emocionales. Si te pones mal, ellos también se pondrán mal y aumentará el drama.
Fíjate en cómo le gusta la comida en el plato.
Hay muchos niños que se sienten agobiados cuando hay muchos alimentos diferentes en los platos y estos se tocan unos con otros. Escucha lo que te dice cuando le sirves la comida.
Deja que tus niños se familiaricen con la cocina.
El participar en la preparación de los alimentos ayuda a que los coman con más ganas.
Descubre cuáles son los aderezos favoritos de tus niños.
Algunos adoran el ajo, otros la cebolla, o la sal, o un toque de tocineta. Agrégaselo a las comidas que más rechace. Eso reducirá el drama radicalmente.
Deja atrás las reglas de toda la vida.
Está bien mezclar platillos salados con dulce y hacer de la comida un evento divertido.
Las comidas se hacen en familia.
No separes a los niños a la hora de comer. Ellos aprenden viendo.
Los niños son capaces de tomar ciertas decisiones.
Déjales que decidan qué salsa quieren agregarle a sus comidas, cuál verdura prefieren y cuál es su plato y cubierto favorito.
Escoge el mejor momento para insistir con algún alimento.
Si tú o tus niños están cansados, o de mal humor, o tienen visitas, no le pelees en la cena. Puede ser peor el remedio que la enfermedad.
Si tienes dudas sobre la salud de tus niños y su alimentación consulta con el pediatra.
No te preocupes porque alguien en la familia te diga que tu pequeño está muy flaco o flaca, o tiene mal color. Los latinos tenemos muchas ideas de lo que es saludable y una de ellas es que los niños deben ser gorditos. ¡Un grave error!
Lleva un diario de alimentos.
Después de una o dos semanas podrás determinar qué comida le gusta a tus niños, cuáles combinaciones son más atractivas para ellos y cuándo y cómo tuviste éxito para que probaran alimentos nuevos.
Con la información adecuada podrás evitar los dramas en la mesa de ahora en adelante.