
Por alguna extraña razón, las emergencias dentales no suceden cuando el dentista está abierto, o a una hora razonable. La mayoría pasan en los peores momentos. Es la realidad. Por eso es importante saber qué hacer.
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Estamos hablando de cosas como un dolor de muelas, un diente roto o una inflamación de una encía. Situaciones que todo padre encuentra en algún momento de la crianza y que muchas veces vienen acompañadas de dolor, o consecuencias permanentes.
Es fácil desesperarse en estos casos, pero los tips que siguen a continuación te van a ayudar a manejar la situación y a saber qué hacer hasta que se llega al dentista.
Lo primero es tener una lista de dentistas que atienden emergencias.

Guarda los números de teléfono y averigua con anticipación si aceptan tu seguro y si atienden niños.
Primero debes llamar al dentista.

En la oficina odontológica te podrán decir si es algo que puede esperar, o debes salir corriendo a un especialista.
A veces comida atrapada entre los dientes puede causar malestar.

Buches con agua tibia con sal ayudarán a desinflamar. Sin embargo, lo más importante es sacar el pedazo. Lo ideal es desatascarlo con hilo dental.
El odontólogo te podrá decir porqué pasó esto y qué puedes hacer para evitar incidentes similares en el futuro, que pueden afectar las encías.
Si tu hijo o hija pierde un diente, no todo está perdido.

Guarda la pieza que se cayó y averigua cuál es la emergencia dental más cercana. Si no consigues, ve al hospital. Es posible que se lo puedan pegar, pero tiene que ser rápido.
Cuando agarres el diente, no toques la raíz. Si está sucio, lo mejor es limpiarlo con leche. Si no agua, pero no lo seques, pues lo puedes dañar.
En el caso de un diente partido, haz que tu hijo se enjuague la boca con agua tibia.

Si se le hincha la cara, pónle hielo y llévalo al dentista. Solo el odontólogo te podrá decir si el daño es cosmético o es algo más complicado.
Un golpe alrededor de la boca puede traer problemas dentales.

Si hay una lesión abierta, lo mejor es enjuagarla con agua oxigenada o solución salina. Si no tienes a mano, agua tibia ayuda.
Confirma que los dientes no hayan sufrido daño obvio, pero incluso si no ves nada, lo mejor es ir al dentista para descartar cualquier problema posterior.
Compresas de agua helada y hielo ayudarán en caso de inflamación.
Un dolor de muelas repentino puede tener muchas causas.

El dentista es el indicado para determinar qué está pasando, pero hasta que llegues a su oficina, calmantes, buches con agua salada y compresas calientes pueden ayudar.
Si se cae una amalgama hay que mantener el espacio limpio a toda costa.

Lavarse los dientes con regularidad hasta que puedas llegar al dentista es esencial. En la farmacia también venden productos temporales para taparlos, pero es imperativo que un odontólogo vuelva a cerrar el diente, para que no se pierda el trabajo anterior.
Algo que ayuda mucho es tener una espece de botiquín para emergencias dentales.

Debe tener paquetes de hielo o calor instantáneo, un pequeño contenedor para guardar un diente de la forma más estéril posible, calmantes y productos para sellar dientes y volver a pegar coronas.
En cualquiera de los casos, lo más importante es mantener la boca lo más limpia posible.

También debes mantener la calma y controlar el dolor lo mejor posible. El dentista sabrá qué hacer.