A veces pareciera que los que escriben las etiquetas en vez de darnos datos importantes quieren confundirnos y evitar que nos enteremos de qué hay en la comida que le damos a nuestros niños. Sin embargo, es posible descifrarlas y aquí tienes algunas de las cosas más importantes que debes saber.
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El tamaño de la porción varía.
¿Sabes que cuando te dicen una taza, se están refiriendo a una porción similar a la que cabe en el puño de una persona adulta? Por lo general es la mitad de una taza grande de café.
Presta atención a cuántas calorías hay por porción y al tamaño de esa porción antes de comprar algún paquete de comida.
La cantidad de porciones es tan importante como las calorías en las etiquetas.
Según la Dirección Federal de Alimentos, un error común que cometemos muchos es no prestar atención a la cantidad de porciones que vienen en una lata, bolsa o caja de comidas.
Puede ser que la etiqueta de un paquete relativamente pequeño diga que trae 10 porciones y te fíes de las calorías en una porción, aunque esté clarísimo que tus hijos van a querer más de una.
Edúcate sobre el DV, es decir el valor en base al porcentaje diario.
En la etiqueta la medida se ve así: %DV y nos dice el porcentaje por porción de los nutrientes recomendados en base a las recomendaciones de la dieta diaria.
No es fácil entender bien qué significan, pero como regla básica se puede decir que 5% es poco y 15% o más es mucho.
Los azúcares escondidos pueden ser peligrosos.
Todos sabemos hoy en día que el exceso de azúcar es malo, pero en las etiquetas de comida no es siempre claro. Además de los porcentajes de azúcar, también tienes que ver las de todos los ingredientes que terminan en "osa" u "ose", en inglés. Por ejemplo, palabras como glucosa, fructosa y dextrosa.
Los ingredientes imposibles de pronunciar suelen ser enemigos.
Pero hay excepciones: la celulosa, ácido láctico, maltodextrina, ácido ascórbico, goma xantan, inulina, tocoferoles y lecitina. Todos ellos son compuestos importantes para mantener la comida de cierta manera, pero no son dañinos para la salud.
No creas todo lo que se publicita.
Estudia qué significa cada afirmación. Por ejemplo, cuando te dicen que la carne no tiene hormonas, eso no es realista. Lo importante es no tenga hormonas extras a lo que ya tiene el animal.
Cuando dicen sin antibióticos, quiere decir sin antibióticos de consumo humano.