8 Ventajas de permitir que tus hijos sean respondones

Es un tema controvertido, pero si tu hijo es cuestionador e intenta defender sus ideas siendo respondón tiene muchas ventajas en el desarrollo de su personalidad. Eso sí, jamás permitas faltas de respeto. Pon límites claros si cruza la línea, pero permítele expresar sus ideas y emociones ya que no te imaginas lo que esto le ayudará en un futuro.

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Como dice mi mamá "hay de todo en esta vida" y lo mismo te puede tocar un hijo pacífico como te puede tocar una hija extrovertida y con mucho que decir*.* Usualmente, esta conducta se demuestra en la adolescencia, pero hay otros que empiezan desde más chicos. Es bueno el cuestionamiento desde pequeños ya que a largo plazo les permite tener desarrolladas las destrezas de racionamiento crítico.

Sin embargo, el respeto hacia los padres es primordial. Eso siempre hay que dejarlo claro. Existen padres que toman a "chiste" las respuestas de sus hijos y no se dan cuenta que el niño o la niña realmente les está faltando el respeto. ¡Ojo con eso! Por eso, comparto contigo estas ocho ventajas de permitir que tus hijos sean respondones.

Aprende a decir “no” sin importar si un grupo social lo presiona o lo induce a un acto inadecuado.

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Si tiene fortalecida la comunicación y en casa le has permitido opinar, el podrá decir "no"ante la propuesta de drogas, alcohol o alguna conducta inadecuada a la que sea inducido por amigos. No le dará temor el rechazo y sabrá que está haciendo lo adecuado.

Cuando no está de acuerdo en lo que dices y te lo hace saber, está reafirmando su identidad.

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Quizá su criterio te parezca inmaduro y es natural puesto que carece de experiencia. Sin embargo puedes decirle: Entiendo que no estés de acuerdo y lo único que podría modificar de mi decisión es… ya que eso no atenta contra tu salud o seguridad.

Permites que desarrolle su capacidad de analizar una situación y de medir las consecuencias.

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Cuando tu pequeño intenta darte razones para convencerte de su punto de vista, al mismo tiempo está analizando el panorama de una situación y está poniendo a trabajar su cerebro, por lo que poco a poco se dará cuenta por sí mismo si su lógica es razonable o no.

Jamás se va a someter ante ninguna situación pero también aprenderá a medir cuando vale la pena luchar y cuando no.

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Si tu pequeño tiene las bases de valores bien establecidas, sabrá que luchar por algo que sabe de antemano que es un riesgo para su salud, su seguridad o su integridad, dejará de insistir por propia convicción.

Aprenderá a aceptar sus errores si tú sabes hacer las preguntas estratégicas.

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Puedes comenzar: Entiendo que estés molesto aunque ¿Qué podrías haber hecho para que las cosas fueran distintas?, ¿Qué es lo que evitarías hacer la próxima ocasión? Con esto echas a andar su pensamiento predictivo y además aceptará una equivocación.

Aunque no te lo diga, te está pidiendo que lo dejes tomar decisiones.

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La sed de experiencia es muy común, la necesidad de explorar diferentes terrenos los lleva a veces a tomar decisiones acertadas y otras no tanto. Cuando sientas que es descabellado pero que no afecta a su salud o a seguridad, permítelo para que midan los efectos por sí mismos.

Le permites expresar sus emociones, ponerle nombre a lo que siente para después buscarle una solución.

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Cuando te contradice en algo debes preguntarle: ¿Qué sientes? Y jamás descalifiques su emoción por muy incongruente que te parezca. Después pregunta: ¿Estás enojado o triste? Y cierra con un: ¿Quieres que hablemos después que se te pase o en este momento?

Está entrenándose para negociar y saber que muchas veces hay que renunciar a algo para obtener algo mejor.

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Si en casa no le das opciones y cometes el error de decirle: Esto es así porque lo digo yo y punto, no le estás dando la oportunidad de luchar por lo que quiere. Es mejor que le digas: Si quieres el permiso, piensa en una solución, propón algo y papá y yo lo pensaremos.