Una mamá le metía tremendo pellizco a su hija y le decía: "Donde te pille de nuevo pellizcando a tu hermano, te va a ir peor" ¿Encuentras la lógica? Al igual que tú, yo me sorprendí y me pregunté: ¿Cómo es que quiere que su hija respete a su hermano si ella misma hace lo que pide a su hija que NO haga? ¡Qué confusión para un niño! Las palabras solo informan, los actos enseñan así que jamás olvides que los niños aprenden por imitación.
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No pides perdón cuando te equivocas
No somos madres perfectas y por supuesto que cometemos errores. El primer paso para que aprendan de ti, es que aceptes que te equivocaste y les enseñes que a pesar de ser la mamá también tienes tropezones y así les regalas humildad para la vida.
Mentiritas piadosas
Las mentiras son mentiras y punto. Si tiendes a ocultar, omitir o cambiar la realidad de las cosas para salir de un problema, tus hijos lo notarán de inmediato y así que decirles "Jamás me mientas", sonará totalmente incongruente y preferirán imitarte. Evita usar mentiras frente a ellos.
Hablar mal de papá o mamá
Si pides que respeten a su padres, a sus abuelos o a las personas en general, debes darle su lugar a cada quien. Emitir opiniones respetuosas no es lo mismo que buscar aliados para hacer bandos, esto solo llevará a perder la línea del respeto que tanto pides.
Cuando todo el tiempo te quejas de tus responsabilidades
La amargura y el entusiasmo ante la vida son algo que en gran medida se aprende. Si te ven todo el tiempo cansada, fastidiada y quejándote continuamente de lo mucho que trabajas, es definitivo que relacionarán el esfuerzo y las responsabilidades con dolor o angustia y ten por seguro que también se quejarán.
Tus hábitos poco saludables
No tomas agua natural, no comes frutas ni verduras, bebes alcohol en exceso o fumas frente a ellos ¿y les pides buenos hábitos?. Por más sermones que les des sobre la salud, la alimentación y las adicciones, tú eres su punto de referencia, ¡no lo olvides!
Si estás en medio de relaciones destructivas
Es probable que repitan el conflicto que vives en tu relación porque para ellos será lo normal, no importa si les dices: "no quiero que te pase lo mismo que a mí", les afectará de alguna forma si no haces algo al respecto.
Criticarte a ti misma
Formar una buena autoestima en nuestros hijos depende de la autoaceptación. Una cosa es que te vean planteándote nuevos retos para crecer y mejorar y otra muy distinta es que te escuchen criticarte en tu cuerpo, tu figura, tus hábitos o mostrando continuamente tus complejos.
Cuando no disfrutas y todo te parece mal
Se que la rutina nos come aunque puedes darte dos minutos para hacer una pausa y darte cuenta de las bendiciones que te rodean. Valorar cada instante los ayudará a hacerlo también, así que siempre pregúntate y pregúntales: "¿Qué ha sido lo más divertido que hemos hecho hoy?"
Cuando no respetas los turnos
Si pides a ellos que sean pacientes, que respeten las instrucciones y las normas pero al mismo tiempo te observan pasarte la luz roja del semáforo o te ven cometer una falta, les des el argumento que sea te imitarán de todas formas.
Cuando les dices ¡No me grites! con un grito
Gritar no se parece en nada a poner límites con un tono firme. Si gritas cuando tu hijo te grita solo estás entrando en una lucha de poderes que podría resultar inacabable. Que quepa la prudencia en ti y mejor tomate un tiempo para recapitular todo en una charla firme pero nutritiva.