¿Has observado la carita de tus pequeños cuando descubren algo nuevo? Su entusiasmo y asombro al explorar es una imagen que quisieras congelar en tus memorias. Y es que la ingenuidad mezclada con curiosidad y creatividad forman el aprendizaje verdadero. Actualmente queremos hijos superdotados- no entiendo para qué- y los sobre estimulamos sin respetar su ritmo y entonces ya no les asombra nada. Mejor un paso a la vez, acá te digo por qué.
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Imagen vía Corbis
Necesitan ser felices más allá de ser los mejores
La vida se ha convertido en una competencia absoluta, pareciera ser que nada es suficiente y contaminamos a nuestros hijos con esta creencia. Si lo llenas de actividades extras y le exiges metas inalcanzables, le impides disfrutar y fluir en su etapa.
Inculcas un concepto equivocado del éxito
Sé flexible para que tu pequeño encuentre su propio camino desarrollando a su ritmo sus habilidades. Ten cuidado con las expectativas que tienes de él, no le coloques cargas que solo le roban su identidad.
Ahogas sus ganas de descubrir
Esa curiosidad innata se ve asfixiada con tantos estímulos y la energía que tienen para moverse y saciar su curiosidad, se ve sofocada con las soluciones que tú ya pones en su mano sin que el haga esfuerzos para descubrirlo.
Pierden la motivación y el placer por lograr algo
Si le enseñas que los resultados son lo más importante, no disfrutarán el camino a la meta ni tampoco aprenderán de ello. Serán más importantes los resultados sin importar si llegan a el hasta con trampa.
Caes en el espejismo de construir mejores cerebros
Empecemos por entender que nuestros hijos no son robots a los que hay que aceitar para que funcionen mejor. El neurobiólogo y psiquiatra Dan Siegiel dice que no es necesario saturar a los niños de estimulación excesiva.
Los apuras a crecer
La alegría y la diversión que caracterizan la infancia deben estar involucrados en su manera de aprender, necesitan reír, jugar y moverse. No confundas sus logros con represión, pueden lograr mucho siendo niños.
Son víctimas del aburrimiento y la ansiedad
En una entrevista hecha a Catherine L’Ecuyer- investigadora y divulgadora – mencionó que: el exceso de consumismo, la multitarea, las imágenes rápidas en la pantalla o sonidos estridentes, embotan el cerebro de los niños y la falta de equilibrio puede provocar impulsividad.
Rechaza actividades de su agrado por agotamiento
Por increíble que parezca, un niño sobre estimulado dirá "no" a sus actividades favoritas debido a la falta de energía. Puede sentir poca motivación y mostrar apatía de forma gradual hasta que su prioridad sea cumplir las expectativas de otros antes que disfrutar su propio espacio.
Sobrecargas su cerebro
Como todos los extremos, el exceso de conexiones neuronales es contraproducente ya que demasiados caminos generan incertidumbre e inquietud por no saber cuál elegir, por lo que los resultados a la hora de la acción podrían ser muy malos.
No saben estar solos y necesitan del estímulo externo
También es sano darle un descanso a la mente y no hacer nada puede ser la solución, sin embargo tanta estimulación puede generar en tu pequeño la necesidad de sentir un ruido, un movimiento, una actividad.
Pueden aminorar su capacidad creativa
Como madre me parece importante que mis hijos sientan que son capaces de crear y no solo de imitar. La iniciativa por emprender cualquier cosa esta relacionada con la creatividad que desarrollan cuando confían en su propio ritmo.