Los cuidados en tu embarazo garantizan la salud del bebé y de esto depende que su gestación llegue a término. Hoy ser prematuro no implica riesgo de supervivencia pero sí puede traer ciertos trastornos. No puedes meterte en una burbuja, pero conocer los riesgos te ayudará a tomar precauciones.
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Imagen vía Corbis
Pulmones demasiado inmaduros
Estos órganos son los que más tardan en madurar, y aunque un bebé tiene posibilidades de sobrevivir desde la semana 24, pueden ser víctimas del Síndrome de Dificultad Respiratoria Neonatal (SDR).
Alteraciones motoras
Los principales efectos son a largo plazo cuando está desarrollando sus capacidades motoras, el entumecimiento muscular es un indicativo importante.
Problemas en la retina
Hay un posible crecimiento irregular en los vasos sanguíneos de su retina ya que no desarrolló por completo sus ojos cuando estuvo en el vientre materno.
Problemas de personalidad
Te cuento que en investigaciones del Instituto de psiquiatría de King’s College en Londres se descubrió una predisposición a desarrollar trastornos de ansiedad, además de un riesgo elevado de depresión y una personalidad retraída.
Posibles problemas cognitivos
Esto implica problemas de aprendizaje asociados a un menor desarrollo cerebral. Te cuento que de acuerdo a un estudio realizado en la Universidad de Iowa se detectó que los niños prematuros tenían menos materia blanca y u hipotálamo más pequeño.
Poca confianza en sí mismos
La misma investigación en Londres sugiere que la personalidad inhibida puede tener efectos en la autoestima y en el desenvolvimiento social por lo que el ánimo y la motivación decaen.
Traumas emocionales y físicos al nacer
La estadía prolongada en el hospital y los tratamientos que son especialmente invasivos, son la bienvenida al mundo de un bebé prematuro y esto impide que pueda establecer una relación inmediata con su madre.
Dificultades para autorregular sus emociones
Se ha comprobado que los efectos se ven reflejados en la dificultad para regular adecuadamente sus reacciones sobre todo ante las presiones ambientales y las diversas exigencias académicas y sociales. Todo ello detona en posibles problemas de conducta.