Somos madres pero tambien seres humanos con historia. Si tu infancia fue dolorosa, posiblemente arrastres muchos monstruos del pasado que sin querer pasas a tus hijos. Sana tus heridas del pasado, esos demonios son tuyos y de nadie más. ¡No cometas el error de heredarlos a tus pequeños!
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Dolores del pasado
Si tu historia fue dolorosa, suelta el sufrimiento y enfoca las cosas positivas que esas vivencias te dejaron. Es mucho mejor que eduques a tus hijos en función de lo que te ayudó a crecer a que les reflejes que la vida es sinónimo de dolor.
Prejuicios
Los tiempos cambian, evolucionan y lo que ayer era una verdad absoluta hoy ya no lo es, sé flexible en tu forma de pensar y suelta los prejuicios que solo te estorban. Permite que tus hijos sean ellos mismos mientras sean felices, no borres su esencia.
Miedo al abandono
Si en tu infancia sufriste abandono emocional y no lo has superado, es probable que seas una madre distante emocionalmente- “antes de que me dejes me alejo”- o excesivamente controladora -“yo me encargaré de que no me dejes” –
Sentimientos de culpa
Si te culpaban por todo "por tu culpa me duele la cabeza, por tu culpa estoy enferma…" es posible que una parte de ti sienta que puedes provocar efectos devastadores en los demás y este demonio puede convertirte en una madre sobreprotectora o sumisa.
El qué dirán
El miedo al rechazo puede convertirte en una persona que no eres con tal de ser aceptada. Preocuparte de más por la apariencia puede generar en tus hijos la idea de un mundo en que "deben" adaptarse a las expectativas de otros y no a las propias.
Experiencias de humillación
Si fuiste víctima de críticas y descalificaciones constantes, quizá sentiste que era normal. Debes tener sumo cuidado en "no repetir la historia” con tus hijos. Cultiva tu autoestima para que puedas cultivar la de ellos también.
Miedo a confiar
Si viviste situaciones donde las promesas no se cumplían o donde había mucha inconsistencia entre lo que decían y hacían, puedes tener latente el demonio de la desconfianza y convertirte en una madre perseguidora.
El perfeccionismo
Si viviste intolerancia al error, podrías ser una madre controladora creando un ambiente de tensión en casa. Si observas con crítica, puedes generar en tus hijos sensación de frustración y pensaran: “nunca es suficiente para ella”.
Las ideas de sumisión
Aquí cabe mucho la perspectiva que tú tengas en cuanto al rol de la mujer en una familia. Si fuiste educada en un ambiente machista, es posible que cargues con la creencia de que el hombre tiene más privilegios que la mujer. ¡Deshazte de esa idea!
Tus resentimientos
Si tu pasado fue difícil y tu infancia dolorosa, es posible que estés enojada con aquellos que te hicieron sufrir. Evita expresar tu ira y alimentar tus rencores frente a ellos. Mejor busca ayuda.
Tus hábitos autodestructivos
Los hijos aprenden del ejemplo y quizá tú aprendiste del ejemplo de tus padres. Corta la cadena, ten fuerza de voluntad y mejora tus hábitos por el bien de tus hijos.