Al llegar de trabajar mi hijo me recibió muy emocionado con un chocolate, yo me sentía agotada y sólo sonreí dándole las gracias por tan lindo detalle. Puso ojitos tristes y me preguntó: ¿Estas enojada, mami? Su pregunta me sacudió y noté de inmediato que estaba mezclando mis preocupaciones en mi relación con mi hijo.
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¿Por qué es importante aprender a controlar la ira? Te voy a explicar de qué se trata. La ira o enojo es la reacción emocional que se expresa con resentimiento, furia o irritabilidad. De no controlarla, esta respuesta emocional puede afectar negativamente a la persona que la experimenta y a las que están a su alrededor, especialmente a los menores.
Los expertos recomiendan meditar y reflexionar sobre los momentos que has experimentado la ira. El primer paso es identificarla y luego comenzar a tomar control sobre ella. Encontré estos ocho consejos que, puse en práctica y ahora los comparto contigo.
Sacude tus ideas y tu cuerpo antes de cruzar la puerta de tu casa.
Al sacudir tu cuerpo sale toda la tensión por tus manos y por tus pies, imagina que el estrés se va hacia el fondo de la tierra y pon tu mente en blanco después de una profunda respiración ¡Te juro que funciona!
Cierra tus ojos y evoca las sonrisas de tus pequeños.
Evocar las sonrisas de tus hijos te conectará de inmediato con el amor que sientes por ellos y por su capacidad de disfrutar la vida. Llénate de ese sonido y siente como recorre tu cuerpo.
Espera el momento oportuno para los límites.
Si estás muy enojada y sabes que estás a punto de gritarle puedes decirle: “Me siento muy enojada por tu conducta y no es momento de hablarlo, pero en una hora lo vamos a platicar y le pondremos solución”.
Un comentario positivo es mejor que la crítica.
Respira hondo y enfoca lo positivo: “Te has dado cuenta que cuando recoges tu habitación tienes más tiempo para jugar”, contrario a: “Ahora te quedarás sin jugar porque no has recogido tu habitación”.
Ten cuidado porque eres un modelo a seguir.
Jamás olvides que tus pequeños aprenden por imitación así que lo que observen en ti seguro que lo repetirán y si te perciben todo el tiempo de mal humor, pensarán que es un estado natural y comenzarán a hacer lo mismo.
Invítalo a caminar contigo y escúchalo.
Invita a tu pequeño a caminar y salgan a dar un paseo, no hablen del tema por el que estas enojada, solo contemplen en panorama juntos y al llegar de nuevo a casa, ya más tranquilos pueden hacer acuerdos.
Habla con alguien más de tus preocupaciones.
Es por desahogo ya que si platicas con una amiga, si lo compartes con tu pareja o inclusive si decides acudir a un grupo de apoyo, puede funcionarte como una descarga necesaria para no explotar con tus pequeños.
Habla de la ira como algo que pueden sentir todos.
Habla con tus pequeños y hazles saber que todos tienen buenos o malos momentos y que cuando la ira se apodere de ustedes mejor hablarán cuando ésta se haya ido.