10 Estereotipos sobre las madres que simplemente detesto

Convertirme en madre ha cambiado mi vida de muchas formas, pero cuando la gente asume que ando por la vida sin depilarme, sin bañarme, sin maquillaje, y hasta en pijamas la mayor parte del tiempo, me da un ataque de risa (por no decir que me muero de la rabia). No estás sola si alguna vez te has sentido encasillada en ciertos estereotipos solo porque tienes pequeñitos. Acá te comparto algunas de las cosas más ridículas que la gente asume.

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Imagen vía Corbis

No tenemos vida social

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Anular por completo mi contacto con otras personas simple y sencillamente me enloquecería… ¡Por supuesto que salgo!, solo que me he vuelto más selectiva con la forma en que decido pasar mi tiempo de ocio.

Ya no nos importa la pareja

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Me he vuelto bastante creativa para poder pasar algunos minuticos a solas con mi esposo, pero el interactuar y entendernos con nuestros hombres se vuelve aún más relevante cuando se tienen hijos. ¡Es una necesidad!.

Siempre estamos ocupadas

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Es un poco cierto, sobre todo en mi caso con niños muy pequeños y poca ayuda de la familia o niñeras, pero eso no quiere decir que no esté dispuestas a acomodar mi horario. Además, siempre está la hora de la siesta de los niños, y el momento en que finalmente se van a dormir.

Publicamos todo en redes sociales

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¡Para nada! Aunque tengo que aceptar que hay mujeres que se llevan eso de reportar todo lo que sucede con sus hijos a los extremos. Qué habló, de qué se rió, y hasta cómo hace popó o su tipo de vomito, en fin. En lo que a mí respecta, las cosas de mis hijos las comparto con mi familia y amigos cercanos. A los demás honestamente no creo que les interese.

Solamente queremos dormir

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Bueno, bueno…la verdad es que unas horitas más de sueño no me caerían nada mal, pero hay otras cosas además de la cama y nuestros hijos que también me emocionan.

No siempre nos bañamos o cuidamos de la apariencia

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¡Ay por Dios!… puede que a veces se nos retrase una o varias horitas, pero esa visita diaria a la ducha la cumplo de una forma o de otra. Tampoco perdí el interés por arreglarme, solo que tengo que ingeniarme para acomodar mi rutina de belleza con el tiempo de mis hijos.

Somos muy temperamentales y sensibles

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No más que cualquier otra mujer, y de hecho, conozco a hombres mucho más histéricos y llorones. La cuestión es que a las preocupaciones normales, las madres tenemos que agregarle los problemas de nuestros retoñitos.

Nos encanta hacer manualidades

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¡Ni de riesgo! Y ni siquiera me interesa. Desde muy joven he aceptado el hecho de que cosas como tejer, pintar y decorar cosas, se las tengo que dejar a los expertos. Yo no tengo ninguna habilidad de ese tipo.

Vivimos buscando cosas orgánicas

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Honestamente no tengo el presupuesto para ello, y por lo que he leído, no existen diferencias comprobadas entre alimentar a tus hijos con cosas orgánicas, y comprarle productos económicos del supermercado.

Andamos en competencia con otras madres

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Tampoco me interesa en lo más mínimo ser una madre estrella, no ando de voluntaria en todos los eventos infantiles de mi hija, ni soy de las que se la pasa en la cocina preparando cosas saludables. Tampoco ando preguntando sobre los avances de los hijos de mis amigas para compararlos con los míos. Las madres aprendemos a la fuerza que cada niño es diferente, y las probabilidades de que nuestros hijos sean superdotados es bastante reducida.