En esta ocasión se trataba de mí y aunque como psicóloga creía tener las herramientas para poner en práctica mis estrategias, en mi maravilloso rol de madre se me agotaban las opciones y pensaba: ¡que más hago para que mis niños obedezcan sin gritar y sin pedirlo mil veces! Te paso mis 15 consejos.
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Imagen vía Corbis
Regla de oro: Si tu cambias, el cambia
No comentas el error de sentir que tu hijo es quien debe hacer el esfuerzo principal para volverse totalmente obediente. Tú eres el punto de cambio, así que sal de la zona de confort y trabaja sobre ti misma.
Si no sigue indicaciones, no lo tomes personal
No le des a tu hijo la responsabilidad de tu tranquilidad, “el adulto eres tú",recuerda que es un niño en formación. Evita sentir o decirle que lo hace lo hace para molestarte, respira profundo, sólo está aprendiendo a medir consecuencias y poniendo a prueba el entorno. Ten paciencia.
Observa tus formas de autoridad
Date cuenta si eres excesivamente autoritaria o eres demasiado permisiva, necesitas encontrar el equilibrio. Si dudas de tu objetividad pregúntale a personas de confianza ¿cómo te observan en el rol de mamá? y esto abrira tu panorama para poner remedio.
Ponte en su lugar
Cierra tus ojos y vuelve a ser niña en tu imaginación, ahora háblate a ti misma como acostumbras hacerlo a tus hijos. Descubre si tiendes a culpar, amenazar, usar calificativos inadecuados y si es así, evitalo, ahora ya sabes lo que tus hijos sienten.
Ten claro qué esperas de la obediencia
Hay una línea muy delgada entre la obediencia y el sometimiento. En este último corres el riesgo de formar una personalidad pasiva, sin impulso e iniciativa. La verdadera obediencia se fomenta a partir del encuentro con un toque de desafío ante cada situación. Ten cuidado con los extremos
Forma un frente común con tu pareja
Para que las normas funcionen, busca común acuerdo con tu pareja y así tu hijo percibirá la congruencia en ambos y tendrá claras a sus figuras de autoridad. Necesitan aplicar las mismas normas y de la misma manera.
Evita discutir la norma establecida frente al niño
Si no están de acuerdo con tu pareja en algún límite, discútanlo en privado. La diversidad de opiniones puede volver desobediente y manipulador a tu hijo, tomará partido con alguno de los dos y tu armonía familiar puede verse alterada.
No lo satures de instrucciones
Se precisa, clara y directa: Haz la tarea, acércate a comer, recoge tus juguetes. Si das la indicación de manera general como: Ayúdame a las labores o haz tus cosas de la escuela, no sabrá que es lo que esperas de su comportamiento y así comienza la impaciencia de ambas partes.
Haz una lista con imágenes de las conductas que son inaceptables en casa
Elabora una pequeña lista con imágenes de las conductas adecuadas y tacha las inadecuadas, así tu hijo sabrá diferenciar que está permitido y que no. Al final del día repasen esa pequeña lista.
Establece horarios fijos
Crea una rutina, eso será la clave para que sepa que hacer, cuando y en dónde. Sugiero hacer otra lista con imágenes de las actividades y que el proponga junto contigo los tiempos para llevarlas a cabo. Así sentira que su opinión es tomada en cuenta y coperará mucho mejor.
Usa recordatorios creativos
Pon pequeños recordatorios en cada área de la casa. Evita escribir órdenes como: ¡Recoge tus juguetes!. mejor dale vida a cada rincón con mensajes así: Me gusta cuando me limpias atentamente el armario, Me siento feliz cuando estoy acomodado atentamente tu librero. Esto lo hará divertido y tus hiijos no lo sentirán como la orden de un dictador.
Aléjalos de los distractores comunes
Fomenta la concentración que necesita para la tarea que va a elaborar, es necesario que evites distractores como televisión, o estímulos muy vistosos como cuadros, adornos, ventanas, juguetes. Esto funciona muy bien en las tareas escolares.
Reconoce sus logros
Frases como: ¡Gracias hijo tu ayuda es muy valiosa!, ¡que bien lo estas haciendo!, ¡eso me agrada mucho! lo harán sentirse reconocido más allá de una obligación. Se amorosa y afectiva, notarás inmediatamente los resultados.
No le des premios a cambio de su cooperación
Evita la tentación de simplificarte el momento, no los acostumbres un pago por su buena conducta. Mejor fometa la buena conducta con reconocimiento verbal con una felicitación o palabra de aliento. No des premios materiales ya que cuando crezca le sera dificil darse cuenta que la vida no funciona así.
Describe el problema
Nota la diferencia entre decir algo así : Escucho a Lucky rascando la puerta, ¿tú sabes que quiere? a decir algo así: ¡No tienes derecho a tener esa mascota! porque no la cuidas, ¿cuando pretendes sacarlo a pasear? . Ya verás cuál funciona mejor.