La salud es lo más importante, sobre todo cuando uno se convierte en madre. El temor de contraer una enfermedad que nos impida ver crecer a nuestros hijos es la pesadilla de todas y desafortunadamente para Shelby Offrink ese miedo se volvió una realidad. Al poco tiempo de haber traído al mundo a su segunda hija, Shelby fue diagnosticada con cáncer en la espina dorsal. Lo más trágico de todo es que su esposo Ben también padece de un cáncer muy agresivo del sistema linfático. Aunque la pareja está al borde de la muerte, los dos no se van a dar por vencidos por sus hijas.
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Para Shelby y esposo sus hijas Maeve de cuatro años y Hazel de 18 meses es lo más importante. Ellos están criando a sus hijas en medio de los tratamientos de quimioterapia, radiación y medicina experimental. Los dos están haciendo todo lo que pueden para prolongar el fatídico final que les espera porque el cáncer de los dos es muy agresivo. Como te podrás imaginar, la historia de esta pareja le ha tocado el corazón al mundo entero por su valentía y las ganas de vivir.
Shelby está paralizada de la cintura para abajo y le acabaron de descubrir dos tumores en la cabeza. Ella le pidió a los médicos no que no le dijeran cuanto tiempo le queda de vida porque para ella eso no es importante. Ella vive cada minuto como si fuera el último enfocada en su esposo y sus dos princesas. Se me parte el corazón en mil pedazos porque me doy cuenta de las tonterías que a veces me preocupo. Shelby es una mamá excelente, quien con su historia, nos está enseñando a todas las madres a apreciar cada instante con nuestros hijos.
La mamá tiene todas sus esperanzas puestas en su esposo, quien está participando de una quimioterapia experimental, y espera recibir un transplante de la médula ósea. Espero que todo salga bien porque el hecho de pensar que esas princesas pueden quedar huérfanas me llena de mucha tristeza. Gracias a la generosidad de amigos, familiares y extraños, las niñas no han sentido que algo está mal con su familia.
Imagen vía Corbis
