Siempre supe que quería tener bebés. Sin embargo, tras del nacimiento de mi hija mayor, no quise saber nada sobre volver a ser madre. ¿Por qué? Para ser sincera, la sola idea de revivir las malas noches, los estrictos horarios de alimentación y todo el cambio de vida que trae consigo un bebé, me desanimaba por completo.
Entonces una amiga muy cercana tuvo su segundo hijo. Aunque esperaba verla abrumada y cansada, como sucedió tras el primer embarazo, ella lucía más feliz y tranquila. ¿Qué sucedió? Muy simple: se propuso disfrutar la maternidad.
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Yo, al igual que ella, descubrí que mientras el primer hijo representa la idealización de la maternidad, el segundo es su polo a tierra. ¿A qué me refiero? Te lo contaré continuación:
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Conocimiento adquirido. Mientras que con el primer hijo todo es nuevo y desconocido, con el segundo ya sabes a qué atenerte la mayoría de las veces, y eso genera confianza y seguridad. Por eso, por ejemplo, no 'vuelas al pediatra' cada vez que aparece la fiebre, o cuando tú pequeño se queja de dolor de estómago.
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Menos gastos. Cuando como en mi caso, los niños tienen más de tres años de diferencia de edad y son del mismo sexo, no es necesario comprar coche, cuna, esterilizador, monitores y ropa. ¡El ahorro es muy significativo!
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Horarios. Creo firmemente que los niños necesitan horarios. Con mi segunda hija aprendí, sin embargo, que no siempre se pueden cumplir, y esto no es el fin del mundo.
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El valor de la independencia. Mientras el primer hijo tiene el ciento por ciento de nuestra atención, el segundo no. Tal vez por eso son mucho más independientes que sus hermanos mayores y, por ende, menos demandantes.
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El amor se multiplica. Uno de mis mayores temores, con respecto a tener otro bebé, era el no saber si lo llegaría a querer tanto como a mi hija mayor. Tras mi segundo embarazo descubrí que el amor de madre, sencillamente, se multiplica.
¿Qué otras cosas pueden cambiar? La verdad es que no todo es fácil o color de rosa, y en ese sentido, el psicólogo y profesor de Pediatría en Kansas City, Edward Christophersen, explicó en la revista Parents, que en las madres son comunes los sentimientos de pérdida de libertad y de tiempo a solas, que tal vez aún conservaban con un solo niño.
Además, según el experto, a tu primer hijo le puede resultar difícil compartir la atención de los padres con el nuevo hermano. ¿Qué hacer? La revista mencionada sugiere pasar tiempo a solas con él, preferiblemente fuera de casa. Y ante todo, no pierdas la calma, recuerda que es cuestión de tiempo para acostumbrarse a la nueva dinámica familiar.
Imagen vía Thinkstock