Soy el tipo de persona que disfruta una ducha larga, sin embargo, cuando me convertí en mamá por vez primera, esos preciados momentos que pasaba bajo el agua planificando mi día y organizando ideas, desaparecieron.
Así como lo oyes. De un día para otro, una actividad tan sencilla y cotidiana como bañarme, se convirtió en sinónimo de preocupación y falta de tiempo, pues no solo me asustaba la idea de dejar sola a mi hija, sino también tenía tantas cosas pendientes que terminaba posponiendo ese momento hasta que mi esposo regresara del trabajo.
¿Te identificas con ésta situación? Si es así, quiero compartir contigo algunos consejos que podrían ayudarte a distraer a tu bebé mientras tomas una ducha.
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- Si tu hijo se siente a gusto cuando está en la silla mecedora o en la silla para el auto, puedes sentarlo en cualquiera de ellas y llevarlo contigo al cuarto de baño. Recuerda ubicarlo en el suelo, nunca sobre un mueble o superficie alta. Para 'mantenerlo ocupado', puedes darle juguetes que le ayuden a entretenerse, como recomienda en el portal Babycenter, el experto en seguridad infantil, Martin N. Simenc.
- Cuando el bebé está en etapa de gatear y se rehúsa a permanecer sentado, llevarlo al baño contigo puede ser una buena estrategia. El experto advierte que es importante cerrar la puerta o instalar una de seguridad que le impida salir. Además, debes hacer del baño un lugar seguro: cierra todos los gabinetes y mantén bajo llave artículos como cosméticos, secadores de cabello, rizadores, joyas y máquinas de afeitar. También, recuerda que la tapa del inodoro debe estar bien cerrada y no olvides mantener las papeleras o basureros fuera de su alcance, pues tanto la basura como las bolsas plásticas, pueden ser peligrosas.
- En mi caso, descubrí que a mi hija le gustaba mucho la música, así que al momento de ducharme la dejaba en su cuna y ponía uno de los discos de canciones infantiles que tanto disfrutaba. Siempre llevaba el monitor conmigo y me aseguraba de dejar la puerta abierta.
- Algunas amigas me contaron que ellas preferían bañarse cuando sus hijos tomaban la siesta en la mañanas. Al igual que yo, tenían el monitor a mano y la puerta abierta, para asegurarse de escuchar al bebé en caso de que despertara.
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