He escuchado el cuento de personas diferentes, incluyendo una que lo vio todo en vivo y directo – es decir, en persona- y todavía no creo lo que tuvo que pasar una pobre mujer, embarazada de siete meses, que viajaba en un avión desde Nigeria hacia Texas.
El avión iba sobre pleno océano cuando la atacaron insoportables e irreversibles dolores de parto. ¿Te imaginas la escena? La pobre mujer debe haberle rezado hasta a santos en los que no cree para que se le pararan las contracciones. Sin embargo, todo fue en vano y lo que sucedió luego le ha cambiado la vida mucha gente.
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Si yo hubiese estado en su lugar (y pudo haber sido posible, porque me tocó viajar mucho por trabajo durante mi primera barriga) también hubiese estado recriminándome por haberme subido a ese avión__.__ Pero estoy segura de que haya pensado, lo que haya pensado esa pobre mujer, todo debe haber desaparecido para dejar paso al miedo.
Pronto, las contracciones se hicieron más y más fuertes y quedó más que obvio que el bebé no le iba a dar la oportunidad de pisar tierra.
María Clark, la portavoz de United Airlines, explicó que el personal de la aerolínea en el avión se puso en contacto con la torre de control y así recibieron instrucciones paso a paso de qué hacer. Asumo que alguien en la nave tenía idea de cómo ayudar a la mujer.
"Con la ayuda de profesionales médicos que estaban presentes en el avión y en tierra", agregó Clark, el bebé nació en pleno vuelo. ¡Qué emoción!
De inmediato, la aeronave fue desviada y aterrizó de emergencia en el Aeropuerto Internacional de Miami, donde la mamá y el recién nacido fueron llevados al hospital más cercano.
Por mucho que trato, no consigo imaginarme lo que habrá sido esa experiencia. Una mujer comentó en el website de The Miami Herald que ella estuvo allí. "Fue la experiencia más hermosa que he tenido. Me cambió la vida", agregó. No es para menos, todo esto me suena a milagro.
La prensa en Miami no ha difundido el nombre de la nueva mamá, pero sí se conoció que el bebé es varón, nació prematuro y el parto se le adelantó bastante. Se supone que las embarazadas necesitan un permiso médico para subirse a un avión después de que han entrado el séptimo mes de gestación, justo para evitar este tipo de percances.
Además de confirmar que todos están en buena salud, tengo curiosidad por saber qué nombre le han puesto al niño. Quizá el de algún hombre que ayudó en el parto, o a lo mejor el del piloto. Espero que no le vayan a poner nada relacionado con la aviación, o -dedos cruzados- la aerolínea. Por favor, no.
¡Felicidades a la nueva mamá!
Imagen vía Thinkstock
