Cuando te encuentras con una maestra que los estudiantes no quieren cualquier cosa puede suceder. En un poblado al norte de Nueva York, varios estudiantes decidieron que era hora de terminar con la "malvada" maestra y planeaban su muerte con desinfectante de manos. ¡Puedes creerlo! Por supuesto que no la iban a obligar a beberlo, pero como sabían que es alérgica a este producto tenían una manera muy sencilla de hacerla sufrir hasta lograr su muerte. Estos planes aunque podrían sonar infantiles y hasta ridículos, también son macabros, todo estaba previsto hasta con fecha determinada.
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Hasta ahora las autoridades no han dado a conocer ni el nombre de la maestra y mucho menos la de los alumnos de la escuela primaria. ¿Te das cuenta? Niños tan pequeños ya con sentimientos tan agresivos, quiero suponer que la maestra debe ser o muy exigente o tal vez poco cariñosa, pero nunca como para merecer morir en manos de sus estudiantes.
Elba es el pueblo donde se encuentra dicha escuela, más o menos entre Búfalo y Rochester y ahí, es donde este drama se ha desatado a tal grado que llegó hasta las noticias locales. Se dice que los estudiantes que planeaban su fechoría, le comentaron a todos los demás que matarían a la maestra rociando desinfectante antibacterial por todo el salón de clases justo antes de las vacaciones de invierno. Algunos no le dieron importancia, pero hubo uno que le comentó a sus padres quienes hicieron el reporte a las autoridades escolares.
Aunque la policía intervino en esta investigación, decidieron que no había delito que perseguir y dejaron al Distrito Escolar que se encargara internamente de este asunto, que según parece están investigando de manera muy seria. Por un lado, me alegro que ni siquiera hayan podido atentar contra la salud de la maestra y por otro lado, debe ser horrible para ella que sus alumnos la odien de tal manera. Ahí también habría que investigar que actitudes de esta profesora son las que han despertado tanta maldad.
Entiendo que algunos docentes pueden ser estrictos y severos, pero levantar el odio popular no es correcto. Tampoco condeno a estos niños con sus pensamientos extremos. Creo que aquí la lección se aprenderá y la moraleja es que sin una buena comunicación los problemas llegan solitos y no podemos esperar que los niños manejen sus emociones igual que nosotros. Una vez más es importante conversar con nuestros hijos y hacerlos sentir que tienen la confianza necesaria en nosotros, sus padres para hablar y solucionar los problemas. Quizás si muchos de estos niños hubiesen hablado con sus padres y estos hubiesen evaluado la conducta de la maestra con antelación esta situación no hubiera escalado a tal magnitud.
Imagen vía Thomas Favre-Bulle/Flickr