El tiroteo de Seattle enseña que los adolescentes sí mueren y matan por amor

Gia Soriano murió a los 14 años. Después de días luchando contra la muerte, la joven falleció a consecuencia de los balazos que recibió durante el tiroteo ocurrido en la escuela Marysville-Pilchuck High School, en las afueras de Seattle. Es la tercera muerte de este terrible incidente. Uno más en el que un chico, con acceso a armas de fuego, y con problemas mentales y emocionales comete una locura.

Tengo que reconocer que, a pesar de mis mejores esfuerzos por alejarme de esta tragedia, la historia de los seis adolescentes de Marysville me acompañó todos estos días. No se ha confirmado, pero los estudiantes de la escuela secundaria han hablado de un romance que terminó terriblemente. Me aterra. ¡Es tan duro criar adolescentes!

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Según lo que han contado testigos a la prensa en Seattle, los seis chicos involucrados eran inseparables. Jayden Fryberg (el pistolero), Andrew Fryberg y Nate Hatch eran primos y mejores amigos. Con las chicas Zoe Galasso (la primera víctima faltal), Gia Soriano y Shaylee Chuckulnaskit. Sus cuentas en Facebook los muestra como adolescentes normales. Tenían entre 14 y 16 años.

La relación entre ellos parece haber sufrido por los típicos enredos románticos de los adolescentes. Una de las chicas dejó a Jayden Fryberg por uno de sus primos. Los comentarios en Twitter del muchacho mostraban a un joven destrozado por una traición amorosa. Sonaba desolado y mucho más afectado de lo que se podría esperar a esta edad.

Creo que allí estuvo el error. Lo que esperamos. Lo que seguro que asumieron sus padres.

Recuerdo claramente mi primera ruptura amorosa. Yo estaba más grande. Tenía 22 años, pero el dolor me hizo caer en una depresión profunda. Mis padres no sabían qué hacer conmigo. Fue muy duro. Muchas veces me dijeron que no era para tanto, o que nadie se muere de amor, que había más peces en el mar, que si no tenía dignidad, entre muchas otras cosas. Hoy en día puedo ver que mi reacción hubiese requerido atención psicológica.

Dado lo que hizo Jayden Fryberg, asumo que el desengaño amoroso, aún más si su amigo del alma y primo estaba involucrado, pasó un interruptor en su cabeza, que nadie registró. Es muy tarde para él, pero le pregunté al psicólogo que a veces nos ayuda con mi hijo qué hacer. Sus recomendaciones fueron las siguientes:

1. Prepara a tu hijo o hija para el dolor de una ruptura amorosa. Explícale, que lo más probable es que lo sienta alguna vez en la vida y que es un proceso duro, pero que se pasa.

2. No lo o la juzgues. Sólo porque tú no entiendes sus sentimientos, no significa que no sean válidos. Háblale de tus experiencias. Quizá otros adultos en la familia puedan hacer lo mismo. Qué se sienta escuchado y acompañado.

3. Ayúdale a distraerse. Aunque sea obligado, un cerebro que tiene que concentrarse en otra cosa sana más rápido.

4. Dale tiempo, pero vigílale. Más de dos semanas sumido o sumida en el dolor es preocupante. Si tu hijo o hija no levanta cabeza dentro de ese lapso razonable (no digo olvidarse, pero no querer hacer nada, dormir mal, etc) necesita ayuda profesional.

5. Dale amor. Esto es lo más importante siempre y a cualquier edad. ¡Que se sienta querido!

Imagen vía Gia Soriano/Facebook