Además de todas las cosas que tenemos que tomar en consideración al igual que nuestras amigas anglosajonas cuando se trata de ponerle un nombre al bebé, las latinas nos encontramos con otro tipo de problemas también. Algunas de nuestras reflexiones parecen bastante divertidas al ponerlas por escrito, pero yo recuerdo haber estado estresada durante meses tratando de decidir el nombre que le pondríamos a nuestro bebé. Aquí pueden encontrar 8 problemas típicos que las latinas tienen cuando están tratando de encontrar un nombre para su bebé que nacido aquí en los EE.UU.:
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1. Se acostumbra usar nombres de miembros de la familia: En mi caso, tanto mi madre como yo llevamos el nombre de mi abuela, las tres nos llamamos Lucía. Por supuesto que no podía hacerlo con mi hija, así que le puse el nombre de una de mis hermanas (Carolina) y le pedí a mi otra hermana que fuera la madrina, para no ofenderla.
2. Las latinas debemos escoger nombres que puedan pronunciar los estadounidenses sin problemas. Yo me casé con un gringo, por lo que era muy importante que el nombre que escogeríamos para nuestros hijos tanto su familia gringa como también mi familia hispana, pudieran pronunciarlo. ¡La tía de mi esposo murió pensando que mi nombre era Lucille porque no podía decir Lucia!
3. Sentimos que tenemos la obligación de tener ambas culturas representadas equitativamente. Mi gringo y yo decidimos darle un nombre estadounidense y uno latino a mis dos hijos como un acuerdo. El nombre de nuestra hija es Carolina Anne y el nombre de nuestro hijo es Michael Renan (¡su segundo nombre es el de mi papá!).
4. Los nombre de figuras cristianas prominentes son claves cuando se trata de ponerle nombre a los hijos. Creo que hay muy pocas familias latinas que no tengan hijos con nombres de figuras religiosas, tales como, Jesús, Ángel, María, José o de uno de los tantos santos, los cuales aseguramos que han realizado varios milagros que han protegido o salvado algún familiar.
5. Ponerle al bebé el nombre de alguno de los protagonistas de una novela popular. Hubo un momento en que realmente consideré nombrar a mi hija Esmeralda, nombre del personaje interpretado por Lupita Ferrer en una novela que me tenía obsesionada. Tengo primos y amigos que llevan el nombre de personajes de novelas que eran populares durante el periodo que nacieron.
__6. Los bebés latinos al final terminan teniendo muchos nombres. D__espués de terminar con todas las consideraciones antes mencionadas, existe además la tradición de llevar el apellido paterno y materno, más algunas preposiciones como "de", y nuestros pobres bebés terminan con tantos nombres que solo consiguen ser destrozados (como el mío) por el Departamento de Vehículos Motorizados o compañías de tarjetas de crédito. Yo me quedaría con una combinación de no más de 4 nombres y apellidos.
7. Deben considerar además los apodos que se les dan después de que se le ha puesto el nombre al bebé. ¿Cuántas de nosotras ni siquiera usamos nuestros nombres? Mi nombre se convirtió en Lucita (para diferenciarlo de mi mamá y abuela); mi hermana era Lela (abreviatura de Valeria); mi hijo se convirtió en Mikito (para latinizar su nombre anglo) … y la lista continúa.
8. Términos y expresiones de cariño que no se pueden traducir al inglés. Algunas de nosotras no utilizamos ni nuestros nombres reales ni los apodos que nos han puesto, sino que usamos términos tales como, gordita, negrita, flaca, cielito o corazón. ¡Entonces, realmente no vale la pena estresarse por el nombre que debemos escoger!
Imagen vía Corbis