Esta mamá tiene que ser tarada y de verdad, no creo que haya leído un solo libro sobre crianza jamás en su vida. Para ella, colocarle un piercing a su bebito en la nariz le pareció de lo más normal, al ser un procedimiento que había aplicado con anterioridad a personas adulta.
Lo que no sospechó es que medio mundo le caería encima al publicar una fotografía del pequeño en Facebook, donde aparece luciendo el adorno corporal, que para la muy ingenua representaba una gracia.
¡Tienes que ver el escándalo que se armó después!
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Como era de esperarse, muchas de sus amigas quienes también son madres estuvieron en desacuerdo. Hubo quienes dejaron de tratar a esta primeriza, llamándola una persona "horrible" y recomendándole que hiciera terapia psicológica.
Leyendo su explicación me doy cuenta que no tuvo ninguna mala intención al someter a la criaturita a un procedimiento doloroso y que le pudo hacer daño. Simplemente, ella pensó que estaría bien, pero las voces de afuera terminaron por aturdirla.
"Lo hice con anestesia tópica en mi propia casa y con una aguja de perforación pre empacada", explica la mujer dando a entender que se trata de un "simple hueco en la nariz" pero el asunto no es tan sencillo.
La imagen de su hijito con el piercing fue a dar a un sitio de internet y mientras el dedo acusador de unos cuantos la señalaban, la anónima mamá pensó que lo mejor era mandar a quitar la foto y por supuesto, removerle al bebé la pieza metálica de su naricita ¡Era lo justo!
Como siempre digo, son decisiones que cada quien puede tomar cuando tiene la edad adecuada, pero someter a un ser que apenas puede gatear y balbucear palabras a algo tan fuerte, es un acto de irreverencia contra la mayor inocencia del mundo.
No está bien desde ningún punto de vista. Creo que si mi hijo adolescente me dice que quiere tatuarse o hacerse un piercing, me daría una preocupacón extra porque todavía creo que no sabe medir las consecuencias de sus actos.
Menos que menos voy a pensar en ser yo quien experimente con el cuerpo del niño, practicándole cosas que puedan marcarlo de por vida. Hay miles de maneras de hacerlos lucir coquetos pero lo de esta mujer me parece tremendo exceso.
Menos mal que al final lo reconoció y entendió que colocarle a un bebito un piercing no es la idea más brillante que haya podido tener. Hay que cuidarlos y protegerlos en lugar de someterlos al peligro (¡¿Qué tal que algo hubiera salido mal con la salud del querubín?!).
Que nos sirva de escarmiento a todas, por muy originales que queramos ser con nuestros hijos.
Imagen vía Corbis Images