Y el ganador es….¡El equipo familia!

A medida que veo a mis hijos crecer, tengo muchos sentimientos encontrados. Me encanta ver cómo van desarrollando su personalidad y se van interesando en cosas. Es inevitable sentirme un poquito triste.

Me acuerdo de esos días en que lo único que les importaba en la vida era el amor. Mamá era la reina y papá era el valiente rey. Creían cada palabra que salía de nuestras bocas. Confiaban en nosotros y sabían que éramos sus guardianes. Todo el tiempo querían estar con nosotros.

Pero llegó el momento en el que crecieron, como les pasa a todos los niños. Se dieron cuenta que los amigos son divertidos y que los deportes, también. Empezaron a jugar fútbol y baseball y descubrieron un mundo que esperaba por ellos fuera de la casa. Cada vez era más difícil encontrar tiempo para compartir en familia.

Me puse a pensar en los viejos tiempos cuando pasábamos fines de semana enteros explorando la ciudad, simplemente haciendo cosas juntos. Hoy en día es difícil pasar un par de horas juntos. Pero me di cuenta que no tiene que ser así. Podemos hacer que suceda.

Generalmente, los niños no practican ningún deporte los domingos así que hemos designado 2 domingos al mes como "domingos en familia". Ésta resultó ser la idea más inteligente que he tenido.

Los niños siempre están ocupados jugando sus propios partidos y muy rara vez tienen la oportunidad de ver un partido profesional. Como a todos nos gusta el baseball, pensé que sería un buen plan. No sólo es divertido, allí los niños también pueden ver que el esfuerzo tiene sus frutos. Claro, mis dos hijos sueñan con ser profesionales. Todavía  son pequeños y puede que cambien de opinión, pero, mientras tanto, los seguiremos apoyando mientras persiguen sus sueños. ¡Qué mejor manera que ir a ver un partido de baseball!

Todos estaban muy emocionados. ¡Hace mucho que no íbamos a un partido!  Los dos llevaron sus guantes en caso de que pudieran atrapar una bola. No quise decirles que las sillas eran arriba y que no había muchas probabilidades de que la pelota cayera cerca de nosotros.  Sabía que tan pronto llegáramos al estadio no iba a importar si estábamos sentados en primera fila o muy arriba. Es imposible no dejarse contagiar por la emoción, sin importar donde se esté sentado.

Con el fin de mantener nuestra salida a bajo costo, lleve unos snacks de la casa. Comimos frutas, nueces y cajitas pequeñas de Frosted Flakes mientras llegábamos al partido. Y cuando volvimos a la casa, un snack especial nos estaba esperando.

El partido estuvo genial. La pasamos bien, nos reímos y alentamos al equipo todo el tiempo. No llegó ni una bola cerca de donde estábamos  pero mi hijo menor tuvo puesto el guante todo el tiempo. Nuestro equipo estaba ganando, pero al final del partido, una de las súper estrellas del otro equipo hizo un "homerun" y perdimos.

En el carro camino a la casa, mi esposo les preguntó a los niños si se habían divertido.

"Sí", dijo el mayor, "me hubiera gustado que hubieran ganado pero igual fue un bue partido".

"Fue el mejor día de mi vida" respondió mi hijo menor, muy dulcemente.

Miré a mi esposo y sonreí.

"Nosotros sí ganamos", dijo él.

Cuando llegamos a casa, mi hijo mayor propuso un juego de baseball en el patio.

Todos salimos al patio y tiramos y golpeamos la pelota, deslizándonos en bases improvisadas. Después de un rato, entré a la casa a preparar ese snack especial y alcancé a escuchar a mi hijo mayor hablándole a su papá.

 "Si voy a ser un profesional", dijo, "tengo que entrenar mucho".

"Todos tenemos que trabajar duro por las cosas que queremos en la vida", dijo mi esposo. "Sólo tienes que estar motivado, practicar mucho y pedir ayuda". Eso es lo que significa ser parte de un  equipo. Y así pasa con todo, piensa que tu familia es tu equipo principal y que podemos ayudarnos mutuamente para cumplir nuestras metas.

"Entiendo papa", dijo mi hijo al mismo tiempo que juntaba su puño con el de su papá. "¿Podemos practicar por 10 minutos más?"

"Claro que sí", dijo mi esposo.

Cuando entraron a la cocina, tenían hambre y estaban cansados. Los muffins de banana estaban saliendo del horno.

"A eso es a lo que yo le llamo trabajo en equipo", dijo mi hijo mientras comía uno de sus snacks favoritos.

"Sí", dije yo. "Todos tenemos algo que dar y no importa qué tan ocupados estemos, tenemos que recordar que la familia es el equipo más importante".