Claire Carter, de Lancashire, Inglaterra sufrió una reacción alérgica al embarazo. No me refiero a que tenía las náuseas propias del primer trimestre sino a que su cuerpo hizo una alergia a su estado. La mujer sufrió de un síndrome muy raro llamado colestasis intrahepática del embarazo (ICP), el cual afecta aproximadamente a cinco mil mujeres cada año. Este síndrome altera la función de la bilis en el hígado lo cual es muy serio porque puede causar nacimiento prematuros y muertes de los bebés.
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Claire estaba dichosa cuando descubrió que estaba embarazada y nunca se imaginó que su cuerpo iba a reaccionar de la forma que lo hizo. La pobre mujer no podía comer nada y se la pasaba vomitando todo el tiempo. La partera de dijo que eso era normal y que se debía a un desbalance hormonal pero Claire sabía que no podía ser así. Los síntomas no se mejoraron después de los tres meses. Al contrario, se empeoraron. A las veinte semanas ella empezó a sentir una rasquiña incontrolable y le salieron erupciones en la piel.
La rasquiña era tan intensa que Claire usaba hasta cuchillos de mesa y tenedores para rascarse y muchas veces no paraba hasta que le sangraba la piel. ¡Pobre mujer! ¿Se imaginan algo así? Finalmente a las treinta semanas ella fue al médico y le diagnosticaron el síndrome. Los doctores decidieron monitorear su embarazo porque notaron que el bebé no estaba creciendo y cuatro semanas después decidieron hacer una inducción. Phoebe nació pequeñita, únicamente pesó cuatro libras y ocho onzas pero su salud estaba estable. Inmediatamente después de que nació la niña, los síntomas fueron desapareciendo. ¡Increíble, ella realmente era alérgica al embarazo!
Todas las madres tenemos la tendencia de olvidar nuestras malas experiencias con el embarazo y Claire no fue la excepción. Ella se volvió a embarazar y los síntomas empezaron nuevamente. Con el segundo embarazo los síntomas fueron más fuertes y decidió tomar medicamento cuanto tenía veinticinco semanas. La colestasis estaba haciendo imposible que su organismo tolerara las hormonas del embarazo y los médicos decidieron inducir el parto al las treinta y tres semanas para prevenir complicaciones. Penny nació pequeña pero saludable y ahora Claire tiene a sus dos angelitos.
Imagen vía Corbis