Está comprobado que cuando las mamás y los papás nos involucramos en las actividades escolares de nuestros hijos, el resultado suele ser mejores notas, más asistencia a la escuela, mejor autoestima, una más alta taza de graduación, menos drogas y alcohol y menos comportamiento violencia. Sabiendo esto, no me queda sino recalcar cuán importante es que participemos de esas actividades. ¿Pero cómo hacemos para involucrar a nuestros maridos y esposos?
Ellos trabajan todo el día en la calle, a diferencia de muchas de nosotras que nos quedamos en casa (trabajando como camellas, pero en casa) o que incluso hemos logrado trabajar para ganar dinero desde la casa (o sea, que trabajamos por partida doble porque además de los quehaceres de la casa, trabajamos por una paga). ¿No te parece justo que los hombres también se hagan cargo de los hijos y de lo que tiene que ver con su educación?
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No sólo es justo sino que además es necesario. Lo primero que hay que tener presente es que los hijos son de dos. Y aunque den trabajo, no son un "trabajo" o una "tarea" en sí mismos. Así que no cuenta que él ayude con los platos o se encargue de mantener el jardín. No importa las horas que un hombre trabaje en la calle, el tiempo, así sea poco, que le dedique a sus hijos es algo que no tiene precio. Fíjate en todas las cosas que podemos hacer para que él sea parte de la vida académica de los más chiquitos de la casa.
1. Pásate el interruptor mental y asume que los hijos son de dos y que lo que su papá le da a los niños no se lo puedes dar tú.
2. Piensa de qué forma tu pareja puede ayudar y cómo hacer que el trabajo de la casa, la crianza de los niños y las actividades académicas y extra curriculares sean más llevaderas para ti, y luego discútelo con tu esposo. Pregúntale qué visión tiene de su familia y cómo cree él que podría ayudar a hacer esa visisón realidad, cómo le gustaría manejar la relación entre ustedes y la crianza, y escucha lo que tiene que decir. Cuándo el se hace parte activa, la relación entre ustedes y la de él con los niños mejorará sustancialmente.
3. Establece una rutina diaria que incluya una hora y un lugar para estudiar, actividades supervisadas después de las tareas, ver televisión juntos, cenas en familia, acostarse a la misma hora, leer un cuento a la hora de dormir. Como ves no todas estas actividades son "estudio" o "tarea", llevarlos al colegio y pasar recogiéndolos. Algunas son incluso diversión. Tu esposo puede ayudar en cada una de ellas, o puede alternar contigo.
4. Pídele en forma inteligente que participe y asígnale tareas específicas: "¿podrías revisar con fulano su tarea de matemáticas mientras yo preparo la cena?" O "por favor lee con sutana el capítulo del libro tal mienrtas baño al bebé y lo pongo a dormir". O "mi amor, por favor revisa con los niños que tengan sus mochilas listas para mañana mientras yo recojo la cocina".
5. Hazle sentir que su participación está haciendo la diferencia en la educación de tus hijos, que valoras que se involucre y que tu relación con él es lo más importante (también está comprobado que mientras mejor la relación de la pareja, más proclivos son los hombre a participar en todo lo que tiene que ver con los niños, sea en el plano académico o no.
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