Hace unos años comenzó a circular la idea de que los niños atípicos en sus niveles de desarrollo de ciertas habilidades, como la concentración, la comunicación, y la conexión social, entre otras, eran afectados por el consume de gluten y caseína, dos proteínas que forman parte de la dieta tradicional. Se han realizado diferentes estudios y, aunque sí se ha validado en cierta medida esta afirmación, no ha habido respuestas contundentes.
Muchas mamás aseguran que sus niños han mejorado cuando comenzaron a evitar que comieran los alimentos que tenían estas proteínas, siguiendo una dieta conocida por las iniciales GFCF, es decir Gluten -Free y Casein-Free.
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El gluten se encuentra en los alimentos transformados a base de trigo y de otros granos de la misma familia, como la cebada, la avena y el centeno. Esta proteína le da elasticidad a la masa, la hace aumentar volumen en el calor, y le permite mantener su forma. Por su parte, la caseína está en todos los productos lácteos. Se encuentra en cualquier leche, ya sea de vaca, oveja, cabra, y también se encuentra en la leche materna. El azúcar, la soja y los colorantes también son desaconsejados.
Aunque como te expliqué, no hay estudios concluyentes, yo te puedo hablar por mi propia experiencia. El comportamiento de mis hijos mejoró desde que eliminé estos componentes de su dieta y hasta mi marido y yo nos sentimos más saludables. La teoría es que algunas personas, en especial niños con autismo, Aspergers, o el déficit de atención, entre otros diagnósticos, tienen dificultades para procesar estas proteínas.
Si quieres adoptar esta dieta, toma en cuenta esto:
1. No es fácil. Aunque acá en Estados Unidos hay muchos alimentos sin gluten, hay que estar muy pendiente con la contaminación.
2. Hay que pasar por una desintoxicación. Las primeras tres semanas puede parecer que tu niño está peor. Lo que sucede es que tanto el azúcar como el gluten y la caseína generan una especie de adicción.
3. Va a ser complicado que te entiendan. Muchos latinos igualan la palabra dieta con adelgazar. Te van a insistir en que un caramelito nunca le hizo mal a ningún niño, pero no le hagas caso. Si crees que puede ayudar a tu pequeño sé firme.
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