Mi hija, Claudia, es cuatro años menor que su hermano Brandon. Ellos han sido muy cercanos y mi corazón se alegra cuando veo cómo se comportan de bien el uno con el otro. Sé que tengo mucha suerte. Tal vez es por la diferencia de edad o porque no son del mismo sexo, pero ha habido muy poca rivalidad de hermanos entre ellos.
Brandon es un gran jugador de baseball. Cuando tenía cinco años, empezó a jugar con el equipo infantil de nuestra ciudad y cuando tenía ocho o nueve años ya estaba jugando con equipos que viajaban. Ahora que es mayor, él juega en su escuela secundaria y en una liga de verano.
Durante muchos años, nuestra vida giraba alrededor de Brandon y el baseball. Era la manera en la que compartíamos tiempo juntos en familia. Todos los fines de semana eran llenos de baseball. Generalmente, los partidos eran en el área, pero a veces viajábamos distancias un poco largas e incluso nos quedábamos en hoteles con el equipo. A Claudia le encantaban esos viajes. Ella era la fan #1 de su hermano y siempre encontraba otro niño para jugar.
Nunca se me va a olvidar una vez en la que Brandon tenía 12 o 13 años. Era un largo juego y hacía calor. La regla del equipo era no comer en el banquillo, pero Claudia tenía mucho hambre y asumió que su hermano también. Claudia buscó en mi bolso y sacó una bolsa de Trail Mix que yo había preparado y que llevaba en mi bolsa. Como pudo, llegó al banquillo y se la dio a su hermano. Como ella era pequeña, tierna y determinada, el entrenador no dijo nada más que: "Brandon, ¿vas a compartir los bocadillos que hizo tu hermana?"
Brandon tomo un puñado del Trail Mix (hecho con su ingrediente favorito: Forasted Flakes) y le pasó el paquete a sus compañeros de banco, los dos hermanitos estaban radiantes y orgullosos.
Ese es uno de mis recuerdos favoritos de mis hijos.
Claudia ahora tiene 12 años y, por primera vez, este verano fue difícil convencerla de que nos acompañara a los partidos. Ella juega fútbol y es voluntaria en el refugio de animales de la ciudad. También se está empezando a interesar más en su propia vida social y menos en ver a Brandon en "sus aburridos partidos de baseball".
Aunque me rompe el corazón oírla hablar así, sé que es totalmente normal para su edad y que eso no significa que quiera menos a su hermano. Yo sabía que tenía que agradecer por todos esos años que compartimos como familia, y también sabía que la dinámica iba a cambiar, pero no el amor.
La semana pasada, Brandon estaba jugando en un torneo de baseball que es bastante importante. Fue seleccionado para jugar con otras estrellas del estado y estaba muy feliz.
La noche anterior, durante la comida, Claudia dijo: "Espero que no estés pensado que voy a ir".
Yo estaba destrozada al ver la expresión en la cara de Brandon.
"No tienes que ir", dijo Brandon amablemente, "no es muy importante".
Claudia se debió haber dado cuenta de cómo me sentí por que no hubo necesidad de decir nada. Esa misma noche, un poco más tarde, Claudia fue a la cocina.
"Mami," dijo, "quiero sorprender a Brandon mañana e ir al partido."
Le di un gran abrazo con lágrimas en los ojos y le dije que estaba orgullosa de ella. Le dije que era muy importante estar ahí para la familia, especialmente cuando no quieres estar.
"¡Le va a encantar!" Le dije.
"No le va a importar," respondió ella. Pero las dos sabíamos que sí le iba a importar.
A propósito, mami, ¿te acuerdas de ese Trail Mix con Frosted Flakes que hacías antes?
Las dos sonreímos y empecé a buscar los ingredientes en los cajones. No tenía coco, así que lo hice sin coco pero sabía igual de bien.
Al final del partido, en el que Brandon jugó maravillosamente bien, Claudia caminó a donde estaba él y enfrente de todos sus compañeros, le dio un gran abrazo.
Luego, le dio la bolsa de Trail Mix.
Creo que voy a recordar la cara de los dos en ese momento por el resto de mi vida.
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