La escuela secundaria –y la adolescencia en general– puede ser un momento confuso tanto para los niños como para los padres. Has pasado los últimos 15 años más o menos moldeando a tu hijo para que sea una persona respetable responsable, pero al mismo tiempo él es todavía un niño y tiene mucho que aprender. Cuando se trata de la escuela, puede ser tentador ceder las riendas totalmente, suponiendo que, después de una década de educación formal, tu hijo debe tener las cosas bajo control, pero ese no es necesariamente el caso.
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Tienes que seguir siendo la fuerza conductora en la vida de tu hijo, especialmente cuando se trata de la escuela y la seguridad. Sigue leyendo para que descubras algunos de los errores más comunes que cometen los padres de estudiantes de secundaria.
1. No seguir involucrados en su educación. Incluso los estudiantes que sacan puras "A" pueden desviarse del camino en la escuela secundaria, donde por lo general van a encontrar todo un nuevo grupo de amigos, a tener más libertad y un montón más de actividades extracurriculares en las cuales participar, lo cual significa una gran cantidad de distracciones. Es importante que continúes supervisando su trabajo escolar y que te asegures de que todas las tareas se terminan diariamente y se están entregando a tiempo.
2. No estar conectada con los funcionarios escolares. Una parte de mantenerse involucrados es mantenerse en contacto con los maestros y otros funcionarios de la escuela. Asegúrate de que estás presente en las noches de regreso-a-la-escuela, las noches de padres y las reuniones de padres/maestros, y de que siempre acudes a los profesores en cuanto surge un problema, y también de que respondesr con prontitud a cualquier correspondencia de los maestros. Se necesita una aldea para criar a un niño y eso no termina en la escuela media.
3. No hacer seguimiento de las redes sociales. Las redes sociales son una buena forma de supervisar lo que tus hijos están haciendo dentro y fuera del aula. Asegúrate de que tienes los datos de ingreso de tu hijo a todos los sitios de redes sociales de los que es miembro (no se trata sólo de Facebook), y de que los revisas con regularidad. No es espiar, es ser una buena madre. Hasta a los niños buenos se los puede encontrar actualizando su estado durante la clase –un hábito que no te conviene dejar pasar–.
4. No establecer reglas firmes. Por supuesto, le debes permitir a tu estudiante de secundaria un poco de libertad y un poco de independencia – pero debe estar dentro de los límites de un conjunto de reglas claramente definidas. Tu hija siempre debe saber con un 100 por ciento de claridad con quién puede reunirse, cuándo se espera que esté en casa, cuándo debería ponerse en contacto contigo, y cuánto se le permite alejarse de casa.
5. No hacerle saber las expectativas. Asegúrate de que tu hijo sepa lo que esperas de él tanto conductual como académicamente. Si tu niño no sabe explícitamente lo que está bien y lo que no, puedes estar segura de que pondrá a prueba los límites. Y él no va a estar equivocado cuando diga, "Ah, bueno, no me dijiste que esperabas puras Bs…"
6. No hablar con tu hijo adolescente. La mayoría de los adolescentes no están demasiado interesados en tener largas conversaciones con sus padres, pero eso no significa que tú dejes de hablar. Como madre es tu trabajo iniciar la conversación cuando sientas que no sabes lo que está pasando en el mundo de tu niña. Por lo general hay bastante de qué hablar, pero tu hija es muy tímida o está demasiado ocupada, avergonzada, asustada, etc. para hablarte. Estoy segura de que preferirías ser tú quien ayude a tu hija a resolver sus problemas en lugar de que sean sus pares quienes le suministren toda la información. Hazle saber que estás ahí y mantén abiertas las líneas de comunicación.
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