Cuando estaba por nacer mi hijo menor, me encontré en una convesación con un amigo psicólogo sobre qué podría hacer para minimizar el impacto de la llegada del bebé en mi niño mayor, que ya tenía tres años y medio. Sus palabras me dejaron aterrada en el momento, pero me ayudaron a entender la situación. "Imagínate cómo te sentirías tú si tu esposo de repente trajera a una segunda mujer con tus mismos derechos y hasta más necesidades a tu casa", me señaló.
A los que tenemos hermanos pequeños se nos olvida cómo se siente esto y, como papás, pocas veces estamos preparados para ayudar a nuestros chicos a manejar sus emociones. En esto están Gabriel Soto y Geraldine Bazán. La artista confesó que su niña grande la está pasando difícil.
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En una reciente entrevista, reproducida por Radio Fórmula__*,*__ Geraldine confesó que Elissa Marie, su hija mayor, de cinco años, está resintiendo un poco la atención que recibe su hermanita Alexa, de apenas cuatro meses. "Ella está muy contenta con su hermana, pero a veces le cuesta", confesó la artista.
"Gabriel y yo estamos haciendo todo lo posible para hablarle sobre sus sentimientos y demostrarle con hechos que los papás tienen suficiente amor para sus hijas", declaró. Ay pobres, eso es tan difícil. La verdad es que sí uno los ama igual a los dos y hasta en mayor medida. Yo sentí cuando nació mi segundo hijo que mi amor por ellos no se había duplicado, si no multiplicado.
Sin embargo, manejar los celos no es para débiles de espíritu. Me consta, que llevo años en esa lucha. Así que les dejo a los Soto-Bazán unos consejitos que a mí me han ayudado.
1. Si hay que escoger entre la chiquita y la grande, y no es algo de vida o muerte, lo mejor es prestarle atención a la grande primero. Un pañal sucio no va a mutar en los cinco minutos que pierdan buscando la camiseta de bailarina que precisa la mayor. La pequeña no tiene ni idea de lo que está pasando, la grande puede que recuerde ese momento de por vida.
2. Los regalos para la recién nacida deben ser para las dos. No tiene sentido fomentar los celos por cosas materiales. No tienen que ser del mismo valor. Una niña va a ser feliz con un libro de colorear, aun cuando a su hermana le den una carriola.
3.A repartir los piropos y alabanzas por igual. Los adultos nos derretimos por las gracias de los bebés y cuando los niños van creciendo ya no los celebramos tanto.
Y, ante todo, mucha paciencia y sentido del humor. Todo esto es normal y las niñas son dos muñecas.
Imágenes vía Geraldine Bazán/Instagram