Cuando Ana Pérez se subió al largo trayecto de autobús, que la llevaría desde El Paso hasta Los Ángeles, jamás se hubiese podido imaginar que en medio del camino tendría una experiencia que la haría famosa. Estoy segura de que lo debe haber pensado mil veces antes de hacer el viaje. Llevar a una bebé de 12 semanas en los brazos por tantas horas no es fácil. Sin embargo, sabía que no tenía que preocuparse por alimentación, pues la estaba amamantando. Y justamente eso estaba haciendo cuando el chofer comenzó a perder el control del vehículo.
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Estaba alimentando a su hija, cuando el autobús empezó a bambolearse. En la vía habían unos grandes tubos de construcción, que habían quedado de un terrible accidente. Un camión de carga había chocado y algunos de los tubos que llevaba cayeron al pavimento. No hubo forma de frenar a tiempo.
El autobús derrapó y se volcó. "Fue muy, muy horrible", contó Pérez. "Fue horrible. No la solté". En una entrevista contó que puso su cuerpo como un caparazón sobre su hijita Daniela, cerró los ojos y se encomendó a Dios.
Cuando abrió los ojos se encontró con una escena terrible. Las dos personas que tenía al lado estaban muertas y ellas atrapadas dentro del vehículo que había quedado como una lata de sardinas. "Fue un milagro, un verdadero milagro", agregó la mamá, quien fue rescatada por una ventana.
¿Quién hubiera dicho que el dar pecho servía hasta para salvar la vida milagrosamente en accidentes? ¡Se ve que los ángeles estaban con ellas!
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