Porque soy una optimista empedernida, de esas que miran el vaso medio lleno en lugar de medio vacío, y porque estoy convencida de que lo único que no tiene solución es la muerte, soy de las que vive según el viejo adagio que reza: la esperanza es lo último que se pierde. Y aunque hay circunstancias en las que hay que estar preparado para lo peor, soy de las que siempre espera lo mejor.
Y lo mejor fue lo que le ocurrió a Nicole Malloy, de 22 años y quien después de haberse tratado un tumor cerebral cuando tenía apenas 11 añitos, los médicos le dijeron a sus padre que la niña nunca podría ser mamá porque había quedado estéril.
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El agresivo tratamiento para curar a Nicole del cáncer cerebral, incluyó además de cirugía, varias sesiones de radioterapia. Como resultado de las radiaciones, los doctores concluyeron en que cuando se hiciera mujer, no podría ser madre.
El año pasado, Malloy fue al médico para que le hicieran una evaluación rutinaria. Iba medio asustada, porque cuando se ha tenido cáncer, el miedo a que la enfermedad regrese siempre está latente.
Cuando los doctores le dijeron que habían encontrado algo inesperado, Malloy entró en pánico pensando que el cáncer había vuelto. Y cuál no sería su sorpresa cuando le dijeron que estaba embarazada y que tenía 19 semanas de gestación.
Aunque obviamente el embarazo no fue planeado, Malloy tomó la noticia de su próxima maternidad como el mejor regalo que le ha dado la vida y adivina qué: su bebé llegó al mundo con unas semanas de anticipación, el pasado 3 de diciembre.
Denny, que es como se llama la criatura, pesó 5 libras y 12 onzas, y a pesar de los problemas de salud que tuvo su mamá en el pasado, vino al mundo saludable y hoy es un rozagante bebé de 4 meses.
Para Malloy, Denny es su milagro personal. Cuando le hicieron el tratamiento de radioterapia sus hormonas fueron afectadas y se le interrumpió su ciclo menstrual. Incluso los médicos le dijeron que tendría una menopausia temprana, tuvo problemas de equilibrio y toda clase de complicaciones.
Y ahora ha sido bendecida con un hijo. Bien por ella. ¡Qué alegría!
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