Te cuento amiga que cuando vi las fotos de lo que hizo este papá con la habitación de su hija adolescente se me salieron las lágrimas… pero de la risa. Y que lástima que vivo en un condominio y no puedo adoptar una medida tan extrema (sin molestar a mis vecinos) para que mis hijos, quienes aún no han entrado en la adolescencia, mantengan su cuarto ordenado. A ver qué piensas tú de lo que hizo este hombre…
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Cuando Haley, la hija adolescente del papá de esta historia, regresó del colegio se encontró con que frente al garaje de su casa, a la vista de propios extraños había un gran letrero en el que se leía "La próxima vez, LIMPIA". Pero eso no es nada.
Detrás del letrero de grandes proporciones, en el que también se leía "La habitación de Haley fue mudada", estaba la cama sin tender de la muchacha, su desordenado escritorio, su mesita de noche, el armario con sus libros, todo, absolutamente todo lo que Haley tenía en su cuarto.
El papá de Haley, quien además es soldado, recurrió a esta medida extrema hastiado de que el cuarto de la niña siempre estuviese "inhabitable" con tanto desorden, así que decidió darle un escarmiento.
La verdad es que si yo pudiera, haría lo mismo. Después de haber logrado en una época que mis hijos hicieran sus camas y recogieran su ropa sucia, siento que han involucionado y para no amargarme la vida decidí hacerme la vista gorda.
¿El resultado? Un desastre porque ahora el cuarto que comparten es un auténtico chiquero (que es como le decimos en Venezuela al lodazal donde retozan los puercos, y perdón por usar esta metáfora tan asquerosa).
Al igual que Haley, mi hijo de 10 años está en el cuadro de honor de su escuela, pero no es "capaz" de poner las medias sucias en el cesto de la ropa para lavar. Y al igual que el papá de Haley me pregunto ¿cómo alguien que se esfuerza y trabaja tan duro en el colegio puede ser tan descuidado con su cuarto?
Y si es por el de 12 años, quien es un auténtico "dandy" y es incapaz de ir a jugar básquetbol sin antes darse una ducha y ponerse colonia, duerme con la laptop de la almohada, en una cama que solo se tiende el día que se cambian las sábanas.
En el caso de Haley, ya su papá le había advertido que iba a empezar a tratarla como un soldado si no arreglaba su cuarto y eso fue lo que hizo.
Aunque la medida es extrema y quizá eso de lavar los trapitos sucios fuera de casa no sea muy ortodoxo que se diga, me imagino que ahora Haley entenderá que su papá habla en serio y que no puede vivir en medio del desorden.
El final feliz de esta historia es que, aprovechando que la habitación de Haley estaba vacía, su papá la pintó y así por lo menos la jovencita tendrá el estimulo de mudarse a un cuarto "fresco" y tal vez esto la inspire para mantenerlo limpio y ordenado.
Imágenes vía Thinkstock, 11 Aliv