Las ventajas de averiguar el sexo de tu bebé antes de que nazca

Las dos veces que me embaracé, no había llegado la semana 16 de gestación, cuando me instalaba en el consultorio de mi obstetra para que me dijerasi mi bebé era varón o hembra. Los dos resultaron varones y yo disfruté un mundo buscándoles nombre, decorándoles su cuarto con "colores de varón", comprando ropa de niño, carritos, avioncitos. Mi compadre, el padrino de mis dos hijos, y su esposa, optaron por no saber. Son tan conservadores que hicieron como la gente de antes, cuando no había exámenes de ultrasonido que revelaran la incógnita. Tienen dos hijos y en ambos casos esperaron el día del alumbramiento para saber…

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Como soy partidaria de que pongamos los avances de la ciencia para mejorar nuestra calidad de vida en todos los sentidos, incluso para satisfacer la más natural de las curiosidades y como además soy curiosa porque soy mujer y además porque soy periodista, ni modo que iba a esperar nueve meses para saber el sexo de mis bebés.

Pero entiendo que hay quienes prefieren la sorpresa y para quienes parte del goce de la dulce espera consiste precisamente en "no saber" de qué va el "paquetico" que crece en el vientre materno.

Ahora bien ¿qué es lo mejor? Pues lo que tú y tu marido decidan. Según leí aquí, no hace ninguna diferencia, en lo que al bebé se refiere, saber o no el sexo de la criaturita.

Saber o no saber no representa ninguna ventaja para el hijo por nacer. Creo que es más bien un asunto de nosotros los padres. Yo a mis hijos los nombre Andrés y Tomás el mismo día que supe que eran varones, después tuve cinco meses para decidir el segundo nombre.

Pero aparte de que hablaba con ellos llamándolos por su nombre de pila (antes de llevarlos a la pila bautismal), y de que todas mis amigas enloquecieran comprándoles ropa y juguetes de varón, saber o no saber no cambió nada ni marcó ninguna diferencia.