Cuando te toca, te toca. Ya he escrito historias de bebés que han nacido en el cuarto de baño de un McDonald's, o en una librería Barnes and Noble. Pero de verdad llevaba rato sin enterarme de ninguna criatura que hubiera nacido recientemente en un avión. Cuando era pequeña siempre tuve la idea de que si alguien nacía en pleno vuelo, jamás tendrías que pagar un boleto de avión porque la aerolínea te premiaba con tickets para viajar gratis toda la vida. ¿De dónde saqué eso? No me preguntes, pero sigue leyendo porque la de hoy es la historia de un parto de película en un vuelo comercial.
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La feliz mamá es una mujer marroquí de 33 años, quien viajaba en un vuelo comercial de Royal Air Maroc, en el que viajaba desde su ciudad natal, Casablanca en Marruecos hasta Montreal en Canadá.
Por fortuna la mujer iba acompañada de su esposo. Poco después de que la aeronave despegara, comenzó a sentir los dolores de parto. Las contracciones eran cada vez más seguidas. Rompió fuente y en cuanto avisaron a las azafatas, se organizó un equipo para atender la emergencia.
Las azafatas y sobrecargos reciben entrenamiento en materia de primeros auxilios, resucitación y están en capacidad de atender un parto normal, como lo fue el de esta afortunada mamá que dio a luz una niña perfectamente sana a más de ¡30 mil pies de altura!
Para mayor fortuna de la parturienta, en el vuelo también venía una enfermera registrada canadiense ya jubilada quien también puso su granito de arena para que al bajarse del avión la feliz mamá pudiera llevar a su bebita en brazos.
Ni qué decir que cuando la bebé nació, todos los pasajeros celebraron con un buen aplauso. Todo ocurrió de una forma tan natural y fluida que no hubo necesidad de desviar el vuelo ni causar contratiempos a los demás pasajeros.
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